Jorge Gandini: “Al líder de la pata wilsonista lo va a elegir la gente”

Jorge Gandini. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

"Trabajamos en la figura de Raffo para la IMM; espero que no se frustre el proyecto colectivo”, dijo el senador nacionalista.

Jorge Gandini, senador por el Partido Nacional, lidera Por la Patria y apuesta que haya un ala wilsonista unida que desafíe al oficialismo blanco en 2024. Dice que hay que “hablar” con Argimón, no descarta un pacto con Alianza Nacional y señala que el líder de este sector lo debe “elegir la gente”. Advierte que Raffo es fruto de un acuerdo de todo el partido y que si no quiere ir por la IMM hay que revisar la situación. Sobre Delgado, señala que no sabe si será candidato.

-¿Cómo le pegó al wilsonismo la muerte, hace ya más de un año, de Jorge Larrañaga?

-Generó movimientos, pero sobre todo una gran convulsión emocional y también política. Más allá de que Jorge desde el ministerio no estaba haciendo política partidaria, era un contrapeso importante al gobierno de (Luis) Lacalle Pou y un referente de esa otra ala del partido. Su fallecimiento generó un vacío que no se ha podido llenar. También es cierto que llegamos a la última elección con Larrañaga candidato, pero no el único candidato del ala no mayoritaria, eran tres (se refiere a que también estaban Carlos Iafigliola y Enrique Antía, de raíces wilsonistas; además estaba Juan Sartori). También es cierto que ninguno de los tres está jugando el partido hacia 2024, así que lo que se ha generado es un vacío, una necesidad, que también es una oportunidad. Hay una corriente partidaria que siempre existió y tiene que seguir.

-Cuando Larrañaga falleció usted ya había decidido abrir un camino propio, distinto al liderado por él…

-En 2017 refundamos Por la Patria…

-Pero apoyaron a Larrañaga en 2019…

-Apoyamos a Larrañaga en la interna, pero con nuestras listas, y en la elección nacional acordamos una lista al Senado, porque Por la Patria todavía era muy joven y eso era lo más lógico.

-Y luego de que terminó la elección, imagino que un poco por el resultado, la unión entre ustedes ser rompió y no había miras de que se pudiera reformular esa alianza.

-Fue así, pero no por el resultado, sino porque era evidente que era necesario hacer cosas nuevas.

-¿La muerte de Larrañaga cambia esto? ¿Las distintas patas del wilsonismo podrían volver a unirse?

-No lo sé. Hay mucho wilsonismo en el partido, pero le falta un liderazgo que lo agrupe, que lo reunifique, que sea capaz de representar eso que siempre es más que wilsonismo. Quizá se unan fuerzas que en la elección pasada estaban en otro lado y que ahora podrían estar en un nuevo espacio que pueda competir en la interna. Hay que construir una alternativa que contenga al electorado y que sea una suerte de pista de aterrizaje para esas personas que no encuentran en el partido lo que buscan. Wilson cuando fundó Por la Patria y resolvió ser candidato en el 71 lo hizo luego de recibir el apoyo de Dardo Ortiz, Walter Santoro y “el Toba” (Héctor Gutiérrez Ruiz), tres referentes herreristas de esos tiempos. Tenemos que ser capaces de tener al menos dos -si son dos, mejor- corrientes partidarias.

-¿O sea que usted podría volver a hacer un acuerdo con Alianza Nacional?

-Por supuesto, allí tengo muy queridos compañeros. Habrá que ver los tiempos. Todos tenemos nuestros tiempos. Y el formato que tendrá que tener eso. No es posible tampoco sentarse a conversar si no hay un liderazgo claro, y eso lo va a decidir la gente. Si alguien despega y despunta tendrá la capacidad para convocar a la unión de ese espacio.

-¿Ha tenido conversaciones con dirigentes de Alianza?

-Muchas, tenemos un origen común. A veces son buscados y a veces son casuales, pero hay encuentros.

-¿Cómo se determina ese liderazgo?

-Lo elige la gente.

-¿Y cómo se sabe lo que la gente quiere? ¿Por las encuestas?

-Se sabe. Los dirigentes tenemos un órgano muy sensible: la nariz. Cuando empezamos a escuchar en el cumpleaños, en el velorio, en la esquina, en la almacén, nos damos cuenta por dónde va la cosa. No se puede poner a alguien que no tiene el apoyo del electorado. Cualquier acuerdo político que no tiene en cuenta lo que la gente va empujando, termina mal. También, claro, ayudan las encuestas. A veces los dirigentes se mueven para un lado, pero la gente se mueve para otro. Nadie tiene atado al electorado. Cuando Jorge Batlle fue presidente conectó primero con la gente y después le llegaron los dirigentes.

-¿No se escuchó a la gente cuando usted quiso ser candidato a intendente, en 2015, y luego no lo fue porque no tuvo el respaldo de la mayoría del Partido Nacional?

-Me había acercado mucho a la gente, bastante. Pero luego pasaron cosas. Y bueno, la elección interna la iba a ganar Larrañaga, pero la ganó Lacalle Pou y eso cambió el eje de las mayorías. Se había creado el Partido de la Concertación -una idea en la que yo ayudé mucho- e iba a haber tres candidatos, pero solo uno podía ser blanco. Como Lacalle Pou había ganado, pero además había obtenido la mayoría en Montevideo, la decisión era de él. Entendió que debía poner a un candidato de su sector político (fue Álvaro Garcé). El partido, entonces, tuvo su candidato. Se hizo como siempre: se eligió en verano, a las apuradas y lo mandamos a la guerra a hacer lo que pudiera. Así nos fue. Mala decisión.

-¿Mala decisión de Lacalle Pou?

-Mala decisión del partido. En todo el país siempre se sabe quiénes van a ser los candidatos a las intendencias por lo menos dos años antes, pero acá en Montevideo no se sabe nada. Todo se hace a las apuradas, después de la elección, cuando además estamos en otra cosa, porque si se ganó estamos armando gobierno y si se perdió estamos viendo como pagamos cheques viejos. Los procesos deben ser más largos y yo había arrancado ese proceso. Pero la democracia funciona así y nunca me quejé.

"Trabajamos en la figura de Raffo para la IMM; espero que no se frustre el proyecto colectivo”.

Jorge Gandini. Foto: Leonardo Mainé
Jorge GandiniSenador del Partido Nacional

-¿Le gustaría ser el líder que desafíe en las internas de 2024 a la mayoría dentro del Partido Nacional?

-Hoy soy líder de Por la Patria. Y creo que lo que debe competir en la próxima elección no es Por la Patria, sino algo más abarcativo de lo que nosotros tenemos que ser parte. Luego se decidirá quién es el líder.

-La vicepresidenta Beatriz Argimón ha dicho que se siente cercana a esa ala no mayoritaria del partido.

-Sí, claro. Es parte. Por supuesto. Es una de las personas con las que hay que hablar. Estamos en un proceso de construcción. Hay que hablar. Entre nosotros, pero también con la gente. Es importante la opinión pública, la incidencia, la organización. Para generar una corriente hay que tener claras las bases, los pensamientos, los conceptos. No puede ser una construcción matemática de la oportunidad, debería ser por lo contrario un entendimiento de ideas. Somos wilsonistas, debemos ser fieles a las bases que crearon ese sector del partido, que luego lo continuó sin dudas Larrañaga. Hay arraigos, hay raíces -aunque hoy es cierto que hay herrerismo en todos lados, del de Herrera, y hay wilsonismo en todos lados. Debemos entonces justificarnos a nosotros mismos sobre las consecuencias y los matices. Este es un proceso largo, que nos obliga a superar la idea de la autovaloración, la autopercepción. Hay que conformar un grupo y esto implica renunciamientos.

-¿Que Argimón no tenga un sector armado, como es su caso, la debilita a la hora de pelear por una candidatura?

-Tenemos estilos diferentes. Beatriz va más por la opinión; nosotros vamos por la opinión, la organización y la estructura. Volamos por abajo del radar, recorriendo los departamentos y participando de los debates. Esta es nuestra formación, que justamente viene del wilsonismo. Pero ha habido casos de candidatos que aparecen, conectan con la gente y ya está.

-Me decía que hay wilsonistas y herreristas en todos lados. Álvaro Delgado, por ejemplo, tiene raíces wilsonistas. ¿Qué sentido tienen entonces los dos bloques?

-No existe la rivalidad de antes, por suerte. La convivencia es buena. Este era un partido que estaba mucho más enfrentado. El gobierno de (Luis Alberto) Lacalle Herrera tuvo muchas dificultades con su propio partido para formar mayorías. Ha habido mucha madurez y eso tiene que ver, entre otras cosas, con el liderazgo. Hoy tenemos un presidente, Lacalle Pou, que es un líder de todo el partido y que creció luego de las elecciones. Esto no quiere decir que no tengamos algunas ideas diferentes.

-¿Por la Patria se siente identificado con el rumbo del gobierno de Lacalle Pou o hay matices?

-Las dos cosas: nos sentimos identificados, pero tenemos matices. En estos tiempos los matices hay que disimularlos, porque no hay que generarle problemas a un gobierno que ya tiene bastante con lidiar con la oposición y el movimiento sindical, además de los problemas exógenos provocados por la pandemia, la pospandemia, la economía mundial y los efectos de la guerra. Las diferencias hoy se plantean donde se plantean, se anotan al costado de la hoja y ya llegará el momento de decir, por la positiva, lo que creemos que hay que hacer. Ya tuvimos un sacudón en 1999, que nos fue muy mal y salimos terceros producto de diferencias internas. Aprendimos que si al gobierno le va bien a todos nos va bien. Si le va bien al gobierno, le va bien al partido. Si la gente no está bien, si la seguridad anda mal, si la salud no conforma, al partido le va mal.

-Hay quién dentro del Partido Nacional piensa que el camino puede ser una candidatura única.

-Eso es imposible, porque se puede acordar pero después alguien va a aparecer igual. No es como para ser candidato a intendente, que hay que ir a la convención y conseguir dos tercios de los votos. Acá con levantar la mano ya está. Pero, además, no es el camino natural de los blancos ni lo más saludable. Lo mejor es la competencia, que no haya un sector que se quede con todo. Uno puede preguntarse: ¿y si Lacalle Pou fuera candidato? Y bueno, su liderazgo es muy importante, pero no va a ser candidato y no hay otro que tenga ese liderazgo -ojo, en mi caso, aunque así fuera, siempre quiero que haya internas. El partido está, como otros partidos, viviendo una etapa de transición. Al Frente Amplio le está sucediendo por una cuestión generacional y a nosotros nos sucede porque el líder de un sector, que va a seguir siendo el líder, deberá desdoblarse para que el candidato sea otro, que seguramente no será líder y que hay que ver quién es. Y nosotros…

-Bueno, es Álvaro Delgado.

-Está por verse. Mire que he visto de todo. Vamos a ver. Es el candidato lógico. Pero eso de que el líder es el candidato y el candidato es el líder, en este caso no va a poder ser. Y del otro lado lo que en la elección pasada compareció, ya no está. Todos estos procesos están en marcha. Ahora lo que hay que hacer, insisto, es cuidar la gestión, que es el mejor aliado de la campaña. Insisto, nos van a evaluar por lo que se haga.

-¿Qué le parecieron las declaraciones de Laura Raffo a El País, en cuanto a que sabe que su nombre “suena” para 2024?

-No me preocuparon las declaraciones de Raffo sino las de algunos compañeros. Y no me preocupan en tanto candidata, sino en tanto a fracaso de un proyecto político que por primera vez el Partido Nacional viene haciendo con seriedad. Después de la elección departamental pasada, a las semanas, el partido llegó a un acuerdo muy serio y sensato, que fue empezar a trabajar para la que viene. Se entendió que había que aprovechar la figura de Raffo, que tuvo un buen resultado. Decidimos tener por delante un escenario de Partido de la Concertación en que por lo menos en Montevideo haya tres candidatos, y nos pusimos a trabajar detrás de una figura y le dimos todo, en lo formal y lo político, para potenciarla. Pasó a ser la presidenta de la Departamental del Partido Nacional, a tener el respaldo de toda la bancada de ediles, de todos los diputados, de todos los senadores y de todos los sectores. Eso es un trabajo serio. Cinco años promoviendo una figura y posicionándola. Además de esto, los ediles le dieron a Laura la calidad de vocera. Pasó a ser la representante de la voz del partido en Montevideo. Todo mirando a mayo de 2025. Eso es trabajar en serio y es incompatible con cualquier otra aspiración, porque si se presenta en la interna en el Partido Nacional no puede ser candidata por la Concertación a Montevideo. Esto lo que puede hacer es frustrar el proyecto colectivo, obligarnos a llevar el reloj a cero y luego ver a quién le cargamos la cruz para ir por Montevideo. Hay un hermoso proyecto y soy de la idea de que no hay que ponerla a competir por otros cargos. Si el Partido Nacional muestra que en serio va por todo, quizá logre mejorar su votación de Montevideo.

-En la última elección del partido, Por la Patria logró tres lugares en el directorio. ¿Qué incidencia están teniendo?

-Me he sentido cómodo, me ha tocado liderar unos cuantos procesos y me he sentido bien. Obvio, tenemos a veces diferencias, pero en un partido grande eso es natural y está bien que pase. A veces nuestras propuestas no son atendidas, pero no porque seamos chicos o diferentes, sino porque hay quien piensa distinta. No tenemos una presencia en el gobierno, en cargos ejecutivos, en equivalencia al esfuerzo que hacemos por el partido y el país. Pero eso está dentro de la lógica de lo que puede suceder.

“Con CA se convive; hay un acuerdo”

-¿Qué tantos puntos de encuentro tiene un wilsonista con Cabildo Abierto?

-Convivimos en la coalición y tenemos un acuerdo político, que es el Compromiso por el País. La coalición está conformada por partidos con arraigos diferentes. Yo no aspiro a estar de acuerdo en todo, sino a lograr acuerdos. Y el primer acuerdo es que no nos vuelva a ganar el FA. Además no competimos por el mismo electorado, porque el wilsonismo puede buscar votos, por ejemplo, en la izquierda moderada.

-¿Y eso no lo acerca más al FA?

-No, porque el FA no se expresa con matices. Con quien puede haber acuerdos es con frenteamplistas.

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