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Biden convence al G7 para lanzar plan de infraestructura que contrarreste inversión de China

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La Reina Isabel II está en el centro de la foto del Grupo de los 7 junto a los líderes de las naciones más ricas del mundo que deliberan en el Reino Unido. Foto: AFP
TOPSHOT - Britain's Queen Elizabeth II (C), poses for a family photograph with, from left, Germany's Chancellor Angela Merkel, President of the European Commission Ursula von der Leyen, France's President Emmanuel Macron, Japan's Prime Minister Yoshihide Suga, Canada's Prime Minister Justin Trudeau, Britain's Prime Minister Boris Johnson , Italy's Prime minister Mario Draghi, President of the European Council Charles Michel and US President Joe Biden, during an evening reception at The Eden Project in south west England on June 11, 2021. - G7 leaders from Canada, France, Germany, Italy, Japan, the UK and the United States meet this weekend for the first time in nearly two years, for three-day talks in Carbis Bay, Cornwall. (Photo by JACK HILL / POOL / AFP)
JACK HILL/AFP

CUMBRE EN REINO UNIDO

El plan quiere ser una alternativa al proyecto chino que pretende revitalizar la iniciativa conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, convenció al resto de líderes del G7, reunidos en una cumbre en Carbis Bay (Reino Unido), para lanzar un gran plan de infraestructuras que contrarreste el avance de China.

En ese sentido, los dirigentes del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, Francia, Reino Unido y Japón más la Unión Europea) acordaron ayer sábado lanzar la iniciativa Build back better for the world (Reconstruir mejor para el mundo) para “responder a las necesidades tremendas de infraestructuras en los países de ingresos medios y bajos”, informó la Casa Blanca en un comunicado. En concreto, el plan irá dirigido a naciones de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.

El plan quiere ser una alternativa al proyecto chino One Belt, One Road (Una ruta, un cinturón), que pretende revitalizar la iniciativa conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa.

Anunciada en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, tiene como objetivo construir puertos, carreteras y ferrocarriles para crear nuevos corredores comerciales que unan China con Europa, África y otras partes de Asia.

Inmerso en plena disputa con Pekín por la hegemonía mundial, Estados Unidos busca impulsar una réplica occidental y presenta el plan de infraestructuras como “una colaboración entre las grandes democracias para llevar a cabo un proyecto guiado por los valores, con altos estándares y transparencia”.

Funcionarios de alto rango del Ejecutivo de Estados Unidos precisaron en una conversación telefónica con periodistas tras el anuncio que esta propuesta busca la manera de ofrecer algo al mundo en desarrollo, pero que no se quiere “forzar a los países a que hagan una elección”.

“Es más una especie de reconocimiento de que todavía hay una brecha enorme de infraestructuras a nivel global”, explicaron.

El plan “ayuda a estrechar las necesidades de más de 40 billones de dólares en infraestructuras que necesita el mundo en desarrollo, y que se ha visto exacerbado por la pandemia de COVID-19”, informó la Casa Blanca.

La propuesta estadounidense pretende movilizar capital del sector privado para impulsar proyectos en cuatro ámbitos: el clima, la seguridad sanitaria, la tecnología digital y la igualdad de género, además de contar con inversiones de instituciones financieras.

Biden está poniendo el foco sobre China, que se ha convertido en el gran rival de Estados Unidos, durante esta cumbre de los líderes de las democracias más industrializadas del mundo.

Los líderes de las naciones democráticas más ricas del mundo y sus invitados reunidos en Cornualles. Foto: AFP
Los líderes de las naciones democráticas más ricas del mundo y sus invitados reunidos en Cornualles. Foto: AFP

Los funcionarios de la Casa Blanca reconocieron en la conversación que ha habido “algunas diferencias de opiniones” entre los líderes del G7 sobre las características de la respuesta ante Pekín.

En ese sentido, aseguraron que el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha apoyado a Biden, junto con el jefe del Gobierno de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Pero los funcionarios destacaron que “hay un amplio espectro de acuerdo sobre ideas para hacer algo distinto desde el punto de vista de las infraestructuras y lanzar una oferta positiva para el mundo en desarrollo”.

Enfoque.

Esta es la primera vez que las naciones más ricas del mundo discuten la organización de una alternativa directa al plan del presidente de China, Xi Jinping, de préstamos e inversiones, que se extiende por África, Latinoamérica y, en varias zonas, por Europa. Pero, la Casa Blanca no mencionó ningún compromiso financiero.

El presidente Biden hace del desafío a una China en ascenso y a una Rusia disruptiva, el punto central de su política exterior destinada a fortalecer a las democracias alrededor del mundo como un baluarte contra el avance del autoritarismo.

Por su parte, China ha calificado de pobre la respuesta de Estados Unidos a la pandemia del COVID-19, y expuesto la división en la sociedad estadounidense -sobre todo el asalto al Capitolio el 6 de enero de este año- como señales del fracaso de la democracia.

En tamaño y ambición, el plan impulsado por China supera ampliamente al Plan Marshall, el programa que aplicó Estados Unidos para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.

En la cumbre del G7, las discusiones que se produjeron ayer sábado dejaron en evidencia los diferentes enfoques que se presentan en Occidente respecto de ver a China como socio, competidor, adversario o directamente como amenaza a la seguridad.

El plan anunciado por la Casa Blanca parece unir programas existentes en Estados Unidos, Europa y Japón, junto con la exhortación a las inversiones del sector privado.

Boris Johnson y el presidente Joe Biden se reunieron ayer por primera vez para firmar una nueva Carta del Atlántico. Foto: AFP
Boris Johnson y el presidente Joe Biden. Foto: AFP

En términos generales, los líderes del G7 coinciden en que China usa su estrategia de inversiones para impulsar empresas propiedad del Estado y construir una red de puertos comerciales, así como extender sistemas de comunicaciones que le permitirán ejercer un control significativo.

Pero, funcionarios jerárquicos que participaron de la cumbre del G7 indicaron que Alemania, Italia y la Unión Europea (UE) están preocupados por poner en riesgo sus enormes acuerdos comerciales y de inversiones con Pekín o acelerar una situación que tiene de manera creciente el tono de una nueva Guerra Fría.

Biden expuso su argumento de que la lucha en la era posterior a la pandemia será entre las democracias y los regímenes autócratas.

Diálogo.

En el marco de la cumbre del G7, hubo otro hecho destacado. Biden y su par Macron mostraron ayer sábado su buena sintonía al inicio de un encuentro bilateral, en el que el estadounidense describió a la UE como una entidad “dinámica y fuerte”.

Ambos celebraron esta reunión bilateral en los márgenes de la cumbre del G7, que durará hasta hoy domingo, en Carbis Bay (en el suroeste del Reino Unido). Aparecieron ante las cámaras de televisión y los fotógrafos sentados al aire libre con la playa de fondo.

El presidente de Estados Unidos opinó que la “UE es una entidad dinámica y fuerte, lo que está muy relacionado con la capacidad de Europa Occidental no solo de manejar sus propios asuntos económicos, sino también de proporcionar la columna vertebral y apoyo a la OTAN”. En ese sentido, subrayó de manera contundente que su país cree en la cohesión de la OTAN.

Y reiteró, como lleva diciendo desde hace días, que “Estados Unidos está de regreso”, es decir, que ha vuelto a sus aliados tradicionales, después de las polémicas ocasionadas por su predecesor, Donald Trump.

Por su parte, Macron, que habló en inglés, destacó la importancia de que Estados Unidos tenga a un presidente “muy dispuesto” a cooperar: “Creo que usted ha demostrado que el liderazgo es colaborar”, enfatizó. El mandatario galo recordó que esa cooperación es necesaria para hacer frente a calamidades como la pandemia o la crisis climática.

Desde su llegada al Reino Unido, Biden ha hecho hincapié en su afán de regresar al multilateralismo y la colaboración con los aliados tradicionales de Estados Unidos.

En un comunicado emitido tras la reunión bilateral, la Casa Blanca explicó que ambos mandatarios hablaron de la labor para fortalecer y modernizar la OTAN, y de la “cooperación bilateral estrecha” en materia antiterrorista, en zonas como el Sahel.

Isabel II llega al encuentro con los líderes mundiales. Foto: AFP
Isabel II llega al encuentro con los líderes mundiales. Foto: AFP

Asimismo, conversaron sobre prioridades de política exterior, como China y Rusia.

Por otro lado, reafirmaron su compromiso para reformar el sistema internacional de impuestos y abordar algunas de las desigualdades originadas por la globalización.

Y departieron sobre sus esfuerzos para acabar con la pandemia, como su participación en el compromiso del G7 de donar vacunas a países que las necesitan, y de reconstruir “una seguridad sanitaria global mejor” para el futuro.

Biden manifestó su aprecio por el liderazgo de Francia en asuntos climáticos a través del Acuerdo de París.

La visita de Biden al Reino Unido es la primera escala de su primera gira internacional, que le llevará también a Bruselas para participar mañana lunes en la cumbre de la OTAN y un día después en otra entre Estados Unidos y la próximo miércoles en Ginebra con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Los dos mantienen discrepancias profundas sobre problemas internacionales.

Vacunas, clave del crecimiento

“Para que la economía se recupere tenemos que administrar inyecciones a la gente y eso es lo que permitirá estimular el crecimiento”, dijo la directora general de la Organización Mundial de Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala en un encuentro virtual con periodistas en la cumbre del G7. “Vemos que América Latina y África, en particular, se están quedando rezagadas”, alertó y comparó esa trayectoria con la línea ascendente de Estados Unidos y Asia. Las diferencias están estrechamente vinculadas con la desigualdad en el acceso a los preparados contra el COVID-19, afirmó Okonjo-Iweala, quien consideró que “la política de vacunas es política comercial”.

El organismo multilateral ve una “robusta” reactivación del mercado mundial, que rondará el 8 % este año y se quedará en el 4 % el siguiente.

Diseñan plan para detectar pandemia.

Los líderes del G7 abordaron ayer sábado la creación de un mecanismo global de defensa ante futuras pandemias que permita la detección temprana de patógenos peligrosos y el desarrollo acelerado de tratamientos y vacunas.

En su primer encuentro en persona desde que estalló la crisis del coronavirus, los mandatarios del grupo de países ricos estudiaron tanto vías para acabar con la actual pandemia como programas destinado a asegurar que no se repita la devastación provocada por el COVID-19, que ha contagiado a 175 millones de personas y matado a 3,7 millones.

El consejero científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, presentó ante los mandatarios las conclusiones de un grupo de expertos sobre métodos para prevenir nuevas pandemias.

Desde que estalló la actual crisis sanitaria hasta que las primeras vacunas contra el coronavirus fueron aprobadas pasaron más de 300 días; el primer tratamiento efectivo contra la covid-19 recibió luz verde en 138 días -dexametasona- y la OMS respaldó un test diagnóstico rápido en 238 días.

Vallance argumentó ante los líderes del G7 que todos esos plazos pueden reducirse a tan solo 100 días si con antelación se han preparado las infraestructuras necesarias, se ha difundido la tecnología y el conocimiento imprescindible, y se ha previsto cómo movilizar la financiación adecuada.

En una charla con periodistas tras la sesión plenaria, el experto recalcó que para cumplir ese objetivo es necesario que numerosos países lleven a cabo de manera rutinaria investigaciones médicas, ensayos clínicos, y cuenten con capacidad para manufacturar y distribuir fármacos y vacunas.

Advirtió asimismo que todos esos recursos para luchar contra el virus deben estar respaldados por un sistema efectivo de identificación temprana de amenazas.

“El sistema de vigilancia debe ser global, debe contar con la capacidad adecuada para recoger muestras y debe asegurar que la información se comparte”, afirmó Vallance.

A su vez, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que el objetivo de donar 1.000 millones de dosis para finales del próximo año, no será suficiente para cubrir las necesidades globales de inmunización.

Tedros afirmó que para vacunar al 70% de la población mundial hacen falta 11.000 millones de dosis. (Con información de EFE)

Controversia por el Brexit surge en G7
Boris Johnson y los controles aduaneros. Foto: AFP

La controversia sobre los controles aduaneros en Irlanda del Norte, que envenenó durante años las negociaciones del Brexit, continúa enturbiando las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea y surgió en la cumbre del G7.

1. ¿Qué es el Protocolo de Irlanda del Norte? Cuando el Reino Unido abandonó la UE, el paso entre la República de Irlanda y la región de Irlanda del Norte se convirtió en la única frontera terrestre entre el espacio europeo y el suelo británico. Ese cambio ha supuesto un reto político y logístico para ambos lados, dado que el acuerdo de paz de 1998 exige que no se establezca en ninguna circunstancia una frontera en el interior de la isla. Para cumplir esa obligación y evitar al mismo tiempo que entren en el mercado único europeo productos no autorizados, Londres y Bruselas acordaron que los controles aduaneros se llevarían a cabo en el paso marítimo entre la isla de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. La provincia británica, en la práctica, continúa integrada en el espacio europeo, mientras el resto del Reino Unido lo ha abandonado.

2. ¿Qué pide ahora el Reino Unido? El Gobierno británico argumenta que la aplicación del mecanismo acordado genera demasiadas fricciones en su mercado interno. Londres ha pospuesto de manera unilateral los controles que deberían haber entrado ya en vigor y amenaza con hacer lo mismo con aquellos que se ha comprometido a aplicar desde el 30 de junio. El Reino Unido considera invocar el artículo 16 del protocolo, que permite a una de las partes dejar de aplicar aspectos del acuerdo si considera que provocan alteraciones “serias”.

3. ¿Qué responde la UE? Bruselas considera que la decisión unilateral de retrasar los controles es una ruptura de las obligaciones internacionales del Reino Unido, establecidas en un tratado ratificado por ambas partes, por lo que ha iniciado acciones legales que pueden llegar hasta el Tribunal de Justicia Europeo.

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