CASO A CASO
El Ministerio de Salud Pública (MSP) creó un grupo de análisis de unos 2.000 vacunados que en el registro informático figuran como que recibieron una dosis de Sinovac y otra de Pfizer.
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Uruguay viene vacunando contra el COVID-19 a un ritmo de 48.000 personas por día y hoy superará los 2.500.000 dosis administradas. En esa magnitud es que empiezan a aparecer los casos que escapan a la norma. Por eso el Ministerio de Salud Pública (MSP) creó un grupo de análisis de unos 2.000 vacunados que en el registro informático figuran como que recibieron una dosis de Sinovac y otra de Pfizer.
Aunque el error es administrativo -los casos en que hubo error del líquido inyectado “se cuentan con los dedos de las manos”, aclaran desde la cartera-, las autoridades sanitarias acordaron hacer un seguimiento para que no haya problemas en el certificado de vacunación o en futuros trámites que necesite la persona (léase el pase y el pasaporte verde).
¿Por qué hubo errores de registro? En cada vacunatorio hay una persona que, en una computadora o en una planilla manual, ingresa los datos de cada vacunado. “Nos enteramos de casos en que a veces el registrador se levanta para ir al baño, piensa que luego se acordará de registrar a la persona inoculada, pero luego se olvida y en el sistema informático figura como que no recibió la dosis”, cuenta el ingeniero Nicolás Jodal, CEO de la empresa que da soporte informático a la agenda de vacunación.
Otras veces se inscribe mal el tipo de vacuna o por un error en el sistema la persona figura con otro nombre de dosis (aunque se haya administrado la correcta), y el registrador valida la información sin chequearla.
El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, dijo que “fue un acierto” la división de los vacunatorios por tipo de vacuna: en un mismo local no pueden darse dosis diferentes durante el mismo día. Eso evitó el cruce que, a juzgar por los resultados preliminares del estudio que encabezó el Instituto Carlos III de Madrid en base a la mezcla de Pfizer y AstraZeneca, no reviste un riesgo para la seguridad ni la eficacia.
De hecho, en los menos de diez casos en que “por error” se administraron dosis cruzadas, la sanidad los tipificó de “Efecto Adverso Supuestamente Atribuible a la Vacunación e Inmunización (Esavi)”, les dio seguimiento y ninguno de los pacientes padeció secuelas.
Según Catalina Pírez, quien preside la Comisión Honoraria para la Lucha Antituberculosa (encargada de la operativa diaria de la inmunización contra el coronavirus), los efectos adversos registrados en Uruguay “rondan entre el 2% y 3%” de los vacunados, siempre “han sido leves” y muchos de ellos “asociados a una alergia o por la ansiedad de la inmunización y no del producto”.

En abril, cuando los países europeos empezaron a reportar algunos casos de coágulos en menores de 60 años, la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina difundió una publicación que da cuenta de cinco reacciones posvacunales que pueden suceder en toda campaña de vacunación. Se trata de la reacción inducida por la vacuna (la dosis es correctamente manipulada, pero el individuo presenta una alergia), la reacción por defectos de la calidad de la vacuna (incluye el dispositivo de administración que da el propio laboratorio), reacciones por errores en el proceso de inmunización (como una mala manipulación o haber administrado una dosis incorrecta), reacciones de ansiedad por el miedo a vacunarse y las reacciones coincidenciales que no tienen que ver con el producto ni la ansiedad del individuo.
“Los errores o reacciones posvacunales se han reportado a nivel mundial y en la literatura científica”, explicó el catedrático Julio Medina. “En Uruguay, por suerte, no han sido frecuentes los errores programáticos, la mayoría fueron de registro, y en el contexto de la enorme campaña vacuna del COVID-19, con tres plataformas de vacunas, son mínimos”.

En 40 días vencen las dosis de Oxford-AstraZeneca. Ante esta cuenta regresiva y teniendo en cuenta unas 6.000 cancelaciones, las autoridades sanitarias están preocupadas por la baja adhesión: en los últimos diez días fueron administradas menos de 300 dosis en todo el país. Por eso buscan la manera de incentivar a la población mayor de 60 años (que es la de mayor riesgo ante una infección del COVID-19 y es la que tiene menos chances de presentar efectos adversos con la vacuna de AstraZeneca) para que concurra a las jornadas vacunales que no requieren agenda previa.
La vacuna de AstraZeneca es el caso típico de “mala prensa”. El último estudio de Estados Unidos, uno de los países que administra esta vacuna, arrojó una eficacia del 76% en la prevención de la enfermedad del COVID-19 y casi un 100% para evitar las muertes. Pero la aparición de casos de coágulos sanguíneos en algunos pacientes -con mayor frecuencia en menores de 60 años- hizo que Dinamarca suspendiera su administración y que a escala mundial hubiese una baja de la confianza.
En abril, el mes en que salieron a la luz los casos de trombosis, los medios masivos uruguayos publicaron 930 notas alusivas directa o indirectamente a AstraZeneca. De ellas, 113 hicieron referencia a la aparición de trombos, dudas de los gobiernos europeos o alguna mención a la incertidumbre que pende sobre esta vacuna. Así lo constata la auditoría de medios de Global News Uruguay.