Redacción El País
El presidente argentino, Alberto Fernández, aportó por primera vez detalles de la reunión que mantuvo con su sucesor, Javier Milei, antes del traspaso del poder el próximo 10 de diciembre. En una entrevista que concedió a El País de España, el mandatario lanzó una advertencia al vencedor del balotaje del domingo respecto a sus posturas en materia de política exterior, que en la campaña fueron terminantes. “No promovería las relaciones con comunistas, ni con Venezuela, ni con Cuba, ni con Nicaragua, ni con China”, adelantó Milei en agosto.
En principio, Fernández expresó su preocupación y sugirió un abordaje más abierto: “Lo he hablado con Milei y le he advertido mi mirada sobre cómo geopolíticamente la Argentina está parada en el mundo y los riesgos que significan las miradas que él ha planteado. Llamarlo a (Luiz Inácio) Lula (da Silva) comunista es cuanto menos llamativo. Podemos hablar con (Joe) Biden, con (Vladímir) Putin, con Xi Jinping o con Pedro Sánchez y no quisiéramos perder esa libertad”.
“Ya no existe Occidente y el comunismo, lo que hoy hay es una disputa comercial entre China y Estados Unidos. He recibido la preocupación del gobierno chino, he hablado con Lula y he hablado con el presidente electo y le he dicho que tenga cuidado con estas cosas”, agregó. En el pasado, Milei había sido muy duro al aportar su opinión sobre la posición política del mandatario brasileño, al que describió como “zurdo salvaje apoyando dictadores, tipos que violan los derechos humanos, autócratas con sus manos manchadas de sangre”.
En lo que concierne a la reunión en sí, Fernández contó que el registro fue cordial aunque con un cierto nivel de frialdad por sus diferencias ideológicas: “Fue una reunión de tipo institucional. Busqué sacarle dramatismo a una reunión institucional donde una fuerza política deja el poder y otra fuerza política se hace cargo. Fue una charla cordial, donde claramente no pensamos igual, pero pudimos escucharnos”.
“Él básicamente entiende que todo el problema se concentra en el déficit fiscal, que hay que bajarlo drásticamente, que para eso hay que dejar de hacer obra pública, de invertir en educación y en salud y, si no alcanza el dinero, hay que vender las empresas del Estado. Esto es menemismo puro. Él reivindica mucho a (Carlos) Menem. Nosotros ese tiempo ya lo hemos vivido y las consecuencias no fueron buenas”, añadió sobre dichas diferencias. [La Nación / GDA]
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