Relegan a jóvenes según conveniencia

| Los expertos coinciden en que se discrimina a las nuevas generaciones en la política y en el ámbito laboral

HORACIO VAROLI

Un joven puede votar a los 18 años, pero no puede ser elegido. Un joven también puede adquirir derechos laborales a los 14 años, pero difícilmente puede acceder a cargos importantes con la mayoría de edad. Si bien son sólo ejemplos, para algunos sociólogos, en determinados campos los jóvenes están notoriamente relegados por los adultos.

Según Joaquín Cardeillac, sociólogo recientemente recibido, los jóvenes se encuentran postergados en las tareas de gobierno. En el 2003, cuando aún no era profesional, estudió las diferencias de las generaciones en el Parlamento. Según explicó, existen atributos socialmente impuestos que dejan a un lado la participación de los jóvenes. "A los mayores se los identifica con la madurez, la experiencia y la racionalidad; a los jóvenes con la fuerza, la osadía y la inconsciencia", dijo.

Uno de los argumentos más repetidos, según la investigación de Cardeillac, es que "la gente no tontea" y, por lo tanto, "no elige individuos que aún están en edad de tontear, que aún no alcanzaron la madurez y la experiencia para tratar temas serios".

Esos atributos de los adultos son considerados como imprescindibles para la tarea parlamentaria. "Hay una particular valoración de la edad en ese ámbito. Un joven, en la carrera política, suele ser relegado a una posición más militante", dijo el experto.

En su trabajo, Cardeillac destacó que es "insustentable e insuficiente" que esas atribuciones se vinculen a criterios cronológicos o biológicos. Por el contrario, el sociólogo insiste en que es producto de una construcción social. "Cada campo tiene sus leyes específicas de envejecimiento", afirmó.

La Constitución de la República establece que para entrar al Parlamento los diputados deben tener 25 años cumplidos y los senadores 30. Para ser presidente, el candidato debe ser mayor de 35 años. "No hay por qué suponer que una persona tiene más experiencia por la edad que tiene", explicó Cardeillac, e indicó que existe una natural sobrevaloración de la vejez en ese campo.

TRABAJO. El Parlamento no es el único ámbito para explicar que los jóvenes están relegados por los mayores. Según la socióloga Verónica Filardo, "los jóvenes y los adultos tampoco tienen las mismas posibilidades laborales". Para ella, si bien los jóvenes adquieren derechos para trabajar a los 14 años, con dificultad pueden acceder a puestos importantes o de gran responsabilidad a esa edad.

En la misma línea que Cardeillac, Filardo consideró que socialmente se le atribuye al adulto el lugar del saber. "Se considera que transmite valores y normas, y que tiene capacidad de decisión", explicó la socióloga.

Así se establecen socialmente las diferencias. Sin embargo, la profesional destacó que hoy en día el saber se asocia a la tecnología y los jóvenes son capaces de decodificar más rápido que los adultos". "Hoy el saber no está sólo en el mundo adulto", recalcó.

CUESTIONADOS. Cardeillac y Filardo no son los únicos sociólogos que cuestionan los ámbitos donde los jóvenes son postergados por los adultos. Según indicó Filardo, hoy todas las corrientes de pensamiento que definen la juventud como una edad de tránsito a la adultez "están siendo cuestionadas".

La experta explicó que en todas las sociedades la juventud es una de las varias etapas de la vida, como la niñez, la adultez y la vejez. "Con el paso del tiempo, los jóvenes van asumiendo los roles de los adultos en el hogar y en la sociedad", dijo.

En tal sentido, siguiendo las tendencias de pensamiento hoy cuestionadas, un joven se convierte en adulto cuando consigue un empleo fijo e independencia de sus padres. Sin embargo, dijo la socióloga, ya no hay pautas claras para ser adulto. "Ese mundo funcionó bien mientras las generaciones sucesivas llegaban a ese modelo".

Hoy conseguir empleo no es una tarea sencilla; más bien un mito y, por ende, "la independencia económica se consigue en edades más tardías", concluyó.

Por otra parte, indicó que ya "no hay propiedades esenciales ni en los jóvenes ni en los adultos; es producto de una lucha, de un conflicto, por definir espacios", dijo.

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