Otra tormenta para la fragata Loreto

| Rubén Collado denuncia su desaparición. En ese lugar trabajan arqueólogos de la nueva terminal de contenedores

FEDERICA NARANCIO

La noche del 29 de mayo de 1792 fue interminable. La fragata Nuestra Señora de Loreto, que había salido de Cádiz el 29 de febrero, se dirigía rumbo a Perú con un cargamento importante de mercurio. El deterioro que sufrió durante la navegación obligó a que anclara el 27 de mayo en el puerto de Montevideo.

Una tormenta que comenzó el 28 de mayo y se extendió durante dos días azotó a la fragata, que permaneció semihundida en la Punta de San José, hasta que lanchas del puerto acudieron al rescate. Luego de que el comandante de la fragata, el capitán de navío Diego Guiral, pusiera un pie en tierra, el temporal terminó por sumergir completamente a La Loreto.

NUEVA TORMENTA. Sin embargo, el naufragio de La Loreto fue sólo el comienzo de la tormenta. Nadie imaginaría que se extendería hasta el presente, y que adquiriría las dimensiones de una verdadera batalla naval. El encargado de desatarla fue, ni más ni menos, que el famoso buscador de tesoros submarinos, Rubén Collado.

Fuentes cercanas al equipo que lidera Collado aseguran que La Loreto ha desaparecido de su "ubicación actual", que según sus investigaciones, es entre la Escollera Sarandí y el Muelle de Escala.

Al parecer, la tormenta se desató cuando cuatro empresas constructoras presentaron a Terminal Cuenca del Plata S.A. sus ofertas para la extensión del Muelle de Escala y la ampliación de la playa de contenedores.

El proyecto comprende la extensión del muelle en 350 metros y la ampliación de la playa de contenedores en 80.000 m2. Si la investigación del equipo de Collado está en lo cierto, entonces la extensión de la playa de contenedores cubriría a La Loreto.

Sin embargo, TCP encargó a un equipo técnico un estudio de impacto ambiental para evaluar la presencia o no de patrimonio subacuático. Tras meses de investigaciones, el resultado fue determinante: en esa ubicación "no existe nada".

MISTERIOSA DESAPARICION. El arqueólogo Roberto Bracco integró el equipo contratado por Terminal Cuenca del Plata y estuvo a cargo de la investigación arqueológica del área. Los otros miembros del equipo incluían a un asesor internacional, el Dr. Manuel Martín Bueno, y un estudio geofísico encomendado a dos ingenieros traídos de España.

Según cuenta Bracco, la investigación implicó un minucioso registro físico para comprobar la presencia de algún casco hundido, y el análisis de información histórica para precisar la ubicación real de La Loreto. "Si uno acude a documentos históricos, llega a la conclusión de que La Loreto naufragó en la Punta de San José, lejos de donde indica Collado. Uno de estos documentos, que incluye una investigación realizada a fines del siglo XIX, asegura esta ubicación y la extracción de madera del barco. No menciona siquiera la recuperación de objetos de valor, como metales preciosos, tal como asegura Collado que existía".

Para no dejar lugar a dudas, el registro físico comprendió la utilización de las técnicas más modernas y las más apropiadas para las condiciones que presenta el sector del puerto, desde un sonar de barrido lateral, un perfilador de fondo, un magnetómotro y un sonar multihaz.

Aún así, de acuerdo a Bracco, el sentido común también contradice las precisiones de Collado: "Donde aseguró que estaba La Loreto no hay espacio físico para una embarcación que tiene 12 metros de manga por casi 50 metros de eslora. Y si está en la posición que asegura Collado, de costado, tendría que estar tres metros por arriba del nivel del agua, a la vista de todos".

LARGA HISTORIA. La seducción que ejerce la fragata Nuestra Señora de Loreto sobre Collado no es reciente: fue su primer hallazgo en el Río de la Plata, en 1985. También fue el inicio de una larga batalla legal, puesto que el descubrimiento de los restos despertó el interés de la Comisión de Patrimonio Histórico, encargada hasta ese momento de proteger a los edificios históricos.

El 27 de febrero de 1986, la Comisión declaró a la fragata como Monumento Histórico Nacional, en lo que constituyó su primer acto sobre patrimonio subacuático, y que impidió a Collado de continuar con su búsqueda.

Sin embargo, esta movida le salió muy cara al Estado: Collado contaba con un permiso de la Armada para la búsqueda y rescate del naufragio, y presentó una demanda contra el Estado por lucro cesante. Tras un juicio que se prolongó durante quince años y terminó en la Suprema Corte de Justicia, el fallo fue favorable a Collado y el Estado debe abonarle un millón y medio de dólares, de los cuales le ha pagado hasta ahora más de la mitad.

Una interrogante surge de esta historia: por qué la Comisión declaró como patrimonio el hallazgo de Collado, si no se encuentra donde efectivamente precisó en aquel entonces. "En ese momento, la Comisión nunca hizo un diagnóstico de si era cierto o no el hallazgo de Collado. Actuó con rapidez en casos que a la Comisión le llevan meses y meses de investigación", considera Bracco.

No obstante, el arqueólogo admite que "nunca se hizo un diagnóstico para determinar si las declaraciones de Collado eran ciertas hasta ahora, con el estudio encargado por la Terminal Cuenca del Plata". Desde que Collado descubrió a la fragata Nuestra Señora de Loreto, han sido veinte años de trifulca. Al parecer, seguirá irresuelta.

Polemico Buscador de tesoros

Es un auténtico buscador de tesoros del Río de la Plata. Rubén Collado nació en la Ciudad de la Plata, Argentina y llegó en 1983 a Uruguay.

Su pasión por la exploración submarina y su admiración por el investigador francés Jacques Cousteau lo impulsaron a dedicar su vida a la búsqueda de embarcaciones naufragadas.

Collado es buzo categoría máxima con más de treinta años de actividad. También ha entrenado a 780 buzos de la Universidad de la Plata. Entre sus hallazgos, el más importante fue en 1992, cuando rescató el único tesoro en oro (3.000 monedas) y otros valores de un naufragio histórico del siglo XVIII, la fragata portuguesa Nuestra Señora de la Luz.

Tal como lo marca la legislación uruguaya, las monedas, lingotes, discos y petacas de oro tuvieron que ser divididas entre el Estado y el responsable del hallazgo, en este caso Collado. Se decidió rematar esta parte de lo rescatado y dividir el monto equitativamente.

La casa Sothesby’s fue la que remató el tesoro en Nueva York, Estados Unidos, en 1993. Según precisa Collado en su página web, quedaron asombrados con el estado de las monedas rescatadas luego de permanecer 200 años en el Rio de la Plata. En esta subasta, Collado obtuvo la friolera de tres millones de dólares.

Otros descubrimientos en Uruguay incluyen: los supuestos restos de la fragata Nuestra Señora de Loreto (1792), el transporte "Buford" (1700) y el mercante "La Visitación" (1797).

Como buscador de tesoros, Collado ha ganado fama y prestigio internacional. Incluso cuenta con su propia página web (www.rubencollado.com), donde relata la serie de hallazgos y trabajos que ha realizado en sus años de actividad.

Datos

El buscador de naufragios Rubén Collado ubicó en 1985 a la fragata Nuestra Señora de Loreto. En 1986, la Comisión de Patrimonio Histórico declaró a la fragata Monumento Histórico Nacional, e impidió a Collado de continuar su búsqueda.

Fue la primera vez que la Comisión se pronunciaba acerca de un patrimonio subacuático. Collado demandó al Estado y quince años después ganó el juicio. El Estado tuvo que abonarle un millón y medio de dólares. Después de este juicio, la Comisión jamás declaró como patrimonio a otra embarcación sumergida.

La Prefectura Naval controla y supervisa la búsqueda de naufragios. A raíz del hallazgo de Collado, modernizó la ley 14.343 de 1975, que regula el rescate de embarcaciones hundidas en aguas nacionales antes del 31 de diciembre de 1973.

En 1997, creó la Oficina de Trámites de Buques Históricos Hundidos (Trabu), donde se presentan las solicitudes para la búsqueda de embarcaciones hundidas y el permiso se otorga de acuerdo a zonas de búsqueda.

De acuerdo al arqueólogo uruguayo, Roberto Bracco, existe una división entre la manera en que la Prefectura Naval otorga permisos y el trabajo que realiza la Comisión de Patrimonio Histórico. Según cuenta, hay áreas otorgadas de estudio equivalentes a cuatro veces el tamaño del departamento de Montevideo.

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