FRAUDE EN LESTIDO
El abogado Martín Frustaci planteó a la Justicia que las pruebas sí culpabilizan a su cliente por receptación, que tiene una pena inferior al lavado de activos y es excarcelable.
La exempleada de la automotora Lestido, Mónica Rivero, sustrajo US$ 7,6 millones entre 2006 y 2016 mediante fraude contable. Rivero debió cumplir una pena de cárcel y hoy se encuentra bajo un régimen de medidas alternativas a la prisión.
Su hermano también fue acusado de haber participado en la maniobra. Por eso, el fiscal Luis Pacheco pretende imputarle el delito de lavado de activos que tiene una pena de tres años de penitenciaría. Según el fiscal, Mónica Rivero le daba $ 15.000 mensuales y le entregó el 90% del dinero para comprar un apartamento ubicado en el Edificio Altos del Libertador que costó US$ 90.000.
Pacheco también señaló que el hermano de Rivero jugó en el casino Conrad de Punta del Este y allí gastó US$ 646.000 a través de una tarjeta. Con el dinero también realizó viajes al exterior.
Por su parte, el defensor del hermano de Rivero, Martín Frustaci, no compartió la acusación del fiscal Pacheco por entender que las pruebas existentes no se adecuan al delito de lavado de activos. “La prueba recogida en el expediente contra mi cliente es escueta y confusa”, señaló al contestar la acusación fiscal. Frustaci planteó a la Justicia que las pruebas sí culpabilizan a su cliente por receptación, que tiene una pena inferior al lavado de activos y es excarcelable.