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Boric: dos años como presidente de Chile y una gestión marcada por intentos frustrados de reforma constitucional

El mandatario logró la aprobación de las 40 horas laborales, un aumento histórico del salario mínimo, tuvo que enfrentar incendios históricos y lidiar con escándalos de corrupción.

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Gabriel Boric.
Gabriel Boric.
Foto: Pablo Vera/AFP.

Agencia EFE
El presidente chileno, Gabriel Boric, cumple hoy lunes dos complejos años en el poder, marcados por el fracaso constitucional y la ola de incendios más mortífera de la historia, y con deberes de su ambiciosa agenda de cambios pendientes de cumplir.

Boric, que se instaló en La Moneda el 11 de marzo de 2022, tras una dura contienda con la ultraderecha, llega al ecuador de su mandato con un liderazgo debilitado, una aprobación que no consigue levantar y con mucho más reconocimiento fuera que dentro de su propio país. “Desde fuera se lo valora más en sus intentos de buscar una reconciliación después de un largo tiempo de polarización”, dijo Anna Ayuso, investigadora del CIDOB, un centro de pensamiento en relaciones internacionales de Barcelona.

Tras dos intentos de cambio fallidos, Chile optó en diciembre por mantener la Constitución actual, heredera de la dictadura (1973-1990). Sin margen para una tercera oportunidad, Boric señaló que “las urgencias” ciudadanas cambiaron y mencionó sus reformas estrella -la de pensiones y la tributaria- y el crecimiento económico tras un año con nulos resultados.

Cambios

Boric gobierna con un Congreso muy fragmentado, donde su coalición está en minoría y en el que mantiene un pulso permanente con la oposición, que ha obstaculizado los avances de sus proyectos. “Es poco probable que salgan adelante por el desgaste del Ejecutivo y el nivel de polarización del sistema político chileno, que forma parte de un ‘clima de época’ que atraviesa la región y otras partes del mundo”, sostuvo el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-Chile), Fabricio Franco Mayorga.

En cambio, el gran tema que la oposición logró instalar con fuerza fue la seguridad, por el aumento del crimen organizado en el país que, si bien se mantiene entre los más seguros de la región, ha registrado un alza considerable de los crímenes violentos. “Hemos reordenado nuestras prioridades y lo seguiremos haciendo”, dijo Boric en junio durante su discurso de la Cuenta Pública.

Para Anna Ayuso, si bien en materia de seguridad Boric es “más moderado” que otros líderes latinoamericanos, “su problema es que no contenta a nadie”: ni a quienes piden más mano dura contra la delincuencia, ni a quienes rechazan el exceso de punitivismo.

Logros y manchas

Boric, que sí logró aprobar las 40 horas laborales y un aumento histórico del salario mínimo, ha destacado por la defensa de los derechos humanos.

Impulsó un inédito plan de búsqueda de víctimas desaparecidas durante la dictadura y ha criticado duramente los regímenes de Venezuela y Nicaragua y se ha posicionado contra la ofensiva israelí en Gaza. En ese sentido, para Benjamin Gedan del Wilson Center de EE.UU., Boric representa “un nuevo tipo de liderazgo de la izquierda a nivel internacional”.

La mancha más grande que enturbia su gestión se reveló en junio, con el “Caso Convenios”, una trama de supuestas irregularidades en el traspaso de subvenciones públicas a fundaciones privadas.

El escándalo costó a Boric uno de los momentos más duros: la renuncia del exministro de Desarrollo Social e íntimo amigo, Giorgio Jackson, fundador del partido de la coalición gubernamental Revolución Democrática (RD), vinculado a una de las fundaciones. Esto abrió un problema de legitimidad y confianza que perseguirá al oficialismo durante su mandato, según analistas.

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