El ataque de perros pitbull a tres personas en La Paloma, Rocha, vuelve a traer al debate público la discusión sobre si el modo de tenencia y crianza de estos animales condicionan su comportamiento. ¿Qué características tiene la raza pitbull? ¿Es posible una reeducación? ¿Qué tan responsable son las personas? Sobre esto, El País dialogó con Hernán Gómez, instructor y especialista en conducta canina.

“La gente contextualiza”, comenzó advirtiendo Gómez, y señaló que la sociedad pone al perro pitbull como “agresivo”. “Si es bien educado desde chico no hay ningún tipo de problema. Naturalmente, no es un perro agresivo”, advirtió, poniendo foco en las personas tenedoras de perros y su manera de educar y criar al animal.

Gómez no duda en enfatizar en que la mejor manera de educar a un perro es lograr que el animal sea sociable, tanto con personas que no forman parte del núcleo del hogar como con otros perros. De esa forma, dijo, el animal aprende por repetición hábitos de costumbre y comportamiento.

“Si el perro genera el hábito de pelear, es muy fácil que reaccione contra otro perro y lo tome como hábito. Los perros aprenden por repetición. Si atacó y no se corrige, o se corrige de mala manera, lo sigue haciendo. Se transforma en un problemón”, señaló.

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Gómez tiene una academia y en ella recibe a personas que buscan que sus perros aprendan a tener una conducta agresiva, especialmente para el cuidado y la protección de un hogar, por ejemplo. En esos casos, repite que es importante tener un control y cuidado con el animal, como que no le resulte fácil escaparse. “Ningún perro actúa solo”, aseguró.

“Totalmente opuesto es si el dueño quiere que el perro sea bueno”, en esos casos dice que el uso de correa, de salir a pasear de “forma civilizada” y estar en contacto con otros perros y personas desde que es cachorro es la manera de generar una buena crianza.

Cuando esa crianza no es buena y un perro resulta agresivo con su entorno cercano o el exterior, es difícil la reeducación. Gómez enfatizó en que la mejor forma de educar a un perro es hacerlo desde que es cachorro. “Es un perro y no es una máquina. Lleva un proceso de aprendizaje”, dijo y por eso especifica que la reeducación es un proceso dificultoso, ya que resulta trabajoso que el animal desaprenda los hábitos que aprendió y los sustituya por otros.

En el caso de los perros pitbull es especialmente difícil, apuntó, ya que es “necio, terco, osco y difícil de manejar”. “La misma dificultad que tiene para aprender las buenas costumbres las tiene para para aprender las malas costumbres”, dijo y remarcó en que no todas las personas están “capacitadas” para tener un perro con esas características.

“La persona que tiene perro de la raza que sea, tiene que ser responsable de ese perro. Quiere decir que si tenés un perro que es peleador o que muerde, tenés que tener la seguridad de que no esté suelto o no se escape, porque estamos en una sociedad”, señaló Gómez, enfatizando en que detrás de cada perro hay una persona que es responsable de él.

“No existe el pitbull malo. Hay personas responsables detrás del perro, que por no saber manejar perros con estas características terminan teniendo perros que son agresivos. Tendrían que tomar medidas para que la gente sepa cómo y de qué manera educarse ellos mismos en la crianza de un perro”, especificó.

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Gómez ejemplifica con una comparación entre un pitbull y un caniche: “Vos tenés un humano que no sabe manejar un caniche, y sale ese perro a la esquina y le muerde el dedo gordo a un vecino y no pasa nada. Pero ahí no miramos a la persona que no sabe tener un caniche. La persona tiene que salir con medidas de seguridad para manejar el perro, su perro. Como es un caniche nadie le da pelota. Lo mismo pasa con un perro que pesa más 40 kilos, pero se dice que no es lo mismo”.