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Lo asistieron pensando que había tenido un infarto, pero la autopsia reveló que fue estrangulado

Roberto Eduardo Wolfenson Band tenía 71 años y vivía con su esposa en un barrio privado de Pilar, en Buenos Aires. Su cuerpo fue hallado sin vida en una habitación de su hogar.

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Country La Delfina
Country La Delfina
Foto: La Nación/GDA

La Nación/GDA
Roberto Eduardo Wolfenson Band tenía 71 años, estaba jubilado y vivía con su esposa en el barrio privado La Delfina, de Pilar (Buenos Aires, Argentina). El viernes a la tarde tenía clase de piano en su domicilio. Su profesor llamó a la puerta, pero nadie lo atendió. Entonces se comunicó con los encargados de seguridad del country. Poco después se descubrió que el hombre estaba muerto.

Primero se pensó que había sido víctima de un infarto, y que las lesiones que se advertían en su rostro, a primera vista, eran producto de una caída posterior al ataque cardíaco. Pero la Justicia actuó según el protocolo y ordenó la autopsia. Y el examen forense reveló que a Wolfenson Band lo habían estrangulado. Era un asesinato.

Las similitudes con el homicidio de María Marta García Belsunce, ocurrido hace más de 21 años también en Pilar, saltaron rápidamente a la vista: el crimen en un lugar cerrado, descubierto ante la llegada de alguien que debía prestarle un servicio a la víctima (la masajista, en el caso de la socióloga del country Carmel, un profesor de piano, en el de La Delfina), y la intervención del personal de seguridad privada.

También apareció una diferencia radical: no fueron necesarios 36 días para que una autopsia revelara que María Marta no había muerto por una fractura de cráneo al caerse en la bañera, sino de cinco tiros en la cabeza. Esta vez, el fiscal de Pilar Andrés Quintana, que intervino ante la muerte de Wolfenson Band, encomendó la necropsia y develó que al hombre lo habían asfixiado.

Lo que aún no se sabe, por el estadio prematuro de la pesquisa, es cuál habría sido el móvil del homicidio en La Delfina, aunque los investigadores creen, por ahora, que la hipótesis de un eventual robo no cobra fuerza. Dos décadas después, el crimen del country Carmel sigue impune: no se sabe quién mató a María Marta, ni por qué.

Según informaron a La Nación fuentes judiciales, el homicidio de Wolfenson Band habría ocurrido entre las 14.30 del viernes, hora de la última vez que estuvo en línea en WhatsApp, y las 17, cuando llegó su profesor de piano y llamó infructuosamente a la puerta de la casa del lote 397 del barrio privado de la localidad de Derqui, en Pilar.

Roberto Eduardo Wolfenson Band, tenía 71 años y fue encontrado sin vida dentro de su propiedad en un barrio privado de Pilar
Roberto Eduardo Wolfenson Band, tenía 71 años y fue encontrado sin vida dentro de su propiedad en un barrio privado de Pilar
Foto: La Nación/GDA

“En un primer momento, el médico de la policía bonaerense había informado que la muerte había sido consecuencia de un infarto, pero después la autopsia determinó que había sido asesinado. Lo asfixiaron hasta darle muerte”, sostuvo un investigador del crimen.

El fiscal Quintana y los detectives de la policía bonaerense analizan las últimas comunicaciones de la víctima y las visitas que tuvo en el country en los momentos previos al homicidio. Ya se pidieron informes específicos a las empresas de telefonía celular.

Las últimas horas de Wolfenson Band

Wolfenson Band estaba solo en la casa. Con su esposa se había comunicado por teléfono en horas del mediodía. La última vez que estuvo conectado a WhatsApp fue a las 14.30. A las 17 tenía su clase de piano.

“El profesor de piano llegó a la casa y esperó a que le abrieran la puerta. Pero, al no tener respuesta, dio aviso al personal de seguridad del country. Los vigiladores se comunicaron con la esposa de Wolfenson Band para advertirle lo que sucedía. La mujer, que estaba en la casa de una de sus hijas, en el barrio porteño de Villa Devoto, autorizó el acceso con una persona de confianza, mientras regresaba al country. Cuando ingresaron en la casa se encontraron con el hombre tirado en el piso en una habitación y llamaron a la policía”, explicaron fuentes judiciales.

Según pudo saber La Nación las manos y el rostro de Wolfenson Band estaban ensangrentados.

Como se dijo, en un primer momento se pensó que se trataba de una muerte consecuencia de un infarto. De hecho, Wolfenson Band tenía problemas cardíacos, sufría arritmias. El fiscal Quintana ordenó la autopsia, que se realizó el sábado a la mañana.

El estudio forense reveló que la víctima tenía un corte en la parte posterior del cuello, hematomas propios del ahorcamiento y signos de defensa en brazos y manos.

Por las pruebas reunidas hasta el momento, los investigadores descartaron la hipótesis del robo como móvil del homicidio. Realizaron un relevamiento en toda la vivienda y establecieron que no había signos de violencia en ninguno de los accesos a la casa y que todos los ambientes se hallaban en orden y con todos los objetos de valor en su lugar.

“El único faltante que se pudo establecer fue el del teléfono celular de la víctima. En la casa había una caja de seguridad, que en su interior tenía el dinero que contenía, intacto”, explicó el investigador, quien agregó que el fiscal Germán Camafreita, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°3 de Pilar regresó de una licencia el mismo sábado y se hizo cargo de la pesquisa que inicialmente encabezó su colega Quintana como subrogante.

Fuentes judiciales informaron a la agencia Télam que el fiscal Camafreita ordenó ahora un relevamiento de cámaras de seguridad de las casas vecinas y de la guardia, como así también un análisis de los ingresos y egresos del barrio para intentar identificar al homicida.

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