LA OLA DE CASOS
El departamento fronterizo presenta una de las situaciones más complejas en cuanto a las hospitalizaciones tanto en el servicio público como en el privado.
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En Riveralas áreas hospitalarias destinadas a pacientes con covid-19 están llegando a su tope. Tal como sucedió durante la primera ola de la pandemia, el departamento fronterizo hoy presenta una de las situaciones más complejas en cuanto a las hospitalizaciones tanto en el servicio público como en el privado, y las autoridades sanitarias están gestionando la ampliación de camas.
El porcentaje de vacunación en Rivera es similar al del resto del país, las variantes del virus que circulan también son las mismas e incluso no hay mayores diferencias poblacionales. ¿Por qué entonces su situación se torna más complicada?
En el caso de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), fuentes del departamento explicaron a El País que, hasta el momento, no han tenido que trasladar pacientes con covid-19 al Hospital de Tacuarembó, el centro de referencia más cercano en el caso de un colapso.
Sin embargo, en los últimos días el centro público de Rivera confirmó que ASSE enviará el presupuesto necesario para volver a instalar lo que hace algunos meses funcionó bajo el nombre de la sala de Urgencias Respiratorias Agudas (URA), que cuenta con unas seis camas en total. “Ahora no será URA, pasará a funcionar como un apoyo para los pacientes positivos”, indicó la fuente.
En el hospital departamental actualmente hay tres pacientes internados en CTI con covid y ninguno cuenta con la inmunización completa contra el virus. En total, hay cuatro camas habilitadas para pacientes con diagnóstico positivo del virus. Además, son 21 los internados en cuidados moderados allí. Desde el prestador público entienden que la explicación del crecimiento de hospitalizaciones en Rivera está relacionada “directamente a la cantidad de casos positivos... hay más que en cualquier departamento del norte del país”.
En el caso de las mutualistas, la situación no es muy diferente. Casmer tuvo durante dos días seguidos una ocupación del 100% en su centro de terapia intensiva. Consultado al respecto, el director de la mutualista, Francisco Leites, dijo que se produjo “un brote dentro del CTI a partir de los familiares de un paciente”. El asunto se desató debido a un hombre hospitalizado que se enteró de su diagnóstico con el hisopado de rutina para el ingreso. Luego, debido a que sus familiares solían visitarlo y estos también eran portadores de la infección, otros dos pacientes internados en terapia intensiva dieron positivo al igual que un integrante del personal de salud.
“Por suerte no se produjeron más ingresos durante esos días”, indicó Leites al respecto. Actualmente la ocupación bajó debido a pacientes dados de alta y está en un 60%, pero se incrementaron las camas en cuidados moderados “por los ingresos y egresos del CTI”, según explicó el director de Casmer.
La otra mutualista que funciona en Rivera, Comeri, no ha tenido el mismo impacto que los otros servicios de salud en el CTI, aunque sí tiene a cuatro pacientes con un diagnóstico covid positivo internados allí. “Es cierto que en la parte de las internaciones tenemos la situación bajo control, pero el resto está muy complicado, sobre todo el primer nivel de atención”, explicó el director de la mutualista, Ricardo Araujo.
Según el representante de Comeri, la ola de contagios en el departamento “no llegó a sobrepasar las capacidades” de los servicios de salud, aunque sí hubo “varios días de locura”.
Personal y faltas.
Además del aumento en la cantidad de pacientes internados, el otro gran problema que tienen los servicios de salud actualmente es el ausentismo. En el caso de ASSE, los centros que integran la Red de Atención Primaria (RAP) tienen un porcentaje de entre 10 y 20% de ausentismo, según supo El País.
“Es un número que varía mucho”, indicaron desde la administración y aclararon: “En muchos casos sucede que los funcionarios deben hacer cuarentena porque sus hijos se contagian o algún conviviente, y eso implica más faltas”.
Rivera no fue la excepción y, según indicaron desde ASSE, el hospital departamental estuvo toda la semana pasada sin personal para hacer el seguimiento telefónico a pacientes covid.
Por su parte, Arturo Briva, médico intensivista y exintegrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), dijo ayer en diálogo con Telemundo que el personal de la salud está teniendo “un ausentismo tan importante que puede condicionar a que el punto de quiebre en el cual la calidad asistencial empieza a decaer sea con un número menor (de casos graves de covid-19)”.
“Si empiezan a faltar médicos, enfermeros y personal de servicio, probablemente se generará un punto de colapso (en el CTI), con un nivel de asistencia mucho menor que aquellas 650 camas que se utilizaban en la primera ola”, manifestó Briva. Los intensivistas habían proyectado que los pacientes covid que traería la ola causada por ómicron no serían más de 100, pero actualmente hay más de 140.
“En todos los prestadores de salud del Uruguay hoy hay problemas en las coberturas de todas las dotaciones, en todos los niveles asistenciales”, agregó Briva.