Condena millonaria por plagio contra los Zíngaros

PARODIA SOBRE JUANA DE IBARBOUROU

Deben pagar US$ 18 mil y ocho veces lo que recaudaron.

¿Qué hubiera pasado si Richard Bach le hubiera hecho un juicio a Los Gabyu2019s por su parodia sobre Juan Salvador Gaviota? Es una pregunta sin respuesta. Lo que sí sabemos es lo que pasó ayer: la Justicia falló a favor de Diego Fischer y condenó a Ariel u201cPinochou201d Sosa, director responsable de los Zíngaros, y a su letrista, Marcelo Vilariño, a pagarle US$ 18.000 más ocho veces lo recaudado durante el Carnaval de 2016, por tomar sin permiso pasajes de su libro u201cAl encuentro de las tres Maríasu201d, en la parodia sobre la poeta Juana de Ibarbourou.

Algo que fue determinante para el fallo a favor de Fischer fue una pericia realizada en setiembre del año pasado por la Academia Nacional de Letras. El escrito de 25 páginas concluyó, entre otras cosas, en que u201cno hay ningún evento en el libreto de la parodia que no esté relatado en la novelau201d y en que u201cno hay diferencias significativas entre el libreto y las representaciones hechas en el Teatro de Veranou201d. Paso seguido advirtieron que la parodia de los Zíngaros era, entonces, una u201creproducción parcialu201d del libro de Fischer, que novela la vida de u201cJuana de Américau201d.

Fischer, patrocinado por los abogados Javier Berdaguer, Macarena Fariña y Macarena Raffo, del estudio Guyer y Regules, consiguió un fallo histórico para el Carnaval. La jueza Estela Jubette condenó en primera instancia a u201cPinochou201d Sosa y Vilariño a pagar US$ 8.000 más ocho veces lo recaudado en 2016 -cuando salieron segundos a cuatro puntos del primero, Los Muchachos- por u201cviolación a la Ley de Derechos de Autoru201d. Sosa deberá pagar US$ 10.000 más por u201cdaño moralu201d, por sus dichos contra Fischer en varios medios de comunicación.

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Varios carnavaleros declararon a favor de Sosa en este juicio que empezó en agosto de 2016 y terminó ayer sobre las 20 horas. Dijeron que si u201cPinochou201d perdía, el Carnaval corría el riesgo de desaparecer.

Lo cierto es que los conjuntos siempre suelen tomar textos o canciones de otros, y hacer versiones. Como prueba de esto alcanza con decir cuando Falta y Resto canta u201cdicen que la murga es un bombo y un redoblanteu201d, parafrasea una canción que en realidad dice u201cque la patria es un fusil y una banderau201d. Berdaguer, sin embargo, advierte que en realidad una cosa es inspirarse en un texto y otra es copiarlo.

Diego Drexler, secretario general de Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu), advierte a El País que no puede pronunciarse sobre el diferendo, puesto que involucra a dos socios de la institución. en cuanto a lo que establece la norma sostueiene que cuando alguien quiera usar una canción lo correcto sería que u201cpida autorización al autor para la transformación de la obrau201d.

u201cPor ejemplo -sigue Drexler-, si yo le cambio la letra a Las Manzanas de Ruben Rada, primero Rada debería autorizarme a hacer eso, porque podría ponerle a la canción una letra que el autor de la original no quisiera. Es una cuestión de protección moralu201d.

Luego de que el conjunto de carnaval, en este caso, obtuviera la autorización, debería u201cregistrar la nueva obra donde el que cambió la letra se transformaría, luego de acordar un porcentaje con el autor original, en coautoru201d, dice Drexler.

En cuanto a los libros, el secretario general de Agadu advierte que el razonamiento debe ser el mismo. E insiste: u201cSe debería pedir autorización al autor original y pagar un arancelu201d.

Fischer sostiene que ni el creador de la parodia, ni nadie en representación del conjunto Zíngaros le pidió autorización para utilizar su texto.

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El reglamento es claro en que hay dos tipos de parodias: las que se valen en obras de teatro, películas o cuentos; o las que toman como base sucesos de la vida real o biografías -como es el caso de Juana de Ibarbourou-. La regla es reproducir estos con una u201cimitación generalmente burlesca, realizada en tono jocoso, pudiendo en determinados pasajes del espectáculo, tener matices dramáticosu201d.

Una parodia tiene una duración que promedia los 20 minutos, y poco menos de la mitad está ocupado por canciones. Zíngaros, que empezó a salir en Carnaval en 1995, es uno de los conjuntos más taquilleros de la categoría, y acumula nueve primeros premios. Solo tiene por encima a Los Gabyu2019s, que hasta que salieron consiguieron 13.