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Ana Ribeiro: “Sin Larrañaga no sabría seguir en política”

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Ana Ribeiro. Foto: Juan Manuel Ramos.

ENTREVISTA

Por la importancia que tuvo el fallecido ministro del Interior en su incursión en la política, la subsecretaria de Educación y Cultura duda en seguir este camino y desea “volver a la historia”.

Como larrañaguista de ley, Ana Ribeiro extraña a su líder y llora al recordarlo. Es que el fallecido ministro del Interior está tan presente en quienes lo siguieron que todavía escuchan su voz cuando enfrentan encrucijadas. Pero justamente por eso, por la importancia que tuvo Jorge Larrañaga en su incursión en la política, la subsecretaria de Educación y Cultura hoy duda en seguir este camino por mucho tiempo más y desea “volver a la historia”.

-La semana pasada, en un simposio de historiadores en Buenos Aires, dijo que en la gestión pública vivió días que le causaron dolor. ¿No se siente a gusto en la función como subsecretaria?

-Cuando yo dije dolor me refería a esa mezcla de impotencia, ganas de hacer cosas, y que hay que entender que hay un límite para lo que quisiera. Yo supongo que esto que te estoy diciendo le pasa a todos en la gestión. Capaz que los más veteranos en esto están más acostumbrados; pero como en mi caso es la primera vez que tengo un cargo público, llegué con mucha fuerza y mucha ilusión y después entendí que podés hacer algunas cosas, pero no todas las que quisiera.

-¿En qué situaciones ha sentido impotencia?

-En muchísimas. Te puedo hacer una lista muy larga. Sentís impotencia porque los tiempos del Estado son tiempos lentos. Y mirá que no es una crítica pura y dura, porque a veces en esa lentitud lo que hay es un enorme tiempo para las garantías que el Estado requiere para cada cosa que hace.

-Si tuviera que mencionar algunos de los grandes ejes de su gestión que le gustaría ver concretados de acá al fin del período, ¿cuáles diría?

-Bueno, una cosa es lo que la gestión del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) en su conjunto se proponga y otra es lo que yo me proponga individualmente.

-Me refiero a usted.

-Lo que pasa es que en tanto subsecretaria veo pasar una cantidad de cosas cuya gestión no es exactamente mía. Es lo que pasa cuando sos el número uno o número dos de un ministerio. Participás de algo en lo que en realidad no sos quien hace la ejecución. A mí me gustaría que quienes están encargados de la educación de verdad presenten en el año 2025 una reforma educativa suficientemente avanzada como para decir que tuvo lugar, que fue exitosa. Sobre todo quisiera ver que haya un entendimiento entre los docentes, los padres de los alumnos, y quienes están llevando adelante la reforma de que eso es algo positivo y que le va a hacer bien al país. Quisiera ver un mayor entendimiento y un diálogo más fructífero. Esa es una ambición que tenemos todos en el MEC. Después, quisiera ver las tradiciones y la cultura del interior del país suficientemente amalgamada con las de la capital. La diferencia entre la capital y el interior ha sido siempre problemática. El interior siempre siente que se le da menos cosas, que se le niegan cosas.

-Tiene mucho que ver con la reivindicación por una mayor descentralización.

-Exacto. Una vieja ambición de Jorge Larrañaga. Los larrañaguistas eso lo tenemos grabado a fuego en la cabeza.

-¿Imagina un después de esta experiencia política?

-A ver, cómo decirlo sin que parezca que reniego de nada (piensa). Un después en política creo que no. Que lo mejor que podría hacer es volver a la historia y a mis libros, porque creo que es lo que hago mejorcito. No significa que creo que esto lo haga mal; lo estoy haciendo con todas las fuerzas que tengo y he hecho algunas cosas de las que estoy orgullosa. Mi equipo está muy asustado todo el tiempo porque dicen que yo hago sincericidios... Sin Larrañaga, no sabría continuar. Ahora mismo es difícil llevarlo adelante sin Jorge. Para nosotros fue un golpe muy grande, porque él tenía una enorme experiencia y todos teníamos confianza en su probidad, además de su capacidad política. Íbamos por andariveles con cierta seguridad y amparo. Hacerlo sin Jorge no es estar desprotegido, es estar librado a vos mismo. Por supuesto que Alianza existe y la contención del grupo de Alianza existe pero estar librado a uno sin Jorge, es difícil. La duda que yo personalmente tengo es la siguiente: si puedo volver a ser una historiadora que escribe, ¿qué clase de libros voy a escribir? Porque he aprendido mucho y sigo aprendiendo y ahora entiendo mejor cómo se ejerce el poder, cómo funciona el Estado, cómo funcionan los partidos. Por lo que, quizás mi forma de ver la causalidad histórica ahora tenga matices más ricos. Ahora soy menos inocente.

-Es claro, entonces, que volverá a la academia al terminar este ciclo en el gobierno.

-Es que escribir es como un vicio, es una necesidad profunda.

Ana Ribeiro. Foto: Juan Manuel Ramos.
Ana Ribeiro. Foto: Juan Manuel Ramos.

-En su exposición en la Academia Nacional de la Historia de Argentina habló también sobre el partidocentrismo como un rasgo histórico de la política uruguaya, que aún perdura. ¿Pero realmente perdura o tal vez se esté madurando hacia otras formas, con dos bloques diferenciados de conjuntos de partidos y más allá de estos?

-Yo creo que los partidos siguen siendo centrales, porque aún esas coalición están preñadas de partidos. Y esos partidos funcionan como tales. No solemos darnos cuenta que cada uno de los temas que aparece en los diarios, que se transforma en lo que se llama la agenda setting, la agenda de conversación de la gente, están mediados de forma didácticas por los partidos. Atraviesan la sociedad toda: te preparan para votar, te preparan para tener opinión, para tomar decisiones de tenor político, entendiendo por político la cosa pública.

-En la foto de perfil de su WhatsApp mantiene a Jorge Larrañaga. ¿Qué fue Larrañaga para usted?

-Jorge fue el hombre que me convenció de actuar en política y de hacerlo dentro de un partido, que era el partido de mi padre y al cual yo nunca había ingresado. Mi padre murió con la pena de que yo no fuera blanca. Curiosamente, muchos años después de que papá muriera, y esto a él le hubiera encantado verlo, me blanqueó Jorge Larrañaga. Porque los intelectuales somos muy críticos, no somos animales de partidos. Los intelectuales somos animales para salir de afuera de las cosas, y a fuerza de destriparlas, analizarlas, buscar la causalidad de todo para explicar, nunca para justificar, es raro que tengamos una actividad política partidaria clara.

-¿Cómo la convenció Larrañaga para que diera el paso?

-Yo qué sé cómo lo hizo. Fue un artilugio fantástico. Fue un proceso en el cual lo fui conociendo como persona y era imposible no quererlo, no sentir su fuerza y su convicción como una fuerza que no se iba a extinguir nunca.

-¿Su proyecto fue desde un principio que terminara en este cargo?

-Su proyecto respecto a mí fue primero pedirme que lo acompañara a reflexionar sobre la educación. A Larrañaga la educación le preocupaba sincera y hondamente. Primero me pidió colaboración por ese lado; siempre le expliqué que yo no era una teórica de la educación, sino una señora que ha dado clase 40 años, que no es poco y lo he hecho en la universidad y en ámbitos públicos y ámbitos privados. “Prestame tus ojos, vení conmigo a Finlandia y dejame ver lo que vos ves”, fue lo que me pidió. Después siempre me consultó sobre temas históricos en el Parlamento. Pero luego me empezó a pedir que estuviera en las listas, aunque yo le decía que no iba a saber hacer eso. Cuando terminó todo creí que fue la fórmula más ideal, porque ayudé al triunfo del partido y de la coalición y no salí en el Parlamento. Y ahí me dijo que quería que viniera para acá. Le dije que me habría conformado con el Archivo General de la Nación. Nunca le había pedido nada. Y tuve que averiguar qué se hacía en la subsecretaría de la Educación.

-¿Tenía alguna intención de que tuviera una participación, en su nombre, en la reforma educativa que se iba a venir?

-No sé. El proyecto educativo del grupo de Lacalle Pou evidentemente estaba en manos de Pablo Da Silveira, y Pablo, como ministro, iba a tener toda la potestad, y además sabía que yo nunca había sido una teórica de la educación. Obviamente puedo opinar y participar en cosas pero no tenía una teoría al respecto y un proyecto en sí, y es un proyecto el que se aplicó y el que triunfó. Entonces yo podía participar, pero con prudencia.

-¿Qué cree que estaría diciendo Larrañaga sobre esta reforma educativa en curso?

-Nunca hago esos juegos (sonríe). Pensar lo que Jorge diría... A veces pienso porque me parece escucharlo en mi vida cotidiana y largo la carcajada después de imaginar lo que diría sobre algunas cosas.

-¿Pero no le hizo comentarios sobre el camino que se vislumbraba que iría a tomar?

-No, pero había grandes coincidencias, como elevar el nivel de los profesores en capacitación y llevarlos a nivel universitario; el insistir en los tiempos completos; en la descentralización; esas son grandes premisas que nadie discute. Se puede discutir la forma o el camino pero no estas grandes ideas. Hay una coincidencia en que había que tomar medidas y cambiar algunas cosas que en términos generales no entra en gran contradicción. ¿Qué podríamos discutir? ¿El rol de los docentes, la participación de los docentes? Quizás. Jorge defendía la participación de los docentes en todos los planos posibles, porque venía de familia de docentes. Probablemente hubiera sido un buen articulador en el diálogo con ellos porque estaba en su naturaleza serlo.

-¿Es inimaginable Alianza Nacional sin Larrañaga? Fuera del sector hay quienes dicen que murió con la partida del caudillo.

-Jorge era verdaderamente la columna vertebral de Alianza Nacional, el corazón y el impulso. Nos hizo a todos muy dependientes de él. Somos gente que no para de llorar a ese líder muerto. Y ese vínculo, por el que apenas nos rascan y largamos el llanto, esa cosa tan personal detrás del líder, increíblemente nos mantiene muy unidos todavía. Me gustaría decirte que todo está perfecto y que Alianza sigue como el primer día y que solo nos falta Jorge. Yo no puedo mentir, así que cometo este sincericidio: claro que estamos más debilitados, cómo no vamos a estarlo. Se nos cayó el horcón del medio. Se nos vino abajo. Es terrible, pero seguimos juntos, queremos seguir juntos. Algunos se van a ir, algunos ya se han ido, es natural, lo sabíamos, pero tenemos que buscar cómo seguimos, y en qué otro lugar participamos.

-¿Va a haber interna en el Partido Nacional o terminarán aglutinándose bajo el paraguas de un candidato en común?

-Preferiría que hubiera interna. Aglutinarse con un candidato común implicaría un desvanecimiento de las dos alas con las que el partido ha votado siempre

-¿Cómo es su actual relación con Pablo Da Silveira? Búsqueda informó que, en Alianza Nacional, entienden que no es buena.

-Esta pregunta prefiero no contestarla. Después de hablar de cosas tan importantes y tan de fondo, este es un remate tan chimentero que no le haría honor a esta nota.

Calabria “no se apresuró” al renunciar

La reciente renuncia del entonces director de Secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria, por atenderse en el Hospital Policial, fue la noticia de mayor impacto en Alianza Nacional luego de la muerte del propio Larrañaga. Pero para Ana Ribeiro esa decisión en realidad fue natural en alguien tan cercano al líder wilsonista.

“Algunos dicen que se apresuró. Pero no. Actuó como si Jorge estuviera empujándolo por la espalda. ‘Si esto ha sido una equivocación, se enmienda; hay que hacer lo que es correcto, no lo que es conveniente’”, recitó la historiadora y subsecretaria del MEC, imitando a su líder e impostando su voz. “Eso era Jorge, todo el tiempo”.

Como una anécdota que a su criterio lo “ilustra” de cuerpo entero, Ribeiro recordó que en el viaje a Finlandia que hizo en 2013 —para aprender su modelo educativo—, Larrañaga, por ser senador, podía hacer una fila más corta en el aeropuerto, lo cual hubiera aliviado los dolores de espalda que ya entonces lo afectaban.

“No. Nosotros nunca podemos usar ningún privilegio porque eso es ofender a la gente que confió en uno”, rememoró que dijo el entonces líder de Alianza Nacional cuando le comentaron esa posibilidad.

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