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proceso judicial

Investigan contexto en el que el niño de 2 años ingirió cocaína; apuntan a un tío

El menor, que vivía en Tres Olmos, tuvo que ser internado en el Pereira Rossell y ahora se encuentran institucionalizado en el INAU hasta que se decida dónde vivirá.

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Hospital Pereira Rossell
Hospital Pereira Rossell.
Foto: Leonardo Mainé

Por Maite Beer
El INAU trabaja en el caso de un niño de dos años que ingirió cocaína la semana pasada. El pequeño fue internado en el Hospital Pereira Rossell, pero su cuadro no fue grave. El personal médico le comunicó al presidente del INAU, Pablo Abdala, que el niño no sufrió ninguna convulsión, lo que generó que no tuviera que ser trasladado al CTI. Vivía con su madre en una zona muy precaria del barrio Tres Ombúes y actualmente se encuentra institucionalizado hasta que se tome la decisión de dónde vivirá.

La madre no estuvo involucrada en la ingesta del niño. Además de que la mujer aseguró que no era consumidora, el Juzgado de Familia Especializada de 1er Turno ordenó un estudio de sangre y no se encontró esta sustancia, tampoco rastros de consumo. Se presume que el niño tomó la cocaína de arriba de una mesa y la ingirió, según supo El País en base a fuentes judiciales, aunque la investigación continúa.

Una de las hipótesis que se maneja es que la cocaína que ingirió el niño era de un tío que vive en el barrio y también hay más miembros de la familia que tienen un consumo problemático de drogas. El padre del menor, por su parte, está privado de libertad.

En este sentido, el equipo del INAU maneja la posibilidad de que el niño de vaya a vivir a la casa de sus abuelos paternos, ubicada en el Cerro, junto con su madre. En caso de que eso no sea posible se prevé alojarlo en un hogar del instituto o trasladar a él y a su madre a un hotel de Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

Lo que la Unidad de Derivaciones y Urgencias del INAU quiere evitar, según contó Abdala a El País, es que el niño continúe viviendo en Tres Ombúes, dado que está inmerso en “un cuadro complejo de pobreza crónica”.

“Evidentemente está en un entorno que representa un peligro, entonces el propósito es trabajar en la alternativa de que viva con sus abuelos”, explicó el presidente del INAU.

Abdala lamentó esta situación y mencionó que “estos casos no son nuevos”, incluso han tenido casos de niños que estuvieron graves en CTI. El jerarca indicó que en los tres años que lleva a cargo del INAU ha tenido que lidiar con un par de casos por año, aunque no detalló la cifra exacta.

Otro caso

El último caso que tomó estado público fue en julio de 2022 cuando se informó que una niña de 5 años que vivía en Casavalle dio positivo a un examen de cocaína en sangre. El 1° de mayo su padre se dirigió a la Unidad Especializada en Violencia Doméstica y Género III para denunciar la negligencia infantil que sufría su hija al estar bajo el cuidado de su madre, de 36 años.

“Desde hace cinco meses no estoy pudiendo ver a mi hija. Su madre no me la trae. Tampoco tengo comunicación con ella”, dijo el hombre al momento de presentar la denuncia.

Contó que ese día su expareja había ido a su casa para llevarle a la niña, que le había dicho que quería pasar el día con su padre. “La niña se encontraba en estado de vulnerabilidad, con piojos, sin medias, las uñas largas y sucias, con hambre y en mal estado”, narró el padre, y agregó que la madre estaba “totalmente drogada” cuando se presentó en su casa.

Más tarde, el 4 de julio, el padre llevó a su hija a la mutualista Universal -de la que es socia la menor- para que le realizasen una revisión pediátrica. Le hicieron un examen y este arrojó, el 9 de julio, un resultado positivo de cocaína.

A raíz de esto, la Unidad Especializada en Violencia Doméstica y Género III determinó que la niña quedaría nuevamente bajo el cuidado de su padre y además ordenó que se hiciera un “relevamiento vecinal sobre la situación de la madre” y “consultar con familiares sobre la situación de ambos progenitores”.

El 12 de julio un equipo especializado de la mutualista, que integra médicos, psicólogos, psiquiatras y asistentes sociales, escribió un informe en el que se indica: “Del relato paterno surgen varias situaciones en las cuales se vieron vulnerados los derechos de la niña”.

El equipo mantuvo entrevistas con el padre y su pareja, y luego señalaron que se percibían “dificultades para establecer rutinas y hábitos de alimentación y sueño” en la niña. Además, indicaron que esta “mantiene un uso intenso de celular”.

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