PANDEMIA
Se basa en un sistema de voluntarios: psicólogos atienden a los usuarios desde sus celulares y los intentan orientar ante diversas situaciones.
El gobierno lanzó la línea gratuita de apoyo emocional por la pandemia (0800-1920) el pasado 14 de abril. Hasta ahora recibió más de 12.100 llamadas (casi tres por hora), informó ayer viernes el director de Salud Mental de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Pablo Fielitz, en rueda de prensa.
El jerarca comentó: “Es un año muy particular. La pandemia ha marcado a nivel mundial una serie de cambios en los hábitos y la interacción social, que tiene repercusiones en la salud mental de la población. Para eso se implementó la línea de apoyo emocional”.
El nivel de llamadas que recibió “de alguna manera marca un acierto de haber creado la línea”, dijo.
Además, en diálogo con Subrayado contó que se incluyó en el proyecto de Ley de Presupuesto. “Quizás tendremos que redefinir porque esperemos (que se implemente) fuera del contexto de pandemia. Pensamos que su lugar quedó demostrado en la medida que permite una primera conexión de gente que, en otras circunstancias, no hubiera llegado a interactuar con profesionales de la salud mental”.
La línea se puso a disposición un mes después de que se anunciaran los primeros cuatro casos de COVID-19 en Uruguay, el 13 de marzo. Se basa en un sistema de voluntarios: psicólogos atienden a los usuarios desde sus celulares y los intentan orientar ante diversas situaciones, desde depresión a miedo por la enfermedad.
El médico intensivista Víctor Tseng, investigador en la universidad de Atlanta, había dicho que la pandemia tendría cuatro “olas” que dejarían su huella en el sistema sanitario: la carga de los enfermos de COVID-19, el retraso en la atención a las urgencias de pacientes con otras patologías, la interrupción de las consultas por enfermedades crónicas y el impacto en la salud mental.
Esta última “ola” -incluye traumas psicológicos, ideación suicida y síndrome del agotamiento-, es “la que tiene un alcance mayor y un efecto más duradero”. Y en Uruguay, poco antes de cumplir el primer trimestre de la pandemia, la huella de esta “ola” ya se había empezado a sentir. De hecho, en el primer trimestre de la pandemia multiplicaron por cuatro los llamados por ideación suicida.
La pandemia no ha cambiado la características del suicidio (ellos se suicidan más que ellas). Pero en la frecuencia y la argumentación de la idea suicida sí “ha habido un notorio cambio”.