Los "gringos" que vienen a aprender cómo ser criollos

Intercambio. Extranjeros se adaptan a familias uruguayas

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Youth for Understending (Juventud para el Entendimiento) es una organización internacional de intercambios educativos que desde hace 52 años convierte a jóvenes desprevenidos que viajan a nuestro país en extranjeros uruguayizados.

"Siempre soñé con cumplir años en verano", dice Teresa Klatt. Este año, tras cruzar el océano Atlántico y en otro hemisferio, Teresa festejó su cumpleaños de musculosa y con el calor del verano maragato. Ahora, su piel nívea, sus ojos celestes y el cabello largo y dorado la delatan cuando recorre las calles de San José, y los vecinos y el dueño de la carnicería y la dueña de la verdulería se preguntan "esa muchacha no es de por acá, ¿no?".

ENTENDIMIENTO. Teresa es alemana. Llegó hace un año con otros 44 jóvenes provenientes de Europa a aprender español y conocer la cultura del país a través de un programa de intercambio estudiantil diseñado por Youth for Understanding (Juventud para el Entendimiento , YFU, sus siglas en inglés).

El programa, destinado a jóvenes entre 15 y 18 años, consiste en un año de residencia en un país extranjero para conocer su cultura. Durante ese tiempo, los participantes cursan estudios en el país que visitan en calidad de oyentes para, a través del vínculo académico, aprender el idioma.

En Uruguay YFU instaló su primera sede sudamericana en 1964, apenas 13 años después de ser fundada. Desde entonces todos los años jóvenes uruguayos viajan a residir al extranjero y extranjeros llegan a Uruguay.

Actualmente son 25 los uruguayos que despegan y 45 los jóvenes que aterrizan en el Aeropuerto de Carrasco. El destino más elegido localmente es Alemania y Estados Unidos.

"A Uruguay llegan 30 estudiantes por año. Es lo mismo que viaja hacia Brasil o Argentina", cuenta Maite Salada, Coordinadora de YFU en Uruguay. "Es un desafío, porque tenemos que encontrar a las familias, pero en mucha menos población", dice Salada, que todavía busca anfitriones para los jóvenes que llegan en este mes.

"En Alemania podía hacer una lista con mis países favoritos", explica Teresa su elección. "Yo quería ir lejos, para ver algo diferente. Puse como 20 países y los primeros estaban en Sudamérica. Uruguay era el segundo, y me tocó. Igual yo no veía las diferencias entre los países, para mí eran lo mismo".

UNA FAMILIA. "Ahora ya podés usar el apellido de la familia", le dijo Federico, uno de sus "hermanos adoptivos" a Teresa durante un almuerzo.

Marcos Romero y Valentina Magnou y sus tres hijos Federico, Numa y Luciana, decidieron alojar a Teresa porque diez años atrás la casa de Valentina había alojado a Roman, otro estudiante de intercambio, a quien en la actualidad quiere como un hermano.

El sistema de YFU, de alojar a los extranjeros en casas de familias anfitrionas que voluntariamente se ofrecen para eso, cumple el doble objetivo de contener al estudiante y sumergirlo en la cultura local. El resultado, además, es que se genera un vínculo muy especial.

El intercambio tiene un costo de aproximadamente US$ 9.000, con los que se cubren los gastos de pasaje, el seguro y los gastos del liceo, ya que los estudiantes pueden elegir cursar las materias en un liceo privado. También reciben una mensualidad de US$ 200 por mes para realizar gastos personales. YFU también les brinda clases de español durante tres meses.

"A el uruguayo que no puede solventar el intercambio afuera, le ofrecemos que sea familia anfitriona así puede vivir el intercambio en su casa", explica Salada. "Es super enriquecedor para todos. Porque lo comparten con la comunidad, el ámbito académico y la familia", dice.

Transformados. Teresa era vegetariana, pero en San José probó milanesas y asado. También comió morcillas y tripa gorda. Todo le gustó. "Hasta que me explicaron qué era lo que estaba comiendo. Es rico, pero no como más", cuenta ella.

"Los jóvenes vuelven transformados", dice Salada y repasa los casos. Benjamin, un alemán, aprendió a hacer chorizos en la UTU, donde estudiaba en la tarde después del liceo porque en las tardes hay poco para hacer en Lascano. "Los vendía como changa y hacía unos pesos", cuenta Salada.

Las chicas engordan con el pan y la carne uruguaya y dejan de preocuparse por estar siempre impecables. "A los pocos meses se sienten liberados, son más espontáneos y más naturales, también".

Juventud para la tolerancia

YFU nació en 1951, fundada por la doctora Rachel Andersen, una educadora social preocupada por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Andersen organizó un intercambio para 75 estudiantes alemanes, quienes pudieron vivir y estudiar durante un año en Michigan, Estados Unidos. desde entonces 200 mil jóvenes han participado del programa. En 1958, YFU se expandió hacia México y en 1960, llegó a Uruguay, a través del doctor Eric Simon.

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