Un color plomizo en rumores de cierre

Salud. Policlínica de plomo del Pereira

 20081018 600x391

ANA PAIS

Por malentendido o sondeo, la semana pasada corrió el rumor de que iba a cerrar la Policlínica de Contaminantes Químicos Ambientales del Hospital Pereira Rossell, que abrió en 2001 ante la detección de casos de niños con plombemia elevada.

Nahuel tiene 9 años y vive en La Teja. Unas convulsiones que sufrió delante de sus compañeros de escuela motivaron varios estudios en un sanatorio. Después de tres meses, detectaron que tenía 24 microgramos de plomo por decilitro de sangre, el doble de lo que considera riesgoso la Organización Mundial de la Salud. Sólo cuando pasó a atenderse en la policlínica especializada recibió el tratamiento apropiado.

El único centro de referencia nacional para niños con plombemia está en el Pereira Rossell. Por eso cuando la comisión Vivir Sin Plomo supo en boca de los funcionarios que habían sido asignados a nuevos puestos de trabajo, decidieron movilizarse una vez más, dijo Carlos Pilo, uno de sus integrantes.

Según le explicaron los funcionarios de la policlínica, la idea del Ministerio de Salud Pública era que los niños con más de 45 microgramos por decilitro se siguieran atendiendo en el hospital y el resto, en policlínicas barriales. "En atención primaria no tienen el conocimiento técnico suficiente para hacerse cargo del tema de la contaminación", explicó Pilo.

En cambio, el director del Pereira Rossell, Fernando Tomasina, aseguró que no hay planes para cerrar la policlínica sino para "potenciar la respuesta a los problemas de salud ambiental a través del primer nivel de atención, con el respaldo de la experiencia acumulada en años en el hospital".

Lo que Tomasina llamó de "malentendido", fue para Pilo una "marcha atrás". El viernes las autoridades del centro de salud se reunieron para aclarar la situación y hasta manejaron la posibilidad de bajar de 20 a 10 microgramos el nivel de plomo mínimo para recibir atención en el hospital, dijo Pilo ayer en la radio comunitaria El Puente, de La Teja. Cuando en 2001 se fijó el límite, el 75% de los niños contaminados quedaron fuera de la policlínica.

A este histórico reclamo de Vivir Sin Plomo hacia Salud Pública se sumaron en la última semana la ejecución de un estudio epidemiológico a nivel nacional para conocer los niveles de plombemia en la infancia, investigar sobre las fuentes de contaminación que siguen activas y la creación de una historia clínica personalizada para los niños afectados, ya que en la mayoría de los casos, las consecuencias son de por vida.

Ayer en El Puente, Pilo afirmó: "No queremos niños burros, más chicos o más flacos, ni que sean violentos por la contaminación con plomo".

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar