Redacción El País
“Sabe tanto de ópera como de economía”. Con estas palabras, el comunicador argentino Oscar González Oro dio paso a que entrara el presidente de Argentina, Javier Milei, mientras sonaba la ópera Nabucco con música de Giuseppe Verdi en el principal salón del Radisson Victoria Plaza repleto de empresarios y autoridades del gobierno. Ópera en la que el mandatario argentino centró su discurso dado la “importancia” que tiene “para un libertario”, discurso en el que también habló de Mosiés y la liberación del pueblo judío de Egipto.
Milei, al mediodía del viernes en un almuerzo de ADM, decidió hablar sobre la “importancia” de la libertad y obviar el motivo principal de su visita a Uruguay: la Cumbre del Mercosur.
Al comienzo de su discurso, el mandatario argentino marcó que el “crecimiento económico depende de las instituciones porque plasman el entramado y las bases morales de una sociedad”. Por lo tanto, “cuando una sociedad abraza valores como envidia, odio, resentimiento, trato desigual frente a la ley o hasta el asesinato —que es lo que hace el socialismo— termina en una catástrofe porque va contra lo mejor de la naturaleza humana”, indicó, y añadió en contrapartida: “Se prospera cuando abraza las ideas de la libertad”.
Por eso —continuó detrás del atril— agregó: “Si no entendemos la lucha civilizatoria que se está dando, no entendemos lo que está pasando en el resto del mundo ni a lo que nos estamos conduciendo. Por algo odiamos al marxismo cultural y a la izquierda: se asocian con el terrorismo y atacan a nuestra base civilizatoria porque es la forma de destruir los valores de occidente”.
La ópera Nabucco es la que más lo marcó dado que es la primera que escuchó en su vida, comentó, y añadió (y generó risas en el salón repleto del hotel céntrico): “Después me radicalicé, como siempre”.
A continuación, relató la “historia detrás de la ópera y lo que implica en términos de la libertad”: “Es de protesta porque narra la ocupación de Israel a manos de Babilonia, y en ese momento Italia estaba ocupada por los austrohúngaros, con lo cual se traza una analogía entre la ocupación de ambos países. De hecho, uno de los personajes más imponentes y que me impacta enormemente es Zacarías. Da un mensaje impresionante porque arenga al pueblo a no bajar los brazos, pidiéndole que siga sosteniendo la pelea porque la libertad iba a llegar”.
Milei, entonces, marcó que la “historia está vinculada a la historia del pueblo que más testimonio ha dado de la lucha por la libertad: es el pueblo más perseguido y que siempre logró imponerse. No hubo grande que no intentara destruir a Israel, y no pudieron”.
Minutos después, se refirió a Moisés para hablar de lo “difícil que es pelear por las ideas de la libertad”. En ese sentido, continuó: “Todos creen que todo el pueblo hebreo salió de Egipto, lo que es falso dado que solo lo hizo uno de cada cinco. Prefirieron el pescado gratis, que era la esclavitud. Por eso hay una frase maravillosa de Milton Friedman que dice: ‘No hay tal cosa como un almuerzo gratis’. No hay nada que sea gratis”.
A entender de Milei, “cada vez que el Estado dice que va a regalar algo, está quitando libertad”. Se definió como “anarcocapitalista” dado que “odia al Estado porque es una asociación criminal violenta que vive de una fuente coactiva de ingresos: los impuestos”.
Volviendo a Moisés, continuó: “No estaba libre de críticas, a pesar de todo lo que habían vivido. Si se levantaba temprano, decían que estaba peleado con su mujer; pero si levantaba tarde, decían que estaba haraganeando; y si se levantaba en punto, era porque no tenía nada que hacer. Entonces, cuando dicen que no acepto las críticas, no es que no las acepto, ¡cómo no las voy a aceptar si criticaban a Moisés! A mí me valen todas las de la ley, pero pido que lo hagan con la verdad y no con la mentira. Además, Moisés no solo fue duramente criticado sino que también tuvo que enfrentar rebeliones”.
Poco antes de cerrar con su ya clásico “¡viva la libertad, carajo” —lo que le valió el aplauso de los presentes—, hizo hincapié en que “ganar la libertad no viene de regalo” sino que “hay que ganarla”. Mientras se refería al cruce del Mar Rojo, en el que el relato bíblico dice que Moisés abre las aguas, sentenció. “Hay que arriesgar, hay que pelearla”.
Su retirada del escenario, a tono con su discurso, se produjo mientras se escuchaba la ópera Nabucco.
“Lo más importante es, como dice (el actor estadounidense) Sylvester Stallone, seguir avanzando a pesar de los golpes que a uno le tiran. Es mucho mejor llorar porque lo intentaron y fracasaron que arrepentirse por no haberlo hecho. Por lo tanto, frente a todas las adversidades, peleamos por las ideas de la libertad porque si no lo vamos a lamentar. Si sale mal, por lo menos lo intentamos. Pero si sale bien, vamos a dejar un mundo muchísimo mejor”, indicó el mandatario argentino Javier Milei.