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Vecinos de varias zonas alertan por “campamentos” de personas en situación de calle

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Personas durmiendo en la entrada de una casa en Parque Batlle. Foto: Francisco Flores.
Gente que vive en la calle, indigente, pobreza, Montevideo ND 20220817, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

CONVIVENCIA CIUDADANA

Los denunciados alertan que el Mides no es una solución; “no voy porque necesito drogarme”, dijo uno de ellos.

Tres personas en situación de calle viven en el patio delantero de una casa sobre la avenida Luis Ponce, en Parque Batlle. Durante el día trabajan de cuidacoches en la zona o “haciendo changas”, y luego vuelven a su “refugio” entre las cuatro paredes del patio.

Emiliano vive allí junto a otros dos hombres hace una semana y dice a El País que en el patio “joroban menos” a los vecinos que si vivieran en plena vereda. Abren la puerta de la reja y por un rato sienten que por fin tienen un espacio propio, dice.

La dueña de la casa no vive en el lugar, pero pretende alquilar la propiedad. La mujer denunció al 911 una y otra vez y la Policía los sacó cuatro veces, pero siempre han vuelto. También llamó varias veces al Mides, pero, según expresa, “no le dan bolilla”.

Un hombre que renta el segundo piso de la casa asegura que “a esta altura la propiedad se desvalorizó con ellos viviendo ahí”. “No hacen problema, pero la situación no es nada fácil”, indica a El País el inquilino.

Cuenta que tienen buen trato con los tres, que a veces le piden comida o una escoba, y siempre con respeto. “Los mayores conflictos se generan entre ellos”, apunta. Dice que prefirió no denunciarlos a la Policía por temor a que se enteren y tomen alguna represalia. “Saben de qué trabajo y que tengo una hija de 14 años”, advierte.

Emiliano afirma que no quiere ir a un refugio del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Cuando se le preguntan las razones, contesta: “Necesito drogarme”. Empezó a consumir a los 12 años, paró de hacerlo por 10 años y hace cinco que no puede parar de consumir, reconoce. Sin embargo, dice que si el Estado le ofreciera una “buena rehabilitación” la aceptaría sin titubear.

La Comercial

En la esquina de las calles Cagancha y Cufré hay un panorama similar. Dos hombres y dos mujeres viven debajo de un techo que sobresale de una casa. Algunos están ahí hace más de cuatro meses.

Luis, de 39 años, es uno de los que vive bajo ese techo y relató a El País que no han tenido conflictos con los vecinos, salvo por un hombre que vive en la casa de enfrente y les tiró sus pertenencias a la basura mientras que ellos se habían ido a buscar comida. Pero en realidad son varios los vecinos que reconocen su molestia.

“De a poco las volvimos a juntar pesito a pesito, pero no fue fácil”, dice el hombre, que agrega que dos mujeres de la cuadra los ayudan con ropa de invierno y comida. En medio de la conversación aparece una de las mujeres que duerme en el lugar, que dice estar embarazada de dos meses. Carga con dos panes y los comparte con sus compañeros.

Luis asegura que el Mides “no sirve para nada”, y expresa: “Si les tuviera que pedir algo, les pediría un trabajo, con eso yo ya abandono este lugar”.

La dueña de la propiedad a la que da la pared sobre la que viven estas personas denunció varias veces al 911 la situación. “Se los llevaron más de cinco veces y anteayer los policías los sacaron y esa misma noche volvieron”, señala ella.

Mujer en situación de calle en La Comercial. Foto: Francisco Flores,
Mujer en situación de calle en La Comercial. Foto: Francisco Flores,

Dice que su presencia en el lugar genera descontento entre los vecinos y narra que un día los hombres quisieron abrir la ventana del baño de su hija -que da a la vereda- mientras ella se estaba bañando. “Salió corriendo asustadísima”, cuenta, y añade que también rompieron un vidrio de su casa.

Pero Luis no piensa irse, dice que está conforme porque encontró “un techo” donde vivir, algo “vital” para los días de lluvia, señala.

Furgoneta abandonada

Sobre la calle Margarita Uriarte de Herrera, frente a la Quinta de Luis Alberto de Herrera en el barrio Brazo Oriental, hay una furgoneta blanca estacionada. Le faltan dos ruedas, tiene la puerta corrediza abierta, la ventana de atrás y una de las de adelante están rotas , y debajo del volante hay varios cables cortados. Adentro del vehículo vive una persona que, según cuentan los vecinos, la mayoría de las jornadas “llega tarde en la noche”.

La furgoneta estaba originalmente sobre la calle Andrés Lamas, a la vuelta de donde está ahora. Alguien la dejó abandonada en ese lugar en febrero y con el transcurso de los días algunas personas en situación de calle empezaron a vivir adentro.

“Unas cinco personas se juntaban de noche para drogarse”, dice una de las vecinas que vive en una casa ubicada en frente a donde estaba el vehículo.

Interior de la furgoneta abandonada donde viven varias personas. Foto: Francisco Flores.
Interior de la furgoneta abandonada donde viven varias personas. Foto: Estefanía Leal.

Los vecinos se quejaban de que hacían ruido y ensuciaban toda la vereda, y muchos de ellos denunciaron al 911, al Mides y a la Intendencia de Montevideo. “Nadie hizo nada”, afirma Sandra a El País, una de las vecinas. Y luego narró una conversación que tuvo con un agente de Policía: “La solución que veo es que prendas fuego la camioneta”, señala que le dijo.

La semana pasada robaron un taller de autos que está al lado de la casa de Sandra y el dueño empezó a desconfiar de la persona que vivía en la furgoneta. “No creo que haya sido él, pero no me gustaba que estuviera la camioneta ahí, se puede esconder cualquiera”, indica.

Tras estos hechos, el dueño del taller consiguió una grúa y junto con otro vecino movieron el vehículo lo más lejos que pudieron. Lo hicieron cuando no había nadie adentro. Pero ahora la camioneta está frente a un Caif y esto “podría generar otro problema”, dice Sandra.

Las autoridades

Según nuestra Constitución, está prohibido acampar o dormir en espacios públicos y si la persona permanece pese a advertencias o intimaciones por parte de las autoridades, tendrá una pena de siete a treinta días de trabajo comunitario.

El Mides, señalan a El País fuentes de la cartera, solo puede incentivar a las personas que duermen en la vía pública a que vayan a un refugio, pero no pueden utilizar la fuerza para obligarlos a hacerlo.

En caso de que aplique la Ley de Faltas, la Policía retira a las personas del lugar y las lleva a las puertas de ingreso del Mides. La Policía tiene un equipo especial que sale junto con la Intendencia de Montevideo para controlar estos casos, pero las personas muchas veces vuelven a los lugares.

El País preguntó a las autoridades competentes si han aumentado las denuncias por “campamentos” en la vía pública y dijeron que no hay datos procesados al respecto.

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