Murgueros uruguayos, como Alejandro Balbis y Jesús Fernández (La Gran Muñeca) asesoran a murgas de Buenos Aires, que buscan cada vez más acercarse al estilo uruguayo y mejorar como espectáculo.
A casi 150 años de su primera expresión, el Carnaval porteño ya copó las calles con bombos, platillos, cantos y el característico e hiperquinético baile de sus murgueros. Este año participan 110 murgas que cada fin de semana y los feriados de febrero se desplegarán en 33 corsos: así se llama al sector vallado que incluye una amplia porción de calle para el baile y un escenario en el fondo para el canto y la interpretación. El evento promete unir en son de fiesta a los 48 barrios porteños aunque la cantidad de murgas alimenta y supera el viejo mito arrabalero de los 100.
Si bien existe una organización estatal para el vallado de calles, "es el único Carnaval del mundo que está descentralizado y organizado por los propios vecinos", según detalló a la prensa Elsa Calvo, titular de la Comisión de Carnaval porteño.
Denostado por una parte de la sociedad porteña a la que los murgueros denominan "paqueta", se trata de una expresión popular que no discrimina sexo ni edad y reúne en un mismo el baile de comparsas, el canto, las guerras de agua y espuma y hasta el sorteo de bicicletas.
MURGUEROS A MURGUISTAS. Entre la variedad que proponen los corsos, en los últimos años la participación de los residentes orientales sumada a la admiración argentina por el Carnaval uruguayo y la popularidad que han obtenido varias murgas uruguayas como Agarrate Catalina y Falta y Resto -con un nutrido calendario de presentaciones anuales- han generado una tendencia: las murgas argentinas buscan asesoramiento y coaching uruguayo para mejorar su performance, a nivel vocal e integral.
Es un cambio importante si se considera que las murgas porteñas ponen el acento en el baile y la interpretación sobre el escenario sólo significa la tercera parte de su actuación.
"Los argentinos tienen una identificación instantánea en la sonoridad y la rítmica de la murga y se está empezando a formar un circuito de murgas de estilo uruguayo", aseguró a El País el cantautor y murguista Alejandro Balbis, exdirector de Falta y Resto quien da talleres y brindan coaching a murgas argentinas desde 2007.
Tal fue la demanda que terminó por radicarse en el barrio porteño de Boedo, desde donde además pudo enarbolar su carrera como solista.
SÓLO MURGA. Balbis no es el único en brindar asesoramiento a los murgueros que quieren convertirse en murguistas, aunque aclara que la diferencia en la denominación no le importa: "Es una diferenciación un tanto elitista con la que no me identifico, para mí es solamente murga. (Quienes la denostan) hablan sin saber, la mayoría de los que somos hacedores del género y vimos lo que es acá nos tuvimos que callar un poquito y hablar con más respeto. A mí me gusta la murga porteña porque entiendo que es otra cosa, me gusta el despliegue del baile y la base rítmica y hasta la uso en mi música, de otra forma claro, no con bombo o con platillos", señaló.
Jesús Fernández actual La Gran Muñeca y ex Falta y Resto y La Mojigata, entre otras murgas, es otro de los uruguayos que se quedó a vivir en la vecina orilla fruto de esta nueva propensión argentina y aseguró que hay al menos 35 murgas estilo uruguayo de las cuales dirige 12; y que si bien hay presencia uruguaya en la formación de los grupos la mayoría son argentinos. "Respetan muchísimo el género, no lo `bardean` -como se dice acá- y tratan de salir bien no para parecerse sino para respetar", contó sobre su experiencia.
Según exponen, la tarea de coaching es muy gratificante pero difícil ya que sólo se avanza si el grupo lo toma en serio y es permeable a las correcciones sin tomarlas como un ataque a su capacidad artística.
"Con las murgas argentinas que trabajo, estoy intentando de no parecernos sino de utilizar el género como una herramienta, que la usen para comunicarse. Ellos no toman grapa y tampoco viajan en camiones hasta el corso, tienen que plasmar su identidad y sus propios temas", expuso Fernández.
LA REDOBLONA. Desde hace 15 años, la uruguaya Zulema Barrios está al frente de La Redoblona, murga forjada al calor de los carnavales organizados por la radio comunitaria La Tribu. Conductora del programa Carnaval de Radio, vestuarista y ardua difusora del Carnaval porteño, donde vive hace 38 años.
"La Redoblona es una murga rioplatense del barrio de Almagro, hay uruguayos y argentinos. La idea del carnaval en Buenos Aires es copar la calle que nos iguala a todos, algo que hoy yo no veo en Montevideo", expuso a El País en tono de crítica y señaló: "A mí me encanta la profesionalidad que se ha logrado en Uruguay, pero con ella también se han perdido otras cosas. Yo les he cuestionado a directores de murgas que en el Teatro de Verano hacen toda la función y cuando van a la Curva de Maroñas hacen el cuplé y se van…. Allá (por Uruguay) me dicen: `¡Qué raro una uruguaya que defiende el Carnaval de Buenos Aires!`. Lo que yo creo es que el Carnaval no es sentarse a ver una murga, es participar con el cuerpo; y el Carnaval porteño es más popular e integrador porque tenés participando desde niños hasta adultos mayores, nosotros tuvimos una señora de más de 80 años".
Al igual que la mayoría de las murgas porteñas esta autodenominada murga rioplatense ensaya en espacios públicos de la capital argentina y hasta se organizan en turnos. Allí un show "de entre casa" y sin vestuario paraliza a los paseantes y divierte a los niños que se acercan ya que este año decidieron incluir números circenses y enormes pompas de jabón.
Traslado: Balbis se mudó a Boedo ante la alta demanda de consejos y secretos.
Balbis "entrenó" a La Cotorra
"Se está pasando de una etapa de imitación a la de creación", contó Jesús Fernández y expuso que el interés en adquirir el estilo uruguayo también está en las provincias del interior argentino hacia las que viaja para dictar talleres. Justamente de Rosario proviene La Cotorra, la primera murga conformada íntegramente por argentinos y fue Balbis quien asistió a esta murga-argentina-estilo-uruguayo durante sus ensayos. "Una experiencia divina, afinamos las letras y el hecho de que estén participando del Carnaval Uruguayo marcará jurisprudencia y un efecto copy-paste en otras murgas argentinas", dijo.
"Creo que este intercambio habla a las claras de la unión que hay entre los dos países y de que las rivalidades son en realidad una pose de hinchada futbolera. La Cotorra es un grupo de muchachos que tienen un entusiasmo por la murga que me despertó una sana envidia porque están como nenes con juguete nuevo. Es conmovedor ver sus caras, la actitud que tienen, cómo se lo tomaron en serio y están haciendo un esfuerzo tremebundo moviendo una delegación durante un mes de un país al otro. Ojalá les vaya bárbaro", opinó el coach uruguayo.