Por generaciones, los awá vivieron alejados del resto de la humanidad, recogiendo frutas, cazando cerdos y monos y viviendo al ritmo de las temporadas climáticas en un rincón de la selva amazónica.
Hasta que el resto del mundo dio con ellos. Llegaron taladores y hacendados e irrumpieron en las tierras ancestrales de la tribu para explotarlas. También llegó un ferrocarril que transporta toneladas de mineral de hierro extraído de minas en el corazón de la Amazonia y destinado a los puertos del Atlántico, desde donde es enviado mayormente a China.
La amenaza a los awá es tal que llamó la atención de la organización defensora de los derechos de los indígenas Survival Internacional, con sede en Gran Bretaña, la cual la designó "la tribu que más peligro corre en el mundo" y se fijó su salvación como una de sus prioridades para este año.
Si bien los awá son tal vez los que sufren la amenaza más inmediata, a lo largo y ancho de Brasil abundan las tribus que enfrentan problemas similares por la llegada de taladores, hacendados, mineros y agricultores que a menudo invaden las tierras que le asignó el gobierno a los indígenas. La pujante economía brasileña es lo que genera la ocupación de tierras indígenas, lo mismo que el floreciente sector agrícola, que hace poco logró sacar adelante reformas que eliminan restricciones al uso de esos territorios.
Organizaciones defensores de los derechos de los indígenas dicen que es inevitable que haya más conflictos mientras siga habiendo proyectos, aprobados por el gobierno, como la construcción de represas hidroeléctricas que llevan miles de trabajadores a zonas remotas. Dos proyectos que están siendo analizados por el Congreso allanarían más el camino para la explotación de territorios indígenas.
"Los conflictos que tienen los indígenas se están agravando y ha habido una serie de enfrentamientos derivados del programa de desarrollo del gobierno en áreas remotas", sostuvo Cléber Buzatto, director ejecutivo de la agrupación brasileña defensora de los indígenas CIMI.