Las visiones de los uruguayos sobre los partidos políticos no son unánimes pero, en general, la mayoría relativa tiende a verlos como organizaciones "con diferencias internas importantes". Esta imagen global es válida en la actualidad para los tres principales partidos. En otras palabras, no hay diferencias significativas en la forma en que hoy los uruguayos ven —en términos de unidad— al Partido Colorado, al Partido Nacional y al Encuentro Progresista.
Sin embargo, la comparación con indicadores similares de hace diez años muestra que la evolución no ha sido igual para todos. Desde 1996 a la fecha el Partido Nacional y el EP/FA han mejorado su imagen en términos de unidad, mientras que el Partido Colorado, que era percibido como el partido más unido en aquel entonces, ha evolucionado en el sentido inverso.
Paralelamente, los uruguayos parecen valorar el rol que los partidos políticos juegan para el mantenimiento del sistema democrático, a diferencia de lo que ocurre en otros países de la región según lo muestran resultados recientes del Latinobarómetro. Esto sugiere que no necesariamente mantener diferencias internas representa un problema significativo para la imagen de los uruguayos.
Hace más de una década y media que Equipos MORI estudia regularmente la imagen que los uruguayos tienen sobre los partidos políticos, utilizando una escala de cuatro posiciones. Aunque las opiniones están divididas en varios segmentos relevantes, la mayoría relativa, en los tres partidos, creen que son partidos "con diferencias internas importantes".
Con respecto al EP/FA, actual partido de gobierno, 7% lo percibe como "muy unido y coherente", 30% como "bastante unido", 39% "con diferencias internas importantes" y 13% como "muy desunido y con fuertes diferencias internas". Los resultados para el Partido Colorado y el Partido Nacional son bastante similares.
Si se agrupan las dos primeras categorías como opiniones que reflejan más bien "unidad", y las segundas como opiniones que muestran "diferencias", los resultados muestran que el EP/FA es visto como un partido unido por el 37% y desunido por el 52%. Para el Partido Nacional los registros serían de 34% y 49%, y para el Partido Colorado de 32% y 50%. Si bien el EP/FA tiene menciones algo mayores que los partidos tradicionales con relación a su "unidad", también tiene menciones algo mayores en referencia a sus "diferencias", lo que es el resultado de un mayor nivel de opinión sobre este partido que sobre el resto.
Evoluciones distintas. Más allá de la situación actual, la información comparativa de Equipos MORI permite identificar que a lo largo de la última década ha habido evoluciones diferentes.
La imagen de unidad del EP/FA y del Partido Nacional ha aumentado de forma importante desde 1996 a la fecha, mientras que la imagen del Partido Colorado se ha modificado —aunque levemente— en el sentido inverso.
Con respecto al actual partido de gobierno, quienes hace diez años lo veían como un partido unido representaban un 27% de la población (sumando las dos primeras categorías), mientras que hoy son diez puntos más. El Partido Nacional crece con la misma intensidad, desde un 24% de percepciones como partido "unido", a 34%. Mientras que finalmente el Partido Colorado se mantiene en los mismos niveles de percepción de unidad, aunque aumenta de 12% a 18% la proporción de personas que creen que es un partido "muy desunido y con fuertes diferencias internas".
La necesidad. El rol de los partidos políticos en las democracias actuales está en discusión, y particularmente en América Latina.
En varios países los partidos políticos establecidos han fracasado como organizaciones articuladoras y canalizadoras de demandas e intereses y, cuando no han surgido partidos nuevos que canalicen la representación, el normal funcionamiento del sistema democrático —que tiene al partido político como uno de sus actores centrales— se ha visto resentido o al menos amenazado.
En algunos lugares, incluso, han comenzado a surgir organizaciones ciudadanas que presentan candidaturas a elecciones (municipales o nacionales) sin conformar un partido político como tal. Hace menos de un año, en las elecciones municipales bolivianas por ejemplo, buena parte de los Alcaldes en todo el territorio de ese país fueron electos a través de "candidaturas ciudadanas" y no mediante estructuras partidarias. También en México han surgido iniciativas de candidaturas ciudadanas que han sido reconocidas por la normativa legal vigente.
En Uruguay, sin embargo, los partidos políticos continúan ocupando un rol destacado. Más de siete de cada diez uruguayos mantienen identificaciones estables con un partido político, y adicionalmente también parece haber una consideración importante sobre el rol que los partidos políticos ocupan en la democracia. El 77% cree que "no puede haber democracia sin partidos", lo que constituye una excepción latinoamericana en la medición del Latinobarómetro (estudio comparativo recientemente difundido internacionalmente y del cual Equipos MORI es responsable del trabajo de campo en Uruguay, Paraguay y Bolivia).
En definitiva, los resultados sugieren que no necesariamente la percepción actual de los partidos uruguayos como organizaciones con diferencias internas es un atributo negativo.
Esa percepción desataca el profundo arraigo del liberalismo político de los uruguayos, quienes valoran a un conjunto de partidos con visibles diferencias internas pero que son capaces de generar identificaciones fuertes y presentarse como actores clave para el funcionamiento democrático.