Shows cronometrados para una multitud que recorrió el Centro

Bicentenario. Avenida del Libertador concentró los shows más esperados: la Vela Puerca, Cuarteto de Nos, Gilberto Gil y Jaime Roos "Esperemos que todo termine bien", decían en comercios de 18 |

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JAVIER LYONNET / RENZO ROSSELLO

Con absoluta puntualidad empezaron los espectáculos escalonados en los tres escenarios céntricos. A las 16, Tonolec, con la extravagante y atractiva figura de la cantante Charo Bogarín, abrió el fuego en Plaza Libertad.

Piernas largas, vestido corto, poses teatrales y un peinado muy singular. Con música que homenajea a los tobas (indígenas del norte argentino), el grupo chaqueño Tonolec conquistó a los miles de personas que a esa hora ya estaban en 18 de Julio, ávidas de que empezara la jornada de espectáculos gratuitos. Hasta vendieron decenas de cds y dvds que la cantante firmaba amablemente. La combinación de electrónica y cantos étnicos fue un buen arranque en la Plaza Libertad. Con la columna del monumento como eje, decenas de guías de lamparitas amarillas, azules, rojas y blancas iluminaban la plaza generando un efecto parecido al de la carpa de un circo.

A las 16.50, el periodista policial de canal 10, Nano Folle, subió al escenario. "A alguien se le ocurrió que yo podía presentar al grupo argentino Él mató a un policía motorizado", dijo con humor. Los rockeros de La Plata arrancaron con un tema que en el estribillo decía algo así como "la Policía te persigue en el día de Navidad". Monotemática la cosa.

FATA Y AMIGOS. Con el sol alto la explanada de la Intendencia hervía a las cinco y media de la tarde. Puntual, el carismático Fata Delgado subió con su grupo al escenario. Cuando las primeras notas de uno de sus hits comenzaron a salir por los parlantes, los rezagados que llegaban por 18 de Julio comenzaron a apurar el paso.

Consustanciado con el momento histórico, el Fata puso sobre el escenario a algunos de los mayores referentes de la música tropical en los últimos años. "Una pegada lo del Fata", era el comentario tras bambalinas mientras el público enloquecía oyendo algunos de los temas más populares en la voz del propio Fata, o de Gerardo Nieto, o del Pinocho Sosa, entre otros invitados.

El momento también fue propicio para homenajear a otra figura popular: José "El Peluca" Valdez, el recordado dirigente del Movimiento Plancha fallecido en octubre de 2008. Dos jóvenes subieron al escenario para entregarle a Delgado una plaqueta conmemorativa con el nombre del desaparecido integrante del Partido Colorado. Tan puntual como comenzó su espectáculo El Fata lo terminó en medio de la algarabía que produjo en el público un clásico de la salsa en la voz de otro veterano de la música tropical, Carlos Goberna.

Los Tres, la fundacional banda rockera chilena sacudió el escenario apenas media hora después. El público se había renovado casi completamente.

Desde la cueca al rockabilly (contrabajo incluido), el grupo de Álvaro Henríquez trajo los saludos de su país. El nieto de Violeta Parra, el guitarrista Ángel Parra, mostró sus uñas en una gran actuación que incluyó un guiño sin acento murguero al conocido "parece mentira las cosas que veo/ por las calles de Montevideo", de Jaime Roos.

Mientras tanto, en el escenario de avenida del Libertador, la Vela Puerca completaba una actuación encendida, luego de su gira europea de este 2011.

El Enano, Sebastián Teysera, dijo a El País luego del show que "nunca" habían tocado para "tanta gente" y en un espectáculo con un significado tan especial. Sobre el escenario, el Cebolla Cebreiro dejó constancia de que "nuestra historia también se escribió con la sangre traicionada de nuestros charrúas".

Un rato después, El Cuarteto de Nos, escoltado por dos blandengues en el escenario, cantaba El día que Artigas se emborrachó, su delirante y alguna vez polémico homenaje al prócer. "Nadie nos pidió que no la toquemos", dijeron los miembros de la banda en el backstage. "¡Doscientos whiskies para los vencidos!", exclamó Roberto Musso al final de la canción.

EL CENTRO COPADO. Hasta las 19.30 la cantidad de gente que se movía entre la Intendencia, la Plaza Cagancha y el escenario de avenida del Libertador era razonable. Pero a partir de las 20, cuando La Vela Puerca dio paso a El Cuarteto de Nos, Jorge Drexler se aprontaba en la Intendencia y Daniel Viglietti hacía cantar a una plaza Ca-gancha repleta, la movilidad se empezó a ver comprometida.

Comenzaron a formarse embudos en los controles -personal de seguridad revisaba mochilas, carteras, materas y hasta el contenido de los termos en los accesos a las zonas cercanas a los escenarios- y en algunas esquinas.

El público, heterogéneo. Desde niños que daban sus primeros pasos a señoras de 70 que se bancaban un show de rock para ver después a Viglietti. "Me encanta la movida. La gente está con ganas de salir, de divertirse, de ver estas cosas. Que sea en medio de la ciudad tiene un plus", comentó una mujer de unos 40 años.

En 18 y Ejido y en 18 y Julio Herrera, así como en la Plaza Independencia, lo que sucedía en los demás escenarios era transmitido en pantallas gigantes sin audio. El Palacio Estévez fue el centro de reunión de invitados y autoridades, pensando en el espectáculo central de La Fura dels Baus.

Una integrante uruguaya del elenco reclutado por los catalanes que dirigieron la puesta en escena, Sofía Dabarca, contó que los 62 acróbatas uruguayos cobraron $ 1.000 como "viáticos" por participar del show. Y dijo que valía la pena porque, más allá del anonimato individual, "nunca vamos a ser tan aplaudidos por tanta gente". Como contraste, la grúa que se usó para el montaje de La Fura dels Baus, "vale $ 8.000 por hora y está hace cinco días". Los participantes uruguayos ensayaron la representación de anoche entre miércoles y domingo.

Durante toda la jornada, promotoras distribuyeron la agenda de la fiesta entre el público, y personal de OSE repartió sachets de 400 cc. de agua. Desde la pizzería The Manchester hasta Il Mondo de la Pizza, La Pasiva y La Cigale, estaban llenos de gente "Desde las 3 de la tarde empezó fuerte a llegar el publico y no ha parado. Nos viene muy bien esto, estamos trabajando muchísimo, esperemos que termine todo bien y no se arme relajo", dijo el encargado de Il mondo de la Pizza en Plaza Cagancha. (Producción: Raúl Mernies y Gastón Pérgola)

Hubo 1.200 policías y dos helicópteros

La seguridad del mega evento estuvo controlada desde el Centro de Comando Unificado del Ministerio del Interior, la sala desde donde se monitorean las cámaras de videovigilancia y que en breve centralizará todas las comunicaciones del Servicio 911 de Emergencias Policiales.

La Jefatura de Policía de Montevideo colocó a 1.200 efectivos que comenzaron a ocupar sus puestos desde la medianoche del domingo, cuando un primer equipo de uniformados comenzó a colocar los vallados de la zona de exclusión. "El control de ingreso por los carriles habilitados de la zona de exclusión está a cargo de guardias de seguridad de empresas privadas, pero ello sólo hacen un control visual con el fin de que no ingresen objetos prohibidos", explicó Fernando Gil, del Ministerio del Interior.

Equipos de policías de particular, pertenecientes a la Dirección de Investigaciones, trabajaron "mimetizados" con el público en recorridas de vigilancia, a la par de sus colegas uniformados. Los contingentes estuvieron completados por efectivos del Grupo Especial de Patrullaje Preventivo (GEPP) de la Dirección de Seguridad, así como personal del Cuerpo de Policía de Tránsito y de comisarías de la zona céntrica. En tareas de control de tránsito también participaron inspectores de la División Tránsito de la Intendencia, apostados en los puntos de ingreso a la zona de exclusión vehicular. Dos helicópteros vigilaron los movimientos día y noche.

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