Redacción El País
El 26 de octubre de 2024 Daniela (55) esperaba el ómnibus para ir a trabajar a la misma clínica que hace 15 años. Debido a que se trataba de un fin de semana, por lo que la frecuencia del transporte era menor a cualquier otro día, decidió tomarse el 121 con destino Pocitos. Desde el primer momento notó un comportamiento extraño por parte del chofer. Para pagar el boleto colocó por error su tarjeta de débito en lugar de la STM, lo que despertó una "reacción antipática" en el hombre.
"No estaba perdido ni dormido. Lo veíamos muy consciente", contó la mujer en conversación con El País un año después. En el relato de los testigos, que también realizaron ante los investigadores, destacaron que el conductor frenaba entre paradas, aceleraba de manera repentina y cruzaba semáforos con roja.
Si bien nunca imaginó que el final sería el que terminó ocurriendo, a Daniela se le ocurrió bajar y tomar un taxi, pero finalmente decidió continuar con su viaje. El ómnibus hizo su recorrido habitual hasta llegar a Avenida Brasil, cuando comenzó a acelerar sin control y cruzar carriles hasta estrellarse contra la rambla de Pocitos. "Quise llamar para despedirme de mis hijos y mi madre, pero cuando tomé el celular salió volando por la velocidad", relató.
A pesar de gritos y pedidos desesperados al chofer para que frenara o que abriera la puerta, el vehículo no detuvo su marcha. Finalmente, todos los ocupantes resultaron lesionados y una falleció. De los 15 pasajeros sobrevivientes, la mayoría llegó a un acuerdo reparatorio con la empresa. También lo hizo el esposo de la mujer fallecida, quien recibió una indemnización de US$ 28.000. El resto de los montos variaron según la gravedad de las lesiones.
Un año después poco ha cambiado con respecto a la investigación a nivel penal. Los fiscales a cargo del caso fueron tres: Leonardo Morales (ahora jubilado), Sandra Fleitas (pasó a Delitos Económicos) y actualmente Silvia Porteiro. Según dijeron a El País fuentes del caso, la teoría fiscal apunta a pedir la inimputablidad del chofer, por lo que no sería condenado.
La abogada Daihana De Martini —representante de dos víctimas— dijo a El País que este viernes tuvo la comunicación de que Fiscalía no recibirá a los damnificados, sino que únicamente verá a sus abogados para responder consultas jurídicas. Luego de varios meses de enviar correos para solicitar una reunión, De Martini será recibida por la actual fiscal en la primera quincena de noviembre, donde tendrá una actualización de la carpeta investigativa, que tiene como novedad la declaración de dos testigos.
Además, ya cuenta con una demanda civil preparada que presentará luego de conocer las últimas novedades.
"Pedimos a la Intendencia de Montevideo un informe de cámaras que muestre todo el recorrido del ómnibus y no lo hicieron. También tenemos la información de que quienes controlaban los monitores (de las cámaras de la comuna) ese día reportaron que el recorrido del ómnibus era raro y no se hizo nada al respecto", aseguró la abogada.
También mostró indignación con respecto a que el vehículo ya esté en poder de Cutcsa para ser arreglado, según confirmó el presidente de la empresa, Juan Salgado, en los últimos días durante una rueda de prensa.
El chofer del ómnibus de la línea 121 ya se encuentra jubilado. Según pericias presentadas a Fiscalía por el Instituto Técnico Forense (ITF), estaba en un "estado de somnolencia" al momento del accidente, lo que es negado por los testigos, quienes aseguran que les hizo señas cuando le pedían que frenara.
Según consta en las pericias, el hombre cambió su versión en tres oportunidades. En la primera dijo haberse quedado sin frenos, luego que lo último que recordaba era estar dirigiéndose hacia Ciudad Vieja para comenzar el trayecto, y finalmente aseguró haber perdido los recuerdos minutos antes del siniestro.
La pericia realizada al ómnibus no pudo determinar el estado de la mayoría de sus partes debido a los daños.
Miedo a subir a un ómnibus
Casi un año después, el viernes 24, quienes todavía no llegaron a un acuerdo con la empresa tenían la intención de colocar un pasacalles en el lugar del siniestro y acudir al lugar, aunque finalmente la fuerte lluvia los detuvo.
"No queremos que el caso quede durmiendo", afirmó Daniela, quien estuvo nueve meses sin ir a trabajar luego de lo que muchos denominan como accidente, pero tanto ella como los otros pasajeros mencionan como "un atentado". En el presente encuentra refugio únicamente en su casa y tiene temor a volver a subir a un ómnibus.
Graciela (67) solía levantarse a las 05:00 de la mañana para ir a trabajar a su kiosko ubicado por Avenida Brasil. Al momento de accidente estaba parada esperando para bajarse en la próxima parada. Al igual que Daniela también pensó en bajarse al ver "lo mal que manejaba" el hombre, pero no lo hizo porque "estaba muy cargada de cosas".
Por su cabeza pasó el mismo pensamiento que en la del resto de los pasajeros: "acá morimos todos". Actualmente se encuentra decepcionada al ver que pasó un año y no se avanzó en la imputación del chofer. "Me gustaría que ese señor (el chofer) diga algo, que pida disculpas al menos", dijo y contó que ahora su vida cambió totalmente y pasó a ser estar todo el día en casa quejándose de dolor.
Silvia (51), quien pasó un mes entero en cama y cuatro sin poder trabajar todavía carga con secuelas físicas y psicológicas. Al igual que el resto de quienes están en su misma situación, espera "que se haga justicia" para dar por cerrado un ciclo doloroso. "Quiero que (el chofer) no vuelva a tener una libreta de conducir en su vida, es un peligro", aseguró.
El 20 de noviembre tiene una nueva audiencia de conciliación, en la que aguarda por una propuesta de la empresa, aunque su intención es "ir a fondo".
También iba a trabajar el día del accidente y se trató de una de las últimas personas en subir al ómnibus, dos paradas antes de que comenzara a acelerar sin control. "(Cutcsa) No quiere hacerse cargo, lo ve como un accidente más", reflexionó.
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