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Cataluña pierde definitivamente los 8 apellidos catalanes; el origen de la población es cada vez más diverso.

Solo el 36% tiene a los dos padres nacidos en la comunidad; Cataluña pasó de ser una tierra de "acogida" a una tierra de "inmigrantes", de acuerdo a experto.

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Imagen de Barcelona, España.
Barcelona, España.
Foto: AFP.

Bernat Coll / El País de Madrid
Si el cineasta Emilio Martínez-Lázaro se propusiera hacer una secuela de Ocho apellidos catalanes (2015) basada en hechos reales, lo tendría cada vez más difícil. Únicamente 2,5 de los 8 millones de habitantes de Cataluña tienen los dos padres nacidos en la comunidad, según un informe publicado este lunes por el Centro de Estudios Demográficos, perteneciente a la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB). El aumento de la inmigración en este siglo XXI culmina el proceso de transformación demográfico iniciado a mediados de siglo pasado. Del “Cataluña, tierra de acogida” se ha pasado al “Cataluña, tierra de inmigrados”, concluye Albert Esteve, director del CED.

La demografía catalana está marcada por cuatro grandes oleadas migratorias en los últimos 100 años: las dos primeras corresponden al siglo XX (1910-1929 y 1950-1976), protagonizadas por inmigrantes procedentes del resto de España; las dos últimas (2000-2008 y 2016-2022), por la inmigración internacional. El conjunto de la migración del siglo XXI ha sido el empujón final para que Cataluña haya pasado de los seis a los ocho millones de habitantes. “Sin ese peso tan extraordinario de las migraciones no se entendería la evolución demográfica del país, pero tampoco la económica, social o cultural”, remarca el estudio.

El origen de la población desvela una Cataluña cada vez más diversa: unos 2,8 millones (36% del total) son nacidos fuera de la comunidad y otros 2,3 millones (29%) tienen como mínimo uno de sus progenitores de fuera. En total, el porcentaje de inmigrantes y descendientes alcanza el 65% de la población. “Si añadiéramos una tercera generación de nacidos en Cataluña con algún abuelo nacido fuera, alrededor de tres de cuatro catalanes serían producto directo o indirecto de la inmigración del siglo XX y XXI”, subraya el estudio. Esteve remarca que los inmigrantes o sus descendientes ya representaban un porcentaje similar en la última mitad del siglo XX.

“Con una definición restrictiva de lo que es ser o no ser catalán, la población catalana quedará reducida a una etnia minoritaria en su territorio”, analiza un experto

Ante el auge del debate migratorio y los discursos xenófobos en una parte de la política catalana, los expertos apelan a la tradición demográfica. “En Cataluña ha subido el discurso antimigratorio cuando la tradición refleja que es una tierra de migraciones”, analiza Andreu Domingo, experto y subdirector del CED. “Y si se hace una definición restrictiva de ser o no ser catalán, la población catalana quedará reducida a una etnia minoritaria en su propio territorio”, avisa Domingo.

Cuestionado sobre los retos sociales en materia de cohesión, Domingo cambia el foco. No es una cuestión de origen, sino de desigualdad económica. “La cohesión no está en riesgo por la diversidad, sino por la desigualdad. Estamos viendo el fin de la movilidad ascendente, los hijos tienen más dificultades para ascender de clase y estamos entrando en una crisis del modelo social”, alerta el experto. El mercado nacional, añade, se ha polarizado, y los empleos mejor renumerados (...) son cosa de la población nacional; mientras que en los trabajos menos remunerados se contrata a migrantes.

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