Luis Alberto Heber renunció a su banca en el Senado después de más de 40 años con un lugar en el Palacio Legislativo. Fue electo diputado por primera vez al regreso de la democracia, en 1984, y asumió cuando tenía tan solo 26 años, al borde del requisito en la Constitución. Hasta hoy, era el legislador con más años en el Parlamento, en su octavo periodo consecutivo.
"No es una despedida de la actividad política. Entiendo esto como una etapa. Dejo la actividad parlamentaria, pero me dedicaré a lleno a la política partidaria", dijo Heber luego de que se leyera su carta de renuncia.
Memorias de un histórico.
Heber recuerda bien —tal cómo indicó en febrero en diálogo con El País— cuando ingresó al Palacio Legislativo un día de 1985: “Estaba todo apagado, todo cerrado, y un funcionario nos dejó entrar. Le pedimos que nos abriera la sala y me acuerdo perfecto de cuando ingresamos. Carlos (Rossi) salió corriendo a una banca, y dijo ‘yo me voy a sentar acá, y le voy a decir a los colorados que los voy a interpelar’. Por mi parte, le pregunté al funcionario si se acordaba dónde se sentaba mi padre —del 58 hasta el 71 fue diputado y después senador hasta parte del 73— porque quería ir al mismo lugar, y me indicó cuál era la banca”.
La historia no termina ahí porque, marcó Heber en su momento, tenía el desafío de asegurarse su asiento cuando iniciara el periodo legislativo y los otros diputados también estuvieran en la sala.
Por otra parte, el ahora exsenador habló en ese entonces con El País sobre la primera vez que le dieron la palabra en el no Parlamento, una instancia que puede generar nervios a quienes son nuevos en el plenario.
En la primera reunión de bancada del Partido Nacional, Wilson Ferreira Aldunate dejó en claro que los más chicos tenían que participar en las sesiones. Heber recordó: “Nos miró a los más jóvenes —me acuerdo que nos clavó la mirada, era muy carismático e imponía mucho— y dijo: ‘Los muchachos jóvenes. Sí, ustedes. Quiero que hablen el primer mes, así le sacan el miedo a la cámara. No sé de qué, hablen de cualquier cosa, pero quiero que estén debutando’”.
Con ese respaldo, Heber se anotó en la media hora previa para hablar de uno de los temas con los que hizo campaña: el hospital de Rivera, el que describió a El País como “totalmente abandonado”. “Hice una exposición que la leí, no fue improvisada. La leí porque me daba temor. Después, empecé a anotarme en todas las medias horas previas, sobre todo en el primer año. Estaba abonado, era el primero que me anotaba para plantear cosas de Rivera. Y ahí empecé a tener una participación mucho más fluida”.