RENZO ROSSELLO
En los últimos siete meses el Centro de Atención a las Víctimas de la Violencia (CAVV) contactó a más de 2.000 personas que fueron víctimas, directas o indirectas, de delitos violentos. En el 80% de los casos se trató de rapiñas.
En seis de cada diez casos tratados por el CAVV la víctima sufrió algún tipo de síntoma traumático. O para decirlo de otro modo, el 58% de las personas asaltadas padeció alguna de las cuatro variedades sintomatológicas analizadas por los expertos: en sus conductas basales (trastornos generales del sueño; trastornos en la alimentación; trastornos en el aseo personal); dificultades interpersonales (para vincularse en el ámbito laboral, con sus amigos, con sus vecinos en el barrio); alteraciones de sus estados emocionales (ansiedad, angustia, miedo, depresión, inseguridad, pérdida de la autoestima), y traumatismos, lesiones, fallecimiento.
De esos cuatro síntomas el más frecuente, un 39,2%, fue el de alteraciones de los estados emocionales. En el 11,6% de los casos las secuelas fueron de orden físico (lesiones de algún tipo e incluso el fallecimiento). Los trastornos en las llamadas conductas basales tuvieron lugar en un 6,6% de los casos analizados; y por último el surgimiento de dificultades interpersonales ocupa apenas el 0,7% de estos casos.
"Como conclusiones generales podemos decir que los uruguayos gozamos de una muy buena salud mental", dijo el director del CAVV, Agustín Deleo. "De todos modos, para no llamarnos a confusión con estos datos, al considerar que el 20% de las personas contactadas dijo no sufrir ningún síntoma hay que tener en cuenta que un gran porcentaje de estas víctimas provienen del sector del transporte (ómnibus y taxis), con quienes nosotros trabajamos en forma particular", puntualizó Deleo.
El titular del CAVV recordó como dato relevante que durante el último congreso nacional de psiquiatría, celebrado este año, entre los profesionales se comentó que en los últimos tiempos aumentaron las consultas por inseguridad.
El aumento constante de casos llevó a que el Ministerio del Interior reestructurara la actividad del CAVV.
NUEVO PROTOCOLO. El CAVV pasó a la órbita de la Dirección Nacional de Sanidad Policial. El cambio, explicó Deleo, obedece a un nuevo protocolo para la asistencia a las víctimas luego de un relevamiento hecho entre diciembre de 2010 a junio de 2011 pasado.
"En esta etapa el Ministerio del Interior resolvió dar prioridad a la capacitación del policía ejecutivo que trabaja en la primera línea, sobre todo en las comisarías", señaló Deleo.
Los ejes en el planteo formativo que se planea llevar a policías ejecutivos, tanto agentes como oficiales, tienen que ver tanto en el manejo de las víctimas de delitos violentos como del propio estrés del funcionario que actúa en estos casos. "La clave es el manejo y control emocional del policía ante situaciones de estrés", señaló el jerarca, "esto no significa que el policía va a ser un acompañante terapéutico de la víctima, sino que cuente con los criterios básicos, entre otras cosas, para evitar la revictimización en el momento en que una persona va a hacer una denuncia, por ejemplo".
"La idea con esto es pasar de una atención telefónica y selectiva, como tenemos ahora, a un trabajo cara a cara y cuando se concrete la capacitación en todos los centros de formación policial, con cobertura nacional", agregó Deleo.
CASOS EXTREMOS. Si bien la mayoría de los casos son víctimas de rapiña, un número menor son familiares de víctimas de homicidio -Uruguay mantiene un número estable de casos, que oscila entre los 190 a 220 por año según estudios del Observatorio Nacional de la Violencia y la Criminalidad-, son intervenciones que el centro realiza por tiempos más prolongados.
De hecho, indicó Deleo, parte del plan piloto que se aplicó durante el semestre fue hacer el seguimiento de un 10% de los casos tratados (unas 200 personas) por más de un mes, en entrevistas personales y contactos telefónicos. Los familiares de víctimas de homicidios son evaluados en conjunto y en forma individual.
El dato que se convirtió en un espaldarazo para el proyecto fue el nivel de aceptación del programa. "El 90% de los contactados aceptaron el servicio de muy buen grado, incluso lo agradecieron", indicó Deleo.
Homicidios son los casos más difíciles
Los casos más complejos son aquellos que involucran a familiares de víctimas de homicidios, indicó Agustín Deleo. "En esos casos se evalúa a cada miembro de la familia, se trata de monitorearlos por más tiempo y se abren instancias para entrevistas personales con cada uno de ellos", explicó.
El propio Deleo y uno de los psicólogos del equipo entrevistó a los familiares de uno de los comerciantes asesinados en el transcurso de una rapiña. Si bien se registraron varios casos solo en el transcurso de este año, el jerarca no reveló de quiénes se trataba.
"Como se hace en estos casos nos entrevistamos con toda la familia. Hablamos con ellos durante un buen rato, cada uno pudo contarnos cómo se sentía. Ya estábamos por irnos, estábamos haciendo algunas recomendaciones, pidiéndoles que nos llamaran cada vez que lo creyeran necesario, cuando uno de los familiares se derrumbó", recuerda Deleo.
El familiar, desbordado por el llanto, terminó por confesar que se sentía culpable por no haber muerto en lugar de la víctima. A partir de ese momento el equipo continuó la entrevista a solas con el familiar hasta que logró contenerlo. El centro continúa trabajando con esta familia. Es uno de los casos en los que se mantiene un monitoreo por tiempo más prolongado.