Piden más policías en la Policlínica del Cerro por enfrentamientos y tiroteos

Por Pablo Méndez
El llamado de emergencia 911 llegó a la central sobre las 14:30 horas el pasado 14 de marzo. Un testigo denunciaba dos heridos de bala sobre el frente de su casa, en la calle Pasaje D del barrio El Tobogán.

Los policías que acudieron al lugar encontraron a dos hermanos ensangrentados y tendidos sobre el suelo. Las heridas habían sido provocadas por impactos de bala, por lo que fueron cargados en la cajuela de una camioneta policial y desde allí trasladados hasta el centro asistencial más cercano.

Testigos relataron a los oficiales que los disparos provinieron de un auto marca Corsa de color gris, que se fugó del lugar apenas después de disparar.

Una vez llegaron al centro los oficiales fueron recibidos por personal de salud del Centro Coordinado del Cerro.

Detrás de los policías llegaron familiares, amigos y vecinos de los jóvenes heridos. Se concentraron sobre la puerta de la entrada, donde estaban los oficiales que atienden la seguridad en el ingreso de las ambulancias.

Una oficial, que se encontraba allí en ese momento, relató que los heridos de bala suelen estar acompañados por “una montonera de gente”, que ante la conmoción que genera la situación buscan ingresar a la Policlínica.

Como se hace habitualmente, los efectivos detuvieron a quienes pretendían entrar, pero los forcejeos continuaron, generando un clima tenso.

En el interior de la policlínica se había desplegado el protocolo habitual. La Policía había alertado minutos antes que llegarían dos heridos de bala, por lo que al salir los enfermeros y el médico de guardia sabían qué se encontrarían.

Una funcionaria de la emergencia explicó a El País que uno de ellos, un joven de 20 años, tenía tres impactos de bala. “En el cuello, en el pecho y en las piernas”, describió la mujer. Al lugar ya había llegado muerto, pero su defunción fue confirmada luego de intentar reanimarlo sin éxito. El otro joven de 18 años tenía un disparo en cada pierna.

Desde dentro se podían escuchar protestas y golpes, que se daban de la entrada de la policlínica, por lo que la funcionaria recomendó al médico de guardia que no informara la muerte en la puerta de emergencias.

La sugerencia no fue escuchada y la madre del joven que falleció fue invitada a pasar al interior del centro. Cuando escuchó la noticia comenzó a gritar atónita y la mezcla de enojo con angustia la llevó a golpear uno de los vidrios de la puerta de ingreso.

Mientras tanto, por una de las ventanas del edificio gritaba el joven herido en ambas piernas. Se había parado en la cama que le habían designado y pretendía criticar la atención de los funcionarios.

“Gritaba ‘están de vivos acá, no hacen nada’. Y esto calentaba a la gente de afuera, por lo que le pedimos que se calme”, relató la trabajadora.

Su objetivo tuvo efecto. Los oficiales y los funcionarios debieron pedir refuerzos, porque la gente fuera golpeaba y buscaba ingresar a la fuerza. El episodio culminó con los policías realizando disparos de bala de goma y deteniendo a dos personas por las agresiones.

Este episodio en la Policlínica del Cerro fue determinante. “De noche, de día, a cualquier hora estás jugado acá. Si se matan a tres cuadras. Siempre fue igual, no veo cómo puede cambiar”, afirmó la funcionaria de emergencias.

Es por ello que tras este reciente episodio los funcionarios del centro de salud reclamaron a la Policía que refuerce la dotación de efectivos en el lugar.

La policía que estuvo durante el ataque dijo que si bien la violencia no es algo de todos los días, es frecuente.

“No sería mala idea contar con más oficiales. En cada turno hay dos y por la noche incluso hay uno solo. En estos casos no queda otra que pedir refuerzos”, concluyó la efectiva policial.