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Exreclusos buscan un mejor futuro tras la cárcel, la visita de El País al hogar “Nuestros hijos nos esperan”

En convenio con el Mides, un hogar gestionado por liberados busca su reinserción en la sociedad. El fin de semana pasado recibieron al presidente Luis Lacalle Pou.

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"Nuestros hijos nos esperan", el proyecto, apalancado por el Mides, nació en la cárcel
"Nuestros hijos nos esperan", el proyecto, apalancado por el Mides, nació en la cárcel.
Foto: Leonardo Mainé.

El viernes pasado, Tomás estaba de festejo. Con una sonrisa comedida, pero la mirada desbordante de alegría, le confirmaron una noticia que de seguro marcaría un antes y un después en su vida. El referente del hogar “Nuestros hijos nos esperan”, Gabriel Camilo, le informó que a las 6:45 horas del próximo lunes tendría que estar en la refinería de La Teja, pues empezaría a trabajar allí como peón.

El logro de “El Bola”, liberado hace poco de la cárcel, fue celebrado por sus compañeros del hogar, que desde abril acobija a exreclusos, procurando darles herramientas para que se reinserten en la sociedad, luego de que la fundación liderada por Camilo se presentara a un proyecto de innovación del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), alentada por el exfutbolista Andrés Fleurquin y jerarcas de la cartera.

La chacra donde funciona el proyecto está en las afueras de Progreso, Canelones. Hasta allí se trasladó días atrás el presidente Luis Lacalle Pou para hablar con los expresos y conocer sus historias. El mandatario le transmitió que “la voluntad es el músculo más fuerte” y les resaltó la importancia de tener “segundas oportunidades”.

El lugar son 17 hectáreas de campo, donde se impone el trinar de los pájaros bajo la sombra de un gran timbó y otras especies de árboles de distintos tonos de verde. Hay un taller de carpintería, un gimnasio, ovejas balando y pronto se instalará una huerta. En el centro está la casona donde actualmente conviven 27 hombres, que empiezan su rutina a las 7:00 horas, con división de tareas y también momentos de ocio. Algunos, como Tomás, ya consiguieron un trabajo fijo o zafral, pero el tiempo de estadía está marcado por los procesos de cada uno.

“A este grupo de gente le estás dando una esperanza incalculable. Porque, al salir, la preocupación no es solo tener un trabajo. Es qué vas a hacer con esa plata, que tengas una vivienda, que realmente tu vida sea transformada”, sintetizó Camilo, que resignificó la suya recluido en el Penal de Libertad, hace ya una década, a partir de un proyecto literario dedicado a escribir cuentos para los hijos que anhelaban el reencuentro con sus padres.

Si bien el hogar es monitoreado por el Mides y todos los gastos corren por cuenta de la cartera, además de Camilo, su otro referente es Santiago Betervide. Tras dejar atrás un “largo prontuario” delictivo, con varias estadías en la cárcel, Betervide renunció a su puesto en una farmacia barrial -en el que se mantuvo seis años- para asumir el desafío de guiar a los recién liberados en la búsqueda de estabilidad.

“Muchas de las personas que salen de la cárcel quieren cambiar su vida, pero no tienen oportunidad. Muchos vuelven a la calle o a un conventillo o a un lugar que, aunque vos no quieras, la realidad te lleva a la delincuencia y eso te hace volver al mismo lugar”, señaló el coordinador durante la visita de El País, y definió al proyecto como “una gran familia”.

Identificación

El hecho de que los dos referentes hayan pasado por los mismos procesos que ellos es apreciado por quienes residen en la chacra. Hernán, que se desplaza en silla de ruedas, señaló que antes de salir de la cárcel tuvo “un pasado conflictivo, de mucha violencia e indignación”, que “capaz” se originó en que no pudo “superar muy bien la discapacidad”.

“Quedé en situación de calle, entré al circuito de refugios y ahí no fui comprendido ni tuve oportunidades, que sí tengo acá. Sin desmerecer el trabajo de los técnicos, nadie va a entender a los gurises como Santiago o Camilo. Ellos nos miran y comprenden las necesidades, el nerviosismo; lo que es haber salido de la droga, haber vivido en la calle, no haber recibido visitas por años. Esas cosas solo la experiencia de la vida te las da”, apuntó Hernán.

Hubo momentos que se sentía tan hundido en el túnel que ni siquiera veía la luz. Lo echaron por “problemático” de varios refugios. Y sin embargo, destacó, igual la directora de Protección Social del Mides, Fernanda Auersperg, lo propuso como candidato para este hogar. “Eso te muestra que si a uno le dan oportunidades y lo tratan bien, lo va a aprovechar. Los cuartos son preciosos, la comida es riquísima, tenemos una rutina saludable que hace que uno genere hábitos. Hace que uno ya no piense en el cantegril, en la droga, en la delincuencia. Uno se empieza a purificar de mente”, dijo Hernán, que por voluntad propia se encarga de las tareas de limpieza.

En el hogar cada uno carga con su propia mochila. Ignacio, de 38 años, contó que delinquía desde “muy chico” y que pasó prácticamente toda su vida adulta en prisión por homicidio. Su madre, que no faltó ni a una de las visitas en ese tiempo, fue quien le pidió a Camilo que “Macoco” ingresara al hogar, incluso antes de que lo liberaran. “Yo me siento feliz. Hace años que no me sentía así. Estoy aprendiendo a quererme, obteniendo otro tipo de madurez y mirando a la gente de otra manera. Hoy por hoy mi madre está tranquila, puede dormir porque no va a aparecerle el hijo muerto, en una cuneta o preso de vuelta”, afirmó.

En esa “gran familia” hay roles. Juan es “El Pastor” por su devoción por las ovejas que pastan en el predio. De hecho, el 29 de octubre, se encargó del parto del primer borrego. Y esa fecha fue escogida por sus compañeros para festejarle el cumpleaños ya que, hasta hace poco, ni siquiera tenía cédula de identidad. Dicen que él, un hombre de pocas palabras y sonrisa fácil, es el más entusiasta en los espacios semanales de intercambio grupal.

Son “fundamentales” estas políticas

Fernanda Auersperg, directora de Protección Social del Ministerio de Desarrollo Social, explicó que un equipo de psicólogos y asistentes sociales reporta los avances del proyecto, que hasta ahora ha sido muy auspicioso. “Ojalá podamos replicarlo. La idea es que la sociedad civil o personas que pasaron por estas realidades puedan proponer desde su lugar. Para nosotros las políticas públicas basadas en los destinatarios son fundamentales, porque ¿quién mejor que una persona que pasó por esta realidad te diga cómo te gustaría que trabajaran contigo, saliendo de la lógica de los refugios nocturnos?”, planteó.

Gabriel Camilo contó que también ha estado en contacto con el ministro Martín Lema; con su asesora Fernanda Sfeir; y con el titular de la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado, Daniel Fernández.

El fin de semana pasado, el presidente Luis Lacalle Pou visitó el hogar. Fernando, uno de los residente, dijo que lo sorprendió el trato y la atención.

“Quedé impactado por cómo nos escuchó a nosotros, que somos a los que la sociedad descarta. Creo que el presidente, a pesar de que antes lo quería poco, tiene corazón, se puso de nuestro lado aunque no lo haya vivido”, agregó.

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