El problema de lamovilidad en la zona metropolitanaparece entrar en un bucle: una discusión eterna, para la que se proponen un sinfín de soluciones —algunas de ellas muy parecidas— pero ninguna llega a buen puerto. No obstante, en el gobierno hoy existe gran expectativa de poder concretar, en este quinquenio, una alternativa que mejore el día a día de los cientos de miles de personas que usan el transporte público.
En el mundo empresarial se entiende que la coincidencia de color político entre Presidencia y las intendencias de Montevideo y Canelones es clave en este asunto. Más teniendo en cuenta que el próximo jerarca capitalino, Mario Bergara, llegó al cargo de la mano del Movimiento de Participación Popular (MPP), en un acuerdo que se gestó al mismo tiempo que el exministro de Economía bajó su precandidatura y dio su apoyo al hoy mandatario Yamandú Orsi.
Esto marca una clara diferencia en cuanto a lo sucedido en el pasado quinquenio, en el que el proyecto del Tren-Tram era mejor visto por la cartera entonces comandada por José Luis Falero, mientras que la intendencia de Carolina Cosse veía con mejores ojos un plan que utilizase la tecnología conocida como BRT, es decir un sistema de autobuses eléctricos de tránsito rápido.
Es así que, desde que asumió en el cargo, la ministra de Transporte y Obras Públicas, Lucía Etcheverry, ha visto desfilar por sus oficinas a distintos actores que proponen una solución. Y así el gobierno, semanas atrás, presentó a los sindicatos de transporte sus ideas para lo que será su Plan de Movilidad para el área metropolitana, que tiene como primer foco reducir el tiempo de los viajes, acortando en 15 minutos lo que se demora en atravesar los dos grandes corredores de la ciudad: Camino Maldonado y Avenida 8 de Octubre hasta el enroque con 18 de Julio; y Avenida Italia hasta la zona de Tres Cruces. Allí también el Poder Ejecutivo informó que la idea que más los seduce es la de incorporar “autobuses articulados”, es decir el sistema conocido para BRT, para llevar adelante estos tramos.
En este contexto, en un evento que incluye varios conversatorios y que fue organizado por la Sociedad Uruguay de Arquitectos (SAU), la firma Ebital presentó esta semana ante autoridades del gobierno nacional y del municipal —vía zoom estaban conectados Paola Florio, directora nacional de Ordenamiento Territorial, y jerarcas salientes y entrantes de las intendencias de Montevideo y Canelones en las áreas de movilidad y planificación territorial— una solución para el corredor de la Avenida 8 de Octubre. Según supo El País, este proyecto ya había sido presentado de forma privada a Etcheverry, también fue elevado a las autoridades de la intendencia y la empresa espera mantener un encuentro con Bergara una vez asuma como intendente, lo que sucederá el próximo 11 de julio. Antes, Ebital había presentado su idea a la hoy vicepresidenta y entonces intendenta Cosse.
El proyecto contempla un recorrido que va desde Pando hasta la Plaza Independencia, con paradas cada unos 600 metros y buses que pasarían cada dos minutos, e implicaría una inversión de US$ 85 millones en infraestructura y otros US$ 45 millones en ómnibus, que podrían contener dos o tres compartimientos, y serían capaces de recibir entre 140 y 200 pasajeros.

Los detalles
Desde el gobierno se piensa que la solución debe encontrarse para los corredores de 8 de Octubre y Avenida Italia, por lo menos, en una primera etapa; y no se descarta otro para la zona de Agraciada. No obstante, el proyecto de Ebital solo hace hincapié en el primero de estos.
El recorrido, según la presentación que se hizo en el evento de la SAU, se dividiría en seis tramos: el primero iría por 18 de Julio desde la Plaza Independencia hasta Ejido, el segundo de Ejido a Tres Cruces, el tercero —ya por 8 de Octubre— de Tres Cruces a Av. Centenario, el cuarto de Av. Centenario a Pan de Azúcar, el quinto de Pan de Azúcar hasta el Intercambiador Belloni, y el último —en la Ruta 8— desde allí hasta Pando.
El proyecto está inspirado en lo realizado ya en otras tres ciudades: en el Bus de Alto Nivel de Servicio de Marsella —del que se destacó, entre otras cosas, la disminución de emisiones contaminantes por aquellos que prescindieron del uso del transporte privado—, el Transmilenio de Bogotá —que inaugurado en 2000 logró reducir en un 50% los tiempos de los viajes— y el Inter 2 de Curitiba —pionero en este tipo de sistema, que es utilizado por 1,5 millones de pasajeros cada día.
El plan implica un transbordo entre sistemas —se mantendrían ómnibus para conectar con otros puntos de Montevideo, que según el plan del gobierno deberían ser en su gran mayoría eléctricos— y paradas que sean cercanas a hospitales, universidades, centros comerciales y clubes. Se proyectan 17 paradas desde el Centro a Belloni (lo que implica un total de 32, ya que estarían ubicadas en ambos sentidos) más una estación en el nudo de Tres Cruces. Consultadas por El País, fuentes de la empresa señalaron que el proyecto puede convivir con la ciclovía y las bicisendas proyectadas e inauguradas durante la administración Cosse.
Para la obra de Tres Cruces, se propone llevar adelante una estación subterránea de doble dirección, que pueda conectar con una futura obra para un corredor que vaya por Avenida Italia, y otro para la calle Agraciada, cuya conexión podría ser por Bulevar Artigas.
Los impulsores del proyecto advierten que de desarrollarse este permitirá reducir los tiempos de viaje, implicaría una mayor comodidad por parte de los usuarios y además podría ser una puerta de entrada para llevar adelante otros planes a nivel de movilidad. También sostienen que se reducirían las emisiones de gases contaminantes, habría menor contaminación sonora y se conseguiría una reducción de los costos operativos de sistema de transporte metropolitano.
Un estudio de un año y una obra de no menos de tres
En caso de que se concrete llevar adelante el proyecto de Ebital, se deberían realizar estudios por al menos un año (lo que implica una análisis cuadra por cuadra, que permita calcular de manera lo más exacta posible los costos, además de determinar si existe la necesidad de llevar adelante algún tipo de expropiación). En tanto, la obra para el corredor 8 de Octubre demandaría unos tres años de trabajo. Teniendo en cuenta los tiempos políticos, es esperable que el gobierno tenga previsto tomar una determinación al respecto rápido, en el entendido de que de hacerse la obra esta debería estar lista antes de la próxima elección nacional, a celebrarse en 2029.
El proyecto tiene varias similitudes con el presentado por el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) antes de las elecciones pasadas, y que había conseguido algo de eco entre actores del Frente Amplio, aunque en este el recorrido iba solo hasta Zonamérica e incluía infraestructuras soterradas, lo que implicaba un encarecimiento de la obra.
El trabajo total, incluyendo la flota de ómnibus, demandaría unos US$ 130 millones, para uno solo de los corredores;el plan del Tren-Tram demandaba una inversión de US$ 500 mil.
El ministro de Economía, Gabriel Oddone, y la titular de Transporte, Lucía Etcheverry, recibieron semanas atrás a una misión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde el tema de solucionar la movilidad en la zona metropolitana se puso sobre la mesa, y no se descarta que el organismo pueda llegar a ser una de las fuentes de financiación.