Una de las hipótesis policiales sobre lasamenazas de bombasa centros comerciales y educativos considera que el fenómeno está vinculado a delincuentes que mediante estas alertas falsas pretenden medir el tiempo de respuesta y de despliegue de la Policía, según dijeron a El País fuentes del caso.
El objetivo de esa estrategia, agregaron los informantes, es planificar un hurto o un asalto de importancia y para ello es clave conocer la demora que tiene la Policía para llegar a distintos puntos de Montevideo.
En una audiencia realizada en Juzgado Penal, el fiscal Raúl Iglesias explicó que la Policía, al aplicar el protocolo y concurrir a un lugar donde ocurrió una amenaza de bomba, deja de atender la persecución y prevención de delitos, mientras que los Bomberos abandonan sus tareas en incendios.
Algo similar señaló ayer el Ministerio del Interior que en un comunicado divulgado en la tarde advirtió que “amenazar no solo alarma, también moviliza recursos, genera perjuicios y altera la vida cotidiana”. En esa línea, indicó que “puede tener consecuencias graves, incluyendo prisión, sanciones económicas y bloqueo de llamadas a emergencias”. Y pidió: “No compartas, no viralices, no amplifiques. La seguridad de todos es responsabilidad de todos”.
El fenómeno tiene otras aristas. La Policía y la Fiscalía manejan una segunda hipótesis luego de las detenciones de al menos tres personas. La eventual aparición de un "efecto contagio" que llevó a que individuos sin antecedentes penales realizaran llamadas al ver que hasta el momento no había consecuencias penales.
Los individuos identificados por la Policía como quienes crearon alertas falsos —uno fue condenado y dos formalizados— no tenían vinculación entre sí. "Solo querían llamar la atención; sentir que estaban haciendo algo trascendente", afirmó una fuente de la investigación a El País.
La persona condenada por el juez de 41° Turno, Huberto Álvarez, es un guardia de seguridad de una empresa privada de Montevideo Shopping. Fue encauzado por reiterados delitos de violencia privada con un curso formal de reiterados delitos de simulación de delito. Deberá cumplir seis meses de libertad a prueba con seis meses de servicio comunitario. Fue autor de amenazas de bomba en Montevideo Shopping, Casa de Galicia y Círculo Católico.
En tanto que una empleada de un local de Punta Carretas Shopping fue imputada por realizar amenazas falsas. Ante la Policía, la mujer reconoció que efectuó una denuncia porque vio personas sospechas que preparaban un eventual hurto. Luego se abstuvo de declarar ante el fiscal Iglesias.
Asimismo, el domingo 30, un joven fue detenido y formalizado por amenazas de bombas a instituciones educativas. Será investigado por dos delitos de receptación, un delito de simulación de delito y un delito de violencia privada.
Una fuente policial afirmó que las llamadas a la Policía y a Bomberos van rotando, pero son recurrentes. "Generan trabajo a organismos del Estado, perjuicios a empresas y psicosis en la población. Se produce un desgaste de funcionarios de la Policía y de Bomberos y de tiempo", explicó la fuente.
Ante esta situación, la Policía modificó el protocolo ante amenazas de bombas. Si hay una amenaza de muerte, concurren al lugar una dotación de Bomberos y un móvil policial. Si encuentran algún objeto sospechoso, llaman al equipo de perros para verificar si se trata de un explosivo o no. Mientras dura el procedimiento, no se desaloja el lugar como venía sucediendo hasta ahora.

Más casos.
Una nueva denuncia con amenazas se sumó este lunes. La Universidad Católica del Uruguay debió suspender las clases en la mañana de ayer después de que llegara en la madrugada un “correo con el mismo tono" que los enviados la semana pasada a otros centros educativos. Ante la situación se decidió evacuar los centros de Montevideo, Salto y Punta del Este, una imagen similar a la que se repite en las últimas dos semanas.
La Policía de Maldonado afirmó que "a la hora 08:35 se recibió un llamado al servicio de emergencias 911" donde se informó que "en una universidad ubicada en Avenida Roosevelt y Florencia” —donde está el Campus Punta del Este— “habría llegado un mensaje sobre una 'amenaza de concurrencia al centro con armamento y explosivos'".
Para los locales que la UCU tiene en Montevideo, pidió a los “estudiantes y funcionarios que no se queden en la vereda o en las inmediaciones, sino que se vayan del lugar".
Es el segundo centro educativo —el primero se dio en la Universidad de la República, en varias de sus facultades—, pero es la novena amenaza en esta racha.
El domingo hubo tres: el Mercado Agrícola de Montevideo (MAM), el Campeón del Siglo —en el entretiempo entre Peñarol y Cerro Largo—, y el Portones Shopping —por segunda vez. Y días anteriores sucedió en Montevideo Shopping —dos veces— y el Punta Carretas.
El único de los eventos que no implicó una evacuación se dio en el Campeón del Siglo.
En el MAM, en cambio, se decidió vaciar el centro comercial después de que llegara una amenaza de bomba a través de una llamada telefónica a atención al cliente después del mediodía. El día después, ya en su normal funcionamiento, un empleado de uno de los locales contó a El País que “fue desesperante” escuchar por los parlantes que se pedía salir del lugar, así como también “ver a la gente corriendo” hacia las salidas.
Ante los nervios, en ese momento comenzó a llorar —así como otros que estaban en el MAM— y el miedo le queda hasta hoy dado que ronda en su cabeza la idea que nunca se puede saber si es verdad o mentira.
Otra de las empleadas contó que, cuando sonaron las alarmas al principio, hubo alguna gente que no dio mucha corte. Y es que por los parlantes suelen anunciar los autos mal estacionados y la alarma a veces suena por error. Algunos de los locales quedaron a medio abrir porque los funcionarios salieron rápidamente.
Un tercer trabajador que estuvo el domingo contó a El País que tenía su local lleno cuando se le acercaron guardias de seguridad a decirle que debía cerrar. No consiguió mucha respuesta de la clientela hasta que sonó la alarma, lo que hizo que turistas brasileros salieran corriendo y los uruguayos, probablemente ante la consecución de alarmas de los últimos días, “se lo tomaron con más calma”.
Los shopping también han sido foco de amenazas de bomba en los últimos días. Carlos Lecueder, director de Estudio Luis E. Lecueder, que administra —entre otros— Montevideo Shopping y Portones Shopping, destacó en diálogo con El País que tienen protocolos que “han mostrado ser muy buenos” porque la “gente salió de manera pacífica” en cada una de las oportunidades que se precisó aplicar.
Ayer también ocurrió una amenaza de bomba en el Liceo N° 71, ubicado en la calle Pablo Zufriategui y avenida Agraciada (barrio Paso Moolino). Varios estudiantes realizaron la amenaza desde un teléfono interno del liceo que no se sabía que funcionaba.
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