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Fátima Florez en Uruguay: la celebración de la mujer, su “química” con Milei y un tema tabú

La artista y primera dama argentina visitó Montevideo convocada por Pedro Konrad y Konrad & Asociados en el marco del Día Internacional de la Mujer.

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Fátima Florez.
Fátima Florez.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. En el piso 40, el sofisticado Club de Ejecutivos del World Trade Center, Fátima Florez se sentará frente a unas 100 mujeres y responderá preguntas sobre ella misma durante 40 minutos. La entrevistadora convocada para el evento querrá saberlo todo: cómo fue su infancia, qué cosas no tolera, cómo es su vínculo con los animales, qué cosas la hacen llorar, cuál es su “placer culposo”, si maneja ella su dinero, si se lo maneja alguien más. Luego le pedirán que imite a Xuxa, a Susana Giménez, a Moria Casán, a Cristina Kirchner. Y Fátima, que llega a Uruguay después de haber “cerrado la puerta de Mar del Plata” tras el rotundo éxito de su obra, “Fátima 100%”, responderá cada pregunta con picardía, con la espalda siempre erguida y una expresión relajada, pero sin perder de vista a las cámaras que la rodean desde todos los ángulos.

Sin embargo, su principal foco de atención será siempre el público. En cada respuesta habrá guiños, chistes y risas dirigidas a las mujeres que fueron a descubrir de cerca, en este evento exclusivo, quién es ella. Quién es Fátima Florez. O María Eugenia, su nombre real.

Humorista, bailarina, cantante, empresaria. Jugó al hockey hasta los 14 años. Fue becada en Cuba para tomar clases de baile. En Mar del Plata, en la temporada que acaba de terminar, se puso en la piel de más de 16 personajes durante dos horas seguidas, un día tras otro. Sus shows fueron tan exigentes que perdía dos kilos en cada función, cuentan por ahí.

Fátima insiste y de eso no cabe duda: su éxito es la cosecha de tantos años de perseverancia combinados con un sacrificio físico incesante y un talento natural para la imitación.

Fátima Florez.
Fátima Florez.
Foto: Juan Manuel Ramos/Archivo El País.

Pero incluso acá, en el Club de los Ejecutivos de Montevideo, entre otras cientos de mujeres exitosas que comparten charlas y sushi, hay otra cosa que sobrevuela. Se siente, como en Argentina, una sombra que viene desde allá y que trepa los 40 pisos. Ni siquiera hace falta decir su nombre. Queda claro de quién hablamos cuando el organizador del evento lanza una advertencia a un par de periodistas antes de que llegue Fátima al evento. “Terminantemente prohibido hablar de política. Si le llegás a preguntar algo, cortamos”. Y avisa que va en serio.

El público está convocado para las 19:00. Poco antes aparece Fátima para dar un par de notas pautadas a la prensa. Se abren las puertas del exclusivo club y ahí está ella; de tacos altos, vestida de negro y con su espalda siempre erguida, recorre con la mirada cada cámara que la recibe en el lobby, con una sonrisa dibujada, practicada hasta que logra ser natural.

Fátima recibe al primer entrevistador: repasan su carrera, sus desafíos en un ambiente que otrora era “de hombres”, su carrera en televisión, en teatro y más. Muy cerca, a menos de un metro, su representante supervisa la conversación.

“Estoy comprometido a no preguntarte sobre política”, dice el periodista sobre el final de la entrevista, y le da la libertad de responder o no a una pregunta vinculada a la cultura, a los cachets que cobran los artistas en shows municipales en Argentina. Ella mira a su representante, que le hace señas para que no responda, para que corte ahí. Pero Fátima vuelve la mirada al entrevistador y responde con elegancia, aunque su humor cambió. El de su representante también. La entrevista termina y ella, sin mediar palabra, se va al backstage.

La pregunta “política” amenaza con suspender el encuentro, dicen desde la organización. Comentan que Fátima no quiere salir, que está llorando y que el show peligra. A pocos metros, sobre la barra del bar de sushi, las invitadas especulan con cómo será verla en vivo, tan de cerca. “¿Hablará de Milei?”, pregunta una en una ronda de amigas. Es una de las pocas veces que se escucha el nombre del presidente en estas dos horas.

Fátima para rato

Con una hora de retraso, sale Fátima al escenario. No es la que se fue enojada de la entrevista. Es otra: es una artista llegando a hacer lo que vino a hacer, y lo hace de maravillas. No esquiva ninguna pregunta ni mira a ningún representante.

-¿Qué te enamora de un hombre? ¿Qué tiene que tener un hombre para que vos digas “yo quiero pasar los días con esta persona”? -le pregunta la moderadora en un pasaje de la entrevista.

-Yo no creo que tenga que tener características... Es pegar onda. Eso es química, piel, y eso pasa o no. Es una química que se da cuando conocés a alguien, pegás onda y te enamorás.

Sobre el escenario, la artista se explaya. Ya habla de “Javier”. Están juntos desde el 13 de julio de 2023, acota entre risas.

-Con solo mirarnos, no hace falta decir nada. Ya nos entendemos -dice.

-Lo que llama la atención, igual, es el tiempo. Él no tiene tiempo, vos no tenés tiempo. ¿Cuándo surge? ¿Cómo hacen para generar eso?

-¡Ay! ¿No sabían que están en Uruguay? ¡Está en el hotel, chicas, lo trajimos! -bromea Fátima y zanja el tema.

Cuando le preguntan sobre su futuro, ella responde que siempre quedan cosas pendientes. “Uno está en el piso y siempre el techo está lejos. Hay sueños, hay asignaturas pendientes. Surgen todos los días cosas nuevas. Mientras una esté viva, no tiene el mismo sueño que hace diez años. Soy una fuente constante de sueños e ilusiones. Hay mucha Fátima todavía. Hay Fátima para rato”, afirma.

Al final, le proponen al público hacerle preguntas. Pero no a Fátima, sino a los personajes que ella interpreta. Entonces le preguntan a Susana Giménez si le gusta vivir en Uruguay. A Moria Casán, si está enamorada. A Cristina Kirchner, si “la está viendo”.

Fátima encarna a esas mujeres y responde sagaz. Hace reír a su público. Ella también se ríe de todo esto.

además

Estrellas de primer nivel en el día de la mujer

Tras la presencia de Susana Giménez el año pasado en la celebración del 8M, Pedro Konrad del estudio Konrad & Asociados quería traer una estrella que estuviera “a la altura” de la diva, y no podía ser otra que Fátima Florez, expresó. “Una verdadera ‘leona’ que se construyó gracias a su talento y trabajo incansable”, rezaba la invitación al evento.

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