Cerca de 39 mil montevideanos comen en las ollas populares

Olla popular. Foto: Leonardo Mainé.

LA OTRA CARA DE LA PANDEMIA

En la capital hay 229 ollas activas. Entre principios de abril y julio el número de personas que tiene que recurrir a una olla popular para alimentarse aumentó en 11.424.

Los lunes, los jueves y los viernes la jornada empieza temprano. Esteban Corrales y un equipo de entre 30 y 40 personas llegan a un local que consiguieron en Lorenzo Carnelli esquina Cebollatí sobre las tres de la tarde. El proceso siempre es el mismo: primero hay que ver con qué insumos cuentan y después decidir qué van a cocinar. Aunque lo ideal es hacer comidas calóricas y que aporten un alto valor nutricional, se decide de acuerdo a las donaciones que hayan recibido ese día.

A las siete de la tarde ya está todo listo. Las personas que llegan (alrededor de 100 aunque desde hace varias semanas, dice Corrales, son 150) hacen una fila. Entre las ocho y las ocho y media de la noche todas tienen su plato de comida servido.

En julio había 38.719 personas que se alimentaban en ollas populares como la de Lorenzo Carnelli, de acuerdo a los datos de la plataforma virtual Solidaridaduy, que actualiza mes a mes desde abril en Montevideo. Actualmente, dice Corrales, hay entre 39.000 y 40.000 personas.

Hay una realidad que limita la elaboración de todo tipo de alimentos. La licenciada en nutrición Silvina Carrato, especialista en enfermedades no transmisibles y presidente de la Asociación Uruguaya de Dietistas y Nutricionistas, explica: “Las ollas populares se caracterizan por ser espacios que no son cocinas sino patios de casas de vecinos, corredores, salones comunales. En la gran mayoría no reúnen las condiciones edilicias para garantizar la inocuidad de los alimentos y cuentan con fuego directo, es decir, se arma un fogón en el suelo y se cuenta solamente con ollas de gran tamaño. En muchas de las organizaciones no tienen elementos de corte suficientes ni revolvedores adecuados. En resumen, se arman espacios de elaboración de alimentos muy precarios”. Y agrega: “Partiendo de esta realidad, las opciones de preparaciones de alimentos viables son preparaciones de olla. Guisados, salsas tipo tuco con pasta, polenta, arroz”.

Fenómeno

A mediados de marzo la llegada del coronavirus desató una crisis sanitaria pero también económica y social en Uruguay. Entre principios de abril y julio el número de personas que tiene que recurrir a una olla popular para alimentarse aumentó en 11.424. Y el número de ollas populares también tuvo un aumento significativo: de 188 en abril (de las cuales 175 estaban activas) a 286 en julio, de las que hay 229 activas. El municipio A (que incluye Cerro, La Teja y Belvedere, entre otros barrios) es el que más cantidad tiene (91), mientras que el CH (Pocitos y Punta Carretas) no tiene ninguna. “Empezamos a reflexionar en conjunto y a ver la necesidad de organizarnos como olla en redes a nivel zonal. A su vez, después las redes vieron la necesidad de generar un encuentro para empezar a ver las formas de seguir funcionando en conjunto y al mismo tiempo de reflexionar críticamente sobre qué es lo que está pasando”, cuenta Corrales.

El domingo 9 de agosto se realizó el primer encuentro de Redes de Ollas Populares en el que los distintos colectivos se reunieron con dos fines. El primero tiene que ver con sostener cada una de las ollas activas. “Optimizar los recursos y ver que las ollas populares sigan saliendo. Nosotros estamos frente a una emergencia importante. Son, según los datos, casi 40 mil personas que comen todos los días de una olla popular. Hay 229 ollas populares en Montevideo y eso requiere de coordinar impulsos, esfuerzos para poder optimizar el trabajo”. A su vez, explica, las donaciones cada vez son menores porque la crisis se agudiza y no hay ninguna respuesta por parte del Estado.

El segundo fin, dice Corrales, se trata de encontrarse para discutir qué pasa: “Nos dimos cuenta que, en una estructura social desigual, cuando hay una crisis siempre son los sectores más postergados y vulnerados a quienes les cae el peso de tener que salir adelante. Y en ese sentido las ollas populares son una respuesta solidaria desde la gente, desde los barrios, desde los vecinos, desde las organizaciones sociales para tratar de que el derecho a la alimentación, que es una cosa básica, no se vea abocanada. Hay un montón de derechos que están siendo vulnerados. Acá están comprometidos el derecho a la salud, el derecho al trabajo, a la vivienda”.

Las donaciones para todas las ollas de Montevideo están centralizadas. Para donar alimentos hay que comunicarse al 092 555 425.

MÁS

Ayuda profesional para dieta calórica

“Las ollas populares en Montevideo significan un esfuerzo enorme y cotidiano de un montón de colectivos que la llevan adelante, es un trajinar sin fin en la forma de buscar recursos, en la forma de llevarlo adelante”, sostiene Esteban Corrales, de la olla popular de Palermo y de Red Ollas al Sur.

Para hacer los alimentos, los diferentes grupos contaron con asesoramiento de profesionales. Para que una comida tenga un buen aporte calórico y nutricional, dice Silvina Carrato, presidente de la Sociedad Uruguaya de Dietistas y Nutrición que hizo un recetario para ayudar a las ollas populares, tiene que tener: proteínas animal o vegetal, como carne vacuna, ovina, porcina, aviar o de animales de caza en el caso de ollas populares cercanas al medio rural. Cereales y tubérculos como arroz, polenta, pasta, papa, boniato. Además, leguminosas , como lentejas y porotos. Aceite y otras verduras también son ingredientes necesarios, dice la experta.

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