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El análisis que se ha hecho desde el primer momento en la Torre Ejecutiva sobre el desencuentro entre el fallecido ministro Jorge Larrañaga y el exjefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz, es que se trató de un evento puntual entre ambos. El presidente Luis Lacalle Pou nunca perdió la confianza en un hombre que además es muy cercano a su familia, y de hecho -indicaron fuentes del Ejecutivo- ya le había transmitido al actual ministro Luis Alberto Heber que volviera a confiar en Ruiz en alguna oportunidad.

La oportunidad llegó finalmente la semana pasada, cuando Heber lo llamó para pedirle que se hiciera cargo -otra vez- de la Jefatura de Policía de Maldonado, algo que generó sorpresa y algunos comentarios por lo bajo en filas del oficialismo.

Ruiz no dudó en aceptar la propuesta, y el próximo miércoles 2 de agosto asumirá en un cargo en el que ya estuvo en el último gobierno del Frente Amplio (2015-2020), y lo hará en lugar de Julio Pioli, quien ya estuvo reunido con Heber ayer en el ministerio para recibir de primera mano la noticia. Aunque no llegó a haber “disconformidad” directa, la gestión de Pioli no estaba convenciendo en el Ministerio del Interior. Más allá de la fluctuación en las cifras de rapiñas y hurtos -y del dato positivo de la evolución en el esclarecimiento de los asesinatos-, se entendía como inconveniente que respecto a otros ejes de su gestión las autoridades tuvieran que estar “empujando” para que el jefe siguiera las directivas ministeriales. “Había que llamarlo varias veces, y la situación estaba complicada en zonas como en Pan de Azúcar, y no estaba teniendo buenos resultados en narcotráfico en San Carlos, cuna de la droga y la delincuencia”, confió a El País una fuente policial.

Y Ruiz, además de conocer muy bien el departamento, tiene algunos atributos que en el gobierno tomaron en especial consideración, como su don de mando, su cualidad de “caudillo” y el hecho de tener una buena relación con “todo el espectro político” y con la prensa, cualidades que tienen un valor diferencial en este departamento turístico. Es más, en relación a esto último, se tuvo en cuenta que el momento del recambio tenía que ser ahora, en invierno, de manera de que Ruiz tuviera tiempo de “planificar” la nueva estrategia de seguridad para llegar con tiempo al verano, momento en que Maldonado, en especial Punta del Este, suele convocar una gran afluencia de visitantes.

La historia es conocida para todos, porque ocupó los titulares durante varios días de la última semana de octubre de 2020: estando al frente de la Jefatura de Montevideo y en momentos en que la Policía combatía ocupaciones de viviendas por parte de delincuentes en barrios como 10 de Abril, Ruiz se reunió por entonces con el exdirector de Convivencia, el sociólogo Gustavo Leal -y quien hubiera sido ministro del Interior si Daniel Martínez ganaba las elecciones de 2019- para interiorizarse de determinadas situaciones delictivas, información que le llegaba al exjerarca frenteamplista por vínculos en las comunidades que todavía conservaba.

Larrañaga -fallecido el 22 de mayo de 2021- no le perdonó que, primero, se reuniera con Leal sin consultarlo, pero además que lo hiciera con alguien tan representativo de un modelo que a su criterio había fracasado.

Entre algunos dirigentes nacionalistas que eran cercanos al fundador de Alianza Nacional vieron en el retorno de Ruiz una “inexplicable desautorización post mortem” a Larrañaga, señalaron fuentes políticas.

Ruiz, por su parte, no ha hablado de este episodio, no piensa hacerlo en estos momentos, y asume esta nueva oportunidad -que se suma a una larga carrera en la Policía, pues también fue jefe de Colonia y Lavalleja- con la “tranquilidad” de haber sido siempre defendido por el presidente Lacalle Pou.