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Vuelven al puente para protestar contra UPM

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Los asambleístas argentinos regresarán al puente Gral. San Martín a manifestarse. Foto: AFP

POLÉMICA POR INVERSIÓN EN CELULOSA

Ambientalistas de Gualeguaychú se oponen a nueva planta.

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En la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, UPM parece ser la madre de todos los males. Por eso, este mes los ambientalistas volverán a manifestarse en el puente internacional Libertador General San Martín, casi una década después del polémico bloqueo que enfrentó entre 2005 y 2010 a los gobiernos de Uruguay y Argentina por la supuesta contaminación de las pasteras en el río Uruguay.

Según informaron integrantes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú a El País, el domingo 28 de abril los ambientalistas se movilizarán hacia el puente en rechazo a la instalación de la segunda planta de UPM en Uruguay.

Mientras tanto, en el gobierno siguen las negociaciones para cerrar cuanto antes el contrato con la finlandesa que pretende ubicar su planta y zona franca en Pueblo Centenario (Durazno).

El ambientalista Julio Rivero explicó a El País que “las marchas son contra UPM para que se vaya del río Uruguay” dado que los efluentes -de la futura planta en Durazno- vendrán por el río Negro al Uruguay, señaló. Rivero sostuvo que, si bien se trata de una marcha que se realiza año tras año, esta vez no se descartan nuevas medidas dado que ya “se observan pintadas en la calle y mucha bronca en la comunidad”.

Rivero dijo que “es una pena que el gobierno uruguayo quiera endeudar a su pueblo no solo por los dólares que tiene que invertir, sino en un pasivo ambiental muy grande por más de 50 años”.

El 14 de junio del año pasado autoridades argentinas junto a ambientalistas analizaron el eventual impacto de la futura segunda planta de UPM en Uruguay, según informó el sitio de noticias Maxima Online. La reunión fue confirmada por ambientalistas a El País: allí se analizaron una serie de datos sobre el impacto ambiental de la planta.

En un afiche que circula en redes sociales y que convoca a la marcha, titulado “Juntos por un ambiente sano”, los ambientalistas invitan a la actividad que se desarrollará el 28 de abril. Allí también se pueden leer las leyendas: “Vamos todos” y “Sí a la vida”, convocando a la manifestación.

Discordia

La historia es conocida. La cruzada ambiental comenzó en forma diplomática a principios del año 2002, bastante antes de que los cortes de ruta radicalizaran todo.

El primero de los piquetes se realizó el 23 de diciembre de 2005 a la altura de Arroyo Verde, de acuerdo a una nota de Qué Pasa de El País.

La protesta fue subiendo de tono hasta que en mayo de 2006 el entonces presidente argentino Néstor Kirchner anunció que la lucha contra las pasteras en el río Uruguay se transformaría en una causa nacional que estaba dispuesto a llevar hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

El 20 de noviembre de 2006 se inició el piquete que se extendió en forma ininterrumpida por unos tres años y medio.

Fue una época en la que diversos cuadros de inteligencia policial y militar trabajaron sigilosamente en la zona para determinar la veracidad de un posible atentado a la planta. Llegaron incluso a camuflarse entre los operarios contratados.

El foco de la atención nacional estaba en Fray Bentos. Los cortes se extendieron a las fronteras de Paysandú-Colón y Salto-Concordia. El 8 de noviembre de 2007, en la Cumbre que se celebró en Santiago de Chile, el presidente Tabaré Vázquez otorgó la autorización para que la planta empezara a operar.

Ese momento marcó uno de los días de mayor tensión entre Argentina y Uruguay. Kirchner se cruzó en un pasillo con Vázquez y criticó duramente su decisión: “Lo tuyo fue una puñalada en la espalda”, le dijo el presidente argentino, según recogió el libro La ruptura.

La chimenea de Botnia empezó a humear, enfureciendo a los asambleístas y a quienes acompañaban a Kirchner en Santiago de Chile. Vázquez temió duras represalias, ordenó el cierre de fronteras y hasta pidió ayuda a Estados Unidos ante un posible conflicto bélico.

Efectivos de la Armada colocaron un vallado en el medio del puente, cerraron los puertos y se restringió el espacio aéreo. Es que los activistas, que ya sabían de manifestarse en territorio uruguayo, habían amenazado con extender la movilización por tierra, aire y agua.

Fue un período en el que, además, entre 150 y 200 operarios del puente San Martín se quedaron sin trabajo producto del extenso bloqueo de los ambientalistas.

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