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Las playas de Montevideo explotan de actividades

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La cancha: se instaló a 25 metros de la orilla de la Playa de los Ingleses. Foto: Darwin Borrelli

Verano 2019

Se está realizando el primer torneo de waterpolo en Playa de los Ingleses.

Un chiste en el vestuario del Club Olimpia desencadenó la organización de un torneo inédito de waterpolo. “Antes de colgar la gorra me comprometo a armar un partido en la playa”, dijo Mateo Croche al salir de la ducha. “Es este verano”, respondieron sus compañeros en coro. Era noviembre y se atajó con un, “no nos da el tiempo”.

Fue tanta la manija entre los amantes de esta disciplina que se corrió la bola muy rápido, y cuando los organizadores llegaron a la Playa de los Ingleses dispuestos a contar a los guardavidas que allí se haría el evento, resultó que ya estaban enterados del campeonato, e incluso habían armado un cuadro entre ellos para jugar.

La movida pegó y sonó tanto que traspasó fronteras: un equipo de River Plate argentino y los brasileños de Polosul se apuntaron, y están entre los 22 planteles que compiten en las categorías femenino, masculino y juveniles. Incluso hubo un grupo de la vecina orilla que quedó afuera del fixture porque faltó un cupo para completar la cuarta serie.

La presencia internacional llevó a procurar un arbitraje a la altura, ya que en Uruguay el “nivel es casero y se trabaja en formación”, según dijo a El País Joaquín Grunden, uno de los organizadores del torneo. Por ese motivo y dado que “costó horrible encontrar un árbitro”, fue que se convocó al argentino Facundo Perre. Es que todo el que había tenido algún contacto con este deporte en Uruguay quería integrarse a un equipo. Una lesión imposibilitó que Mateo Croche jugara, y el único lugar que encontró el propulsor de este torneo dentro de la cancha fue como segundo árbitro, “para dar un respiro al argentino”.

El primer campeonato de waterpolo beach en Uruguay comenzó ayer, y continúa hoy y mañana. Hay partidos entre las 8:00 y las 12:30, y desde las 16:00 hasta las 20:00.

Se realiza el primer Festival de Surf en Malvín con 150 inscritos. Foto: D. Borrelli
Se realiza el primer Festival de Surf en Malvín con 150 inscritos. Foto: D. Borrelli

A pulmón.

Armar una cancha en medio de la playa, la laguna o el río es el sueño del pibe para todo amante del waterpolo, así que apenas se corrió el rumor en Olimpia los deportistas de otras disciplinas armaron un cuadro para apoyar la causa. Un grupo de padres también les siguió la corriente.
La madre de un jugador de las formativas de waterpolo del club fue la primera en colaborar con la causa: es dueña de Urublocks y compró los materiales para armar la cancha. Así abrió camino para que más empresas confiaran en el proyecto.

“Primero soñamos, después nos pusimos a trabajar y luego vimos cómo sostener esto para que tuviera sentido. Si queremos hacer futuras ediciones necesitamos que tenga pies y cabeza”, asegura Joaquín.

La Federación Uruguaya de Natación (FUN) también puso su granito de arena para que el torneo se hiciera y cedió dos arcos inflables fáciles de transportar. Los que se usan en la piscina son de aluminio, rígidos, y es imposible llevarlos de un lado a otro.

La FUN compró esos arcos con miras a promocionar el waterpolo en el interior del país. La idea es dar cursos para formar docentes en este deporte.

El plan inicial de los organizadores del torneo era usar los andariveles del Club Olimpia para armar la cancha, pero ante un mínimo esfuerzo de la marea quedarían sin espacio físico para jugar. Un guardavidas sugirió usar PVC, y el padre de Joaquín, fanático de las manualidades, compró algunas piezas para probar en la piscina. Fue un éxito: “flotaba mucho mejor de lo que imaginábamos. Una cancha así de estructurada no la ves ni en los torneos internacionales de Argentina y Brasil”.

Todos para uno.

Joaquín tiene 30 años y colgó la gorra hace cinco. Primero fue el trabajo y la familia, pero irse a vivir al exterior 12 meses lo terminó de alejar de las piscinas. En 2017 quedó vacante un puesto como técnico de la Sub 18 de Olimpia, y asumió ese rol. Las formativas empezaron a crecer y el club captó varios socios jóvenes motivados por la escuelita de waterpolo.

Joaquín pensó en armar un cuadro y competir, pero el torneo cobró tal dimensión que decidió quedar fuera de la cancha para que la organización prosperara. Este deporte “condenado a estar reservado” se merece visibilidad. “Es injusta la poca promoción. El verano y las playas de Montevideo ameritan que el waterpolo se luzca”, dice.

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