Buenos Aires | EFE. Uno de los represores argentinos, detenido en Buenos Aires a petición del juez español Baltasar Garzón, falleció como consecuencia de una enfermedad pulmonar, informó hoy a la agencia de noticias EFE un portavoz del Ejército.
Se trata del coronel retirado Eugenio Antonio Barroso, a quien se le imputaba el mando de una cárcel ilegal que funcionó en la norteña provincia de Tucumán durante la dictadura militar que imperó en Argentina entre 1976 y 1983.
El militar de 80 años falleció ayer, miércoles, en la capital argentina.
Organismos de derechos humanos informaron que Barroso fue delegado militar en la Universidad Nacional de Tucumán y responsable del centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela de Educación Física de esa casa de estudios.
Barroso había nacido la provincia de Catamarca, en el noroeste del país, el 25 de mayo de 1923, ingresó en el Colegio Militar en 1947, alcanzó la graduación de coronel y se desempeñó como oficial ingeniero militar perteneciente al Arma de Infantería.
El represor se retiró de la fuerza el 31 de enero de 1980 y fue uno de los beneficiados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que libraron de responsabilidad criminal a más de un millar y medio de militares y policías acusados por la represión ilegal de la dictadura.
Con Barroso suman tres los represores muertos de los 45 militares y un civil requeridos con fines de extradición por Garzón, de los cuales 40 permanecen bajo arresto.
Los tres restantes fueron declarados prófugos por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, a cargo del trámite de extradición cursado por la Audiencia Nacional de España.
Según cifras oficiales, durante el régimen militar argentino fueron asesinadas o desaparecidas unas 18.000 personas, pero los organismos humanitarios consideran que las víctimas ascendieron a 30.000.