José Luis Falero
El intendente de San José acaba de cumplir su período como presidente del Congreso de Intendentes. Durante el ejercicio del cargo participó en la organización de la 12 Cumbre Hemisférica de Alcaldes y Gobiernos Locales que tendrá lugar en Punta del Este en los últimos días del mes de agosto.
El jefe comunal considera que es una buena oportunidad para aprender de los errores de otros países en el desarrollo del tercer nivel de gobierno. Por otro lado, Falero se mostró partidario de regionalizar ciertos aspectos de la gestión departamental.
—Los alcaldes del continente americano se instalarán por tres días en Uruguay. ¿Qué expectativas tiene?
—Sí, se viene la 12a. cumbre hemisférica de alcaldes y gobiernos locales. Se trata de alcaldes, gobernadores, intendentes y legisladores. Habrá delegaciones de Latinoamérica y el Caribe representando a 33 países que participan. Se cuenta con más de 16.000 alcaldías socias de la Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones de América Latina (Flacma). Por Uruguay el socio es el Congreso Nacional de Intendentes porque cuando se creó la institución no se había creado el tercer nivel de gobierno. Tendrá lugar entre el 29 y 31 de agosto en el Centro de Convenciones de Punta del Este.
—¿Qué temas está previsto discutir?
—Vamos a tener foros de distinta índole, el presidente Tabaré Vázquez va a estar en la apertura, y ministros de Estado. También vamos a contar con parlamentarios que van a conocer la experiencia de otros países en el tercer nivel de gobierno para poder trabajar sobre la ley de descentralización que se discutirá próximamente. De esta forma, Uruguay podrá evitar cometer errores que ya ocurrieron en otros países.
—Se espera la presencia de organismos internacionales.
—Está previsto que se hagan presentes organismos multinacionales de financiamiento ofreciendo fondos y recursos destinados al tercer nivel de gobierno, que hasta el momento se desconocen en Uruguay dado que en nuestro país los municipios tienen apenas siete años.
—La normativa ha tenido modificaciones constantes.
—Claro, por falta de experiencia. Por eso es muy importante poder conocer la experiencia de otros países. Hay casos en que ocurrió un fortalecimiento y un posterior debilitamiento porque fue necesario retroceder. No queremos dar pasos en falso.
—¿Cómo evalúa la experiencia del tercer nivel de gobierno en Uruguay hasta ahora?
—Ha sido una herramienta fantástica. No hay que mirarlo como un espacio más de poder que pueda complicar a otros. En San José ha servido para ordenar las prioridades de la gestión en el territorio. Ahora, antes de elaborar el presupuesto quinquenal, el gobierno departamental tiene un orden de prioridades elaborado por el propio tercer nivel de gobierno. En San José ha dado muy buenos resultados. Yo soy un defensor de esa herramienta de trabajo porque favorece, facilita y ordena las prioridades de acuerdo a la mirada desde el territorio y no con la visión del gobernante departamental. Esto es una oportunidad, tiene cosas para mejorar. Hay que seguir fortaleciendo los recursos propios para que el tercer nivel de gobierno pueda ejecutar algunos proyectos puntuales. En el último presupuesto dimos un paso, que es dotar con recursos a los municipios para que elaboren proyectos propios para ir ejercitando el proceso de ejecución directa. Hay que seguir incrementando la posibilidad de tomar decisiones con recursos propios.
—¿Cuánto pesa el gobierno de cercanía en la vida cotidiana de los vecinos?
—Yo soy del interior-interior, no vivo en una ciudad capital. Para mí tiene un enorme valor. Siempre me molestó que vinieran a mi pueblo desde la capital departamental a decirme que hay que hacer tal cosa. Ahora la gente tiene la oportunidad de decir "queremos que nos hagan tal cosa". Es una gran diferencia.
—¿Ha detectado una participación mayor de la gente?
—Sin dudas, el tercer nivel de gobierno tiene previsto, entre sus obligaciones, las audiencias públicas y rendiciones de cuentas anuales. Todo eso hace a la participación ciudadana. Es algo muy positivo.
—Cada tanto surgen voces que dicen que en Uruguay hay muchos departamentos y que es necesario reducir su número. ¿Usted que opina?
—Es posible. Yo soy partidario de trabajar en la posibilidad de regionalizar gestiones. En el período pasado se habló del tema pero después se dejó de lado. No hay que reducir el número de los departamentos para hacer que las gestiones alcancen una clave regional. Muchas veces la duplicación de gastos por la intención de contar con más herramientas, como maquinarias, que son demasiado para un departamento, se podría gestionar mejor de manera regional. En el período pasado estuvimos a punto de comprar una planta para la construcción de carpeta asfáltica con Canelones, Flores, Florida y Durazno. No se dio porque no se avanzó en el proceso regional, pero hay muchas cosas que se pueden trabajar de esa manera.
—¿La normativa vigente permite ese tipo de acuerdos? ¿Hay que modificar las leyes?
—Se puede, la fórmula se busca y se encuentra. En el caso de la planta estuvimos muy cerca. San José llamó a licitación para la región. No se concretó porque iba a ser financiada por el impuesto a la Concentración de los Inmuebles Rurales (ICIR) que quedó por el camino. Estas son las cosas que el país debería mirar. Otro ejemplo: las plantas de tratamiento de residuos. ¿Por qué tener una planta para residuos en cada departamento? ¿Por qué no tener plantas regionales que permitan bajar los costos? También se podría trabajar sobre proyectos de energías alternativas. Nada de esto significa reducir la cantidad de departamentos. Lo que debemos hacer es gestionar de manera más eficiente a nivel regional. Creo que ese es un camino que debería recorrerse en algún momento cuando aparezca algún recurso extra. Mientras tanto, seguimos recibiendo el 3,33% de lo que percibe Rentas Generales mediante el artículo 214 de la Constitución. Si algún gobierno resuelve subirlo, debería exigirse un trabajo regional como contrapartida.