Los técnicos del Pereira Rossell informan a las usuarias con firme voluntad de abortar que el método menos riesgoso es el uso del misoprostol. Este fármaco es el que utilizaron el 88% de las mujeres que consultaron en ese centro.
Desde el año 2004, 465 mujeres hicieron una consulta pre-aborto en la policlínica de asesoramiento del hospital Pereira Rossell. El 88% interrumpió el embarazo y sólo un 4% resolvió no abortar, según un libro publicado por la organización Iniciativas Sanitarias Contra el Aborto Provocado en Condiciones de Riesgo (Iscapcr).
El programa de "reducción de daños" por aborto inseguro se instrumentó en 2001 en el hospital Pereira Rossell. El Ministerio de Salud Pública planea extenderlo a todo el país, en base al impacto positivo sobre la mortalidad materna.
El 100% de las mujeres que se practicaron un aborto recurrió al misoprostol, droga históricamente indicada para el tratamiento de la úlcera gástrica. El fármaco provoca el aborto con una efectividad del 90% en los casos de gestaciones menores a las nueve semanas. De acuerdo al trabajo -coordinado por el ginecólogo Leonel Briozzo- es infrecuente que el medicamento cause complicaciones graves, sobre todo si existe asesoramiento previo.
El libro reseña la guía clínica que debe aplicar el personal de la policlínica de asesoramiento, creada en 2002. El proceso comienza con una consulta pre-aborto, donde se diagnostica la efectiva presencia del embarazo y se descartan patologías embrio-fetales. Asimismo se busca detectar la existencia de enfermedades que puedan aumentar el riesgo frente a un eventual aborto.
Si la usuaria tiene dudas sobre continuar o no con el embarazo, el equipo debe explicarle las alternativas de la adopción y derivarla a servicios de consejería. Si mantiene la decisión de abortar, se evalúa primero si el caso está dentro de los eximentes legales y se la informa sobre los métodos abortivos de mayor riesgo: los realizados por personal no capacitado, las clínicas clandestinas o las técnicas autorealizadas (como la infusión de sustancias tóxicas o la introducción de elementos punzantes).
También se le informa sobre los de menor riesgo. La guía clínica establece que se le debe informar a la usuaria que el uso de fármacos como el misoprostol "está dentro de las opciones de aborto de menor riesgo". Recomienda que se de a la paciente "información científicamente comprobada", sobre los efectos y riesgos del medicamento, y también que se le marque que el uso "no está permitido con fines abortivos en Uruguay", a excepción de algunas patologías obstétricas.
"Recuerde que en ningún caso se debe: aconsejar, indicar o recetar misoprostol con el fin de interrumpir el embarazo", consignan las pautas.
La última fase de la asesoría es la consulta post aborto, donde se tratan posibles complicaciones del procedimiento y se brinda consejería anticonceptiva. El equipo está satisfecho con la alta concurrencia a esta consulta: el 69% de las mujeres asesoradas previamente acuden a ella.
El aborto mediante fármacos
"Sin dudas la realidad del uso de misoprostol ha modificado la gestión del aborto voluntario por las mujeres. En términos históricos es la primera vez que las mujeres acceden a un método seguro sin participación activa de otras personas", concluye el trabajo de ISCAPC. Para esta organización, presidida por el grado 5 de Ginecotocología, José Pons, "el aborto de menor riesgo es un objetivo alcanzable cuando por un lado se empodera a las mujeres en información y formación, y por otro se medicaliza la práctica del aborto inseguro en el contexto de ilegalidad" y, además, deberían estudiarse "propuestas viables" para el acceso al fármaco.
El programa comenzó a implementarse en 2002 por un equipo multidisciplinario del Pereira Rossell. El trabajo de asesoramiento fue avalado en 2004 por el MSP, que lo legitimó a través de una ordenanza. La ministra María Julia Muñoz confirmó que apoyará la extensión del programa a todo el país.