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Cae consumo de bolsas plásticas y la chismosa se impone en el tiempo récord de un mes

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La política pública se alineó a la aceptación de la gente y fue un éxito, según la Dinama. Foto: Archivo El País

CAMBIO DE HÁBITO A FUERZA DE COBRO

Consumo cayó 80% y recaudación se acerca a los US$ 1.500.000.

Si la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) se guiaba por la experiencia europea podía pronosticar que el consumo de bolsas de nylon se reduciría a la mitad cuando los comercios locales empezaran a cobrarlas, y no un 80%, como sucedió en este mes y monedas. “Los uruguayos nos sorprendieron gratamente”, dijo a El País Alejandro Nario, director de la Dinama.

Si bien la ley de Uso Sustentable de Bolsas Plásticas (N°19.655) comenzará a regir el primer día de julio, los negocios arrancaron a cobrar $ 4 la unidad el pasado 1° de abril por temor a quedarse sin stock, ya que en marzo se prohibió la fabricación e importación de bolsas que no cumplieran con lo fijado en la normativa, es decir, debían ser de material biodegradable o compostable.

“Calculábamos que las bolsas existentes llegarían al 30 de abril como máximo, pero cayó tanto su uso que a algunos comercios le sobrarán las de plástico tradicionales”, dijo Daniel Fernández, presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu).

El motivo del cobro fue logístico, y no con miras a hacer propaganda para desmotivar el consumo, pero Nario reconoce que “terminó siendo una herramienta adecuada” para generar un cambio de conducta entre los usuarios ya que la situación se visibilizó cuando hubo que abonarlas. “Si te la cobran te enfrentás a una decisión que antes no tenías que tomar, y decís, ‘¿la preciso o no?, ¿vale la pena?’ Va más allá de lo que duele en el bolsillo porque la reducción se ve en todos los barrios”.

Daniel Menéndez, presidente de la Asociación de Supermercados del Uruguay (ASU), opina que esos “$4 motivaron la drástica baja en el consumo. Las empresas y el gobierno llevaban años intentando concientizar a la gente y no lo lograban. El cobro, sin duda, hizo que se redujera el uso”.

Los números no se han cerrado aún, pero Nario estima que se recaudó entre un millón y un millón y medio de dólares por concepto de bolsas de nylon en este mes. “Habíamos calculado más porque no pensábamos que la reducción sería tan drástica. El dinero se volcará a realizar actividades de información y concretas, pero serán informadas en su momento”, señaló el director de la Dinama.

Las bolsas se cobran desde el lunes 1° de abril. Foto: Darwin Borrelli
Foto: Darwin Borrelli

Aceptación.

Si no se toman medidas, el 2050 nos encontrará con más plásticos que peces en los océanos. Gobiernos de todo el mundo pusieron manos a la obra para evitar que este pronóstico se hiciera realidad. Erradicar los cinco billones de bolsas de nylon que se descartan en el planeta es apenas el comienzo de esta lucha contra la contaminación y perjudicación de especies marinas. Nuestro país no estaba por fuera: cada uruguayo usaba, en promedio, 360 bolsas de plástico al año Pero la población tomó consciencia rápido sobre esta pandemia mundial.

“Fue algo similar a lo que ocurrió con el cigarro. Hubo protestas de todos los colores, pero a los pocos días la gente se iba a fumar afuera, aunque estuviéramos en pleno invierno”, compara el presidente de Cambadu.

Nario considera que los funcionarios de los comercios “fueron parte del éxito” porque orientaron a sus clientes para que no llevaran bolsas a sus casas.

Cajeros y cajeras de diversos negocios comentaron al jerarca de la Dinama que algunos usuarios acomodaban los artículos para llevar menos cantidad de bolsas, pero la mayoría cambió el hábito y empezó a ir de compras con su carrito o chismosa. Otra gente menos pendiente de la cuestión ambiental igual se negó a pagar $4 por una bolsa que no fuera biodegradable o compostable, como establece la ley.

Alejandro Nario, director de la Dinama. Foto: archivo El País
Alejandro Nario, director de la Dinama. Foto: archivo El País

Fernández opina que la discrepancia que surgió entre quienes entendían que estaba mal cobrarlas tres meses antes de que empezara a regir la normativa “fue la mejor publicidad, porque ayudó a poner el tema sobre la mesa”.

El presidente de Cambadu agrega que si bien se oyeron protestas de ciertos clientes porque se debía abonar por un producto inadecuado, “fueron contados los casos que se enojaron”.

“Por cada twit negativo habría diez positivos, pero los que defienden no escriben. Cada uno tiene derecho a opinar lo que desea. No es obligación comprar las bolsas, pueden ir con un carro, una chismosa, poner los artículos en el auto o cargarlos en la mano; sí es obligación cobrarlas a quien las use”, explicó Menéndez.

El anuncio de que empezarían a cobrarlas por temor al desabastecimiento trajo la especulación de que ciertos negocios decidieran regalarlas como estrategia de marketing. Pero eso tampoco sucedió.

“No hubo quien perdiera ventas porque cobraba la bolsa y su vecino no, aunque a los minoristas y almacenes de barrio les costó más hacerlo porque le ven la cara al cliente todos los días”, argumentó Fernández.

Continuará.

El presidente de ASU consideró que este plan piloto fue útil también para que los supermercados empezaran a familiarizarse con el nuevo sistema y evaluaran la mejor alternativa de aplicación.

“El procedimiento debe practicarse. Si a una cajera le doy 100 bolsas, al final del día me tendrá que devolver el total, o la mitad y tickear las otras 50 en la caja. Hubo que etiquetar las como un producto más, y contabilizarlas, que es más difícil que contar cajas de maní porque están pegadas. Eso había que entrenarlo, igual que la forma en que se entregaban, siempre pensando en la practicidad del cliente”.

El siguiente paso será controlar que no haya desviaciones a la norma. Dinama arma un plan nacional junto a las seis intendencias “con quienes estamos trabajando para la primera salida de inspección”, aseguró Nario.

Ya se están fiscalizando las importaciones de bolsas, y las fábricas donde se producen. Desde el 1° de julio se complementará con recorridas por los puntos de venta de todo el país. El objetivo es asegurarse que se entreguen las bolsas habilitadas: compostables o biodegradables con el logo e inscripción definidos en la ley.

La “otra pata” es la denuncia. Y por eso la campaña de información que se realizará en medios masivos (radio, televisión y redes sociales) incluirá un mensaje con miras a que “la gente reconozca cuál es la bolsa adecuada, y en caso de que le den otra y se la estén cobrando, sepa qué hacer”.

Dinama espera que la Cámara de Senadores apruebe la Ley de Residuos y pase a Diputados para lanzar campañas contra el uso de materiales descartables. Esto es recién el comienzo. “Estamos contentos de que la estrategia utilizada esté funcionando pero aún falta para poder decir ‘misión cumplida’. Habrá que esperar un año para ver dónde se estabiliza la tendencia, y cómo controlamos que no haya desviaciones a la norma”, dijo Alejandro Nario.

“Quien no acata, se expone a una multa”
En Montevideo saltó la polémica porque los supermercados se adelantaron a la ley en abril, pero un año antes en Salto ya se había empezado a cobrar por ellas. Foto: D. Borrelli

Daniel Menéndez, presidente de Asociación de Supermercados del Uruguay (ASU), considera que la campaña de información deberá dirigirse a consumidores y comerciantes con el objetivo de que todos estén al tanto del alcance de la Ley de Uso Sustentable de Bolsas Plásticas, que entrará en vigencia este 1° de julio.

“Hay comerciantes que piensan que la norma no les llega y que solo incumbe a los supermercados, pero esto es para cualquier negocio que entregue una bolsa para traslado con menos de 100 micras, llámese supermercado, ferretería, farmacia o feria. Y si no lo acatás estás expuesto a una multa”, señaló Daniel Menéndez.

La ignorancia de la ley no sirve de excusa, así que aquellos negocios que no ofrezcan a sus clientes bolsas biodegradables o compostables con el logo de certificación del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) a $4 estarán en infracción y serán sancionados por la Dinama.

El valor de la multa irá desde las 10 Unidades Reajustables ($11.640) a 10.000 UR ($11.640.000), dependiendo de la gravedad.

Si bien este mes sirvió como plan piloto y dejó un balance positivo porque el consumo de bolsas de nylon disminuyó un 80%, la campaña de información y concientización se hará igual porque “es un trabajo continuo. Las bolsas eran un asunto a resolver, pero también está la Ley de Residuos en el Senado, que abarca otras problemáticas que también necesitan solución. Es un proceso de acumulación como sociedad, esto fue una etapa pero sigue”, según Alejandro Nario.

Como diera cuenta El País,en Salto las bolsas comenzaron a cobrarse el 2 de abril de 2018, y los clientes pagaron $ 2 las chicas y $ 3 las grandes.

Un estudio hecho por el Departamento de Economía de la Universidad de Montevideo demostró que el uso bajó 68,7% en un año. La investigación recolectó datos de 90 sucursales de una cadena nacional de supermercados, de las cuales tres están en Salto. En octubre se implementó la medida en 10 sucursales de otras ciudades y la baja fue de 73%.

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