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Julio Medina: "El gran error en esta pandemia fue politizarla"

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Julio Medina, catedrático de Enfermedades Infecciosas en UdelaR. Foto: El País.

ENTREVISTA

El catedrático de Enfermedades Infecciosas en Udelar advierte sobre el impacto local y la eventual escasez de personal de salud para hacer frente a un desborde en los CTI.

El médico uruguayo que alertó en enero sobre el avance de la epidemia del nuevo coronavirus -que dos meses después se convirtió en pandemia-, ahora advierte sobre el impacto local y la eventual escasez de personal de salud para hacer frente a un desborde en los CTI. El profesor Julio Medina pide no politizar la enfermedad y actuar en colectivo, priviliegiando la atención a los más vulnerables. Los adultos de residenciales se vacunarán primero.

-Se cierran gimnasios y se limita horario de bares, pero quedan abiertos los shoppings y las iglesias. ¿Por qué?

-Es complicado tomar las medidas necesarias, suficientes y a la vez oportunas. Siempre a algunos les parecerán demasiado tímidas y a otros demasiado severas. Los shoppings tienen cientos de metros cuadrados de aire, son espacios muy amplios y se cumplen protocolos estrictamente. Todos están con máscaras salvo en áreas de plaza de comidas. No se han identificado brotes en los shoppings. Las actividades de culto fueron el origen y propagación de brotes sobre todo en Rivera, pero últimamente no se han identificado nuevos eventos. Las actividades de culto que tienen y cumplen los protocolos no han sido recientemente escenarios de brotes. Las actividades de deporte en áreas cerradas sí han sido escenarios de brotes en varios departamentos del país incluyendo Montevideo. Las pandemias son “vivas” en sí mismas, y si cambia la dinámica de la transmisión se deben revisar las cosas. También los protocolos son vivos y no nos deberíamos quedar tranquilos solo por tener uno aprobado. Si se erró en algo hay que ajustarlo, si algo paso y no funcionó hay que reverlo.

-Si usted estuviera en el gobierno, ¿hubiese agregado o eliminado alguna medida anunciada el martes en la noche?

-Desde el inicio la estrategia ha sido enfocada a ir modulando la curva. Exceptuando el análisis de medidas drásticas, cuando se analizan restricciones de movilidad para lograr el objetivo de desacelerar la propagación de este nuevo coronavirus, seguramente la balanza siempre se deba inclinar a una toma de decisión de medidas de más impacto y no al revés. Esto porque el virus siempre tiene la ventaja, siempre está por delante.

-Los casos sin nexo subieron al 20%. ¿Cuán cerca se está de perder el hilo epidemiológico?

-Uruguay cortó y desplazó la curva hacia la derecha. Las medidas de distanciamiento social con auto-cuarentena tan precoz, más el intenso testeo-rastreo-cuarentena y aislamiento de casos, permitió eso. Por eso se logró desplazar hacia adelante la primera ‘’ola‘’. La desplazamos ocho meses y eso fue tiempo ganado. El nexo epidemiológico por ahora se ha mantenido en ese entorno, pero con un gran esfuerzo logístico. Hay que entender que eso tiene un límite y últimamente se ha tensado, poniendo en riesgo su eficacia. Al final del día lo que importa es cuál es la zona segura para poder gestionar la epidemia en nuestro país. Hay que trabajar mucho para evitar llegar a una propagación acelerada del virus a nivel país y es aquí que todos los ciudadanos tienen que pasar a ser protagonistas y artífices en ayudar en el manejo de la pandemia.

Test de coronavirus en el LATU. Foto: Leonardo Mainé
Test de coronavirus en el LATU. Foto: Leonardo Mainé - archivo El País.

-¿Qué implicancia tiene que Montevideo esté en la zona naranja de riesgo?

-Hay que ver si se consolida a lo largo del tiempo. La tendencia parece indicar que no bajará en una semana.

-Los epidemiólogos parecen ser más optimistas al enfatizar que la letalidad es baja, mientras los infectólogos advierten que no todo son las muertes. ¿Por qué?

-Con la epidemióloga Silvia Guerra hemos seguido la evolución de esta pandemia casi desde sus inicios. Ya el 9 de enero estábamos intercambiando sobre lo que pasaba en China y para el 20 de enero ya estábamos muy preocupados porque la evidencia de transmisión interhumana estaba quedando clara. Los infectólogos e intensivistas estábamos muy preocupados porque habíamos visto en terreno cómo las unidades de terapia intensiva se saturaron durante la pandemia de gripe del 2009 y esto nos puso en alerta muy tempranamente. La diferencia con algún epidemiólogo fue de visión de lo que estaba pasando y de lo que pasaría. El 28 de febrero expresé: “Decir que la mortalidad y letalidad es baja, trasmite una falsa sensación de seguridad. Es contar una parte de la película. No es un dato erróneo, pero no es contar toda la película”.

-¿Cuál es el resto de la película?

-El virus se expande demasiado; algunos van a tener cuadros respiratorios graves, van a necesitar respirador; se saturan las camas y, en especial, escasea el personal de salud para atender la demanda.

-¿Qué aprendió la ciencia a casi un año de aquellos primeros casos en China?

-La ciencia en realidad ha sido la gran triunfadora. La ciencia es la que está delineando la solución que está más cerca. El gran error no ha sido de la ciencia, sino de las políticas globales y de cada país que no se preparó para lo que sería en su momento una inminente nueva pandemia. Ya se deberían estar profundizando las estrategias para enlentecer la aparición de la próxima pandemia y luego de que aparezca que los sistemas sean mucho más robustos para responder en tiempo y forma. El gran error a nivel global en esta pandemia fue politizarla, fue desestimar su poder de daño, fue no trabajar coordinadamente desde el principio.

-¿El gobierno privilegia lo económico sobre lo sanitario?

-No existe la dicotomía economía-salud. Van juntas, son inseparables. Es claro que los países que han controlado mejor la epidemia han logrado que el impacto económico sea menor.

-¿Quiénes se vacunarán primero?

-Los primeros a vacunar serían el personal de salud porque son personas expuestas y porque mantienen un servicio esencial. Adultos mayores que estén en residenciales serían los primeros en vacunarse. Luego se ampliaría a otros grupos de riesgo.

-Ante una enfermedad que tiene una letalidad baja, una vez que se vacune a la población de riesgo, ¿importa realmente que siga circulando el virus? ¿Se justifican medidas de restricción?

-Sí, deberemos mantener ciertas restricciones aún con la población más vulnerable vacunada. El virus seguirá infectando a las personas no inmunizadas y aunque no tengan comorbilidades la evolución de la enfermedad puede ser de cierta gravedad en algunos casos. De hecho, ya se están viendo casos de pacientes más jóvenes en CTI en nuestro país. El tiempo dependerá de la vacuna a la que accedamos y la logística necesaria para aplicarla. No es lo mismo una vacuna que no requiere medidas de refrigeración distintas a las usuales que las que requieren ultrafrío.

Vacuna rusa. Foto: AFP
Hay varias vacunas contra el COVID en desarrollo. Foto: AFP

-¿Qué vacuna convence más?

-Depende de cuáles obtengan la licencia. Las vacunas ARN (una técnica que no usa agentes vivos atenuados ni fragmentos del mismo, sino material genético) han mostrado ser eficaces y seguras, pero requieren una cadena de frío especial. Sería difícil adaptar la logística de la campaña de vacunación uruguaya a ese requerimiento de frío. No se trata de cuál convence más, sino de las que sean más eficaces, seguras, transparentes en sus resultados y que aseguren una cadena de producción adecuada y distribución que determine finalmente que sea aplicada. En todo esto hay además algo crucial: que la población la acepte.

-La comunidad científica suele callar ante los antivacunas para no darles voz, usted suele salir al cruce: ¿por qué?

-Hace ya bastante tiempo que quedó claro que la carrera por comprender la parte biológica del virus se estaba ganando mientras que la otra parte importante, que es lo que en definitiva explica el ritmo de la pandemia (el comportamiento humano), no se estaba ganando. Hay actores en la sociedad que hacen mucho daño, siembran desconfianza, crean un relato para minimizar el impacto del virus. Esto no ayuda a generar la unificación de una imagen y de una solución conjunta, sino que lo único que están fomentando es la separación entre las partes, con un costo social inadmisible.

-Mientras no haya vacuna, ¿cómo se puede mejorar el sistema inmune?

-Lo único eficiente es evitar adquirir el virus. Siempre es bueno tener una vida saludable para enfrentar cualquier enfermedad, incluyendo las infecciosas. Es un buen momento para dejar de fumar, o controlar su peso, dado que ambos factores se asocian a peor evolución de la enfermedad.

“La letalidad en hombres es tres veces más alta”

-¿Por qué los hombres padecen, en promedio, complicaciones más severas que las mujeres?

-La gravedad y letalidad es significativamente más alta entre los hombres en todo el mundo. En Uruguay han ingresado a terapia intensiva 2,5 veces más hombres que mujeres y la letalidad en el sexo masculino es casi tres veces mayor que en el sexo femenino. Hay muchos factores que se han analizado, pero aún falta una comprensión más: factores genéticos, fenómenos de autoinmunidad, distinta concentración de una enzima llamada ACE2, el control viral innato, respuestas inmunitarias adaptativas o el equilibrio de la inflamación, todo lo cual podría generar más facilidades de que el SARS-Cov-2 produzca una infección grave. Hasta noviembre hubo 78 pacientes que pasaron por cuidados intensivos, de los cuales 53 eran hombres y las restantes 25 eran mujeres.

“Los jóvenes deberían socializar de otra manera”

-¿Qué oferta se le podría dar al joven para, en este contexto, continuar con su juventud?

-Todos extrañamos la vida normal, pero esa nostalgia no debe hacer que nos pongamos en riesgo y pongamos en riesgo a los demás. Si nos gusta disfrutar las libertades que aún tenemos, entonces hay que ser conscientes de que se debe socializar responsablemente. No les hemos pedido a los jóvenes que no socialicen, sino que lo deberían hacer de manera distinta. Pienso que sería importante que los jóvenes profundizaran aún más su compromiso y, por ejemplo, que emergieran, como hay en otros lugares, “estudiantes contra el corona”. Es una manera de ayudar a aumentar la concienciación entre sus pares. Según los informes epidemiológicos, el grupo etario que más aumentó su incidencia es el de 15 a 24 años. Aun así, la probabilidad de requerir ingreso hospitalario se incrementa con la edad.

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