Un espacio para el arte construido en barro y quincha

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PUNTA DEL ESTE

"Mi papá me enseñó a trabajar con las manos y eso es lo que estoy haciendo hoy", dice Agó Páez, hija de Carlos Páez Vilaró. La artista está construyendo un quincho con paredes de barro en Las Grutas, a pocos kilómetros de Punta Ballena, donde funcionará una escuela de arte y una sala de exposiciones.

El quincho tiene forma de octógono porque es una forma geométrica que, según los entendidos, tiene mucha energía. Es que allí todo va a estar relacionado con la espiritualidad y el bienestar personal por eso desde setiembre que empezó la edificación suena en el lugar música de relajación y hay que entrar descalzo.

"La experiencia de trabajar acá es maravillosa porque estás en contacto con la tierra. Ha venido gente de varias nacionalidades a visitarnos e incluso a colaborar en la construcción, y eso es fabuloso porque cada uno a través de sus manos deja lo mejor de sí en este lugar", aseguró Páez.

Segundos después llegó al quincho Adrián, un artesano rosarino que estaba de paso por Punta del Este junto a su novia japonesa. "Somos viajeros. Yo estoy en busca de piedras uruguayas para llevarme. Pasé a preguntar por las piedras, me contaron lo que estaban haciendo y me pareció muy bueno", dice cinco minutos después de llegar, ya con las manos embarradas.

EDIFICACIÓN. En uno de los sectores de la obra se hizo un pozo de tres metros de profundidad de donde se saca el barro para trabajar.

Una parte va para el armado de los bloques y la otra se mezcla con agua para el revoque de las paredes. Los bloques están tres días al sol para que la mezcla de fango y paja se seque.

De cada fardo se fabrican ocho bloques y cada pared del octógono lleva aproximadamente 90 bloques. La construcción total (que incluye un quincho más pequeño donde se instalará el baño y la cocina del lugar) demandará 900.

Una vez que se pone el bloque se le pasa toda una capa de barro y paja más fina para alisar la pared.

El techo y una de las paredes ya están prontas. "Esto es realmente trabajar una escultura. Al principio te parece un asco y que te vas a ensuciar todo pero después no podes parar", comentó Gabriel, un escultor que está en el grupo de trabajo.