Sé que no puedo ni debo permanecer indiferente en este tema. Por estos días se habla de derogar la ley de tolerancia cero para los conductores de automotores y reemplazarla por una norma que autorice a manejar con una alcohlemia de 0,3.
Hoteles que cierran porque no pueden sustentarse con un quince por ciento de ocupación, edificios y complejos que mandan a seguro de paro a su personal, comercios que trabajan a niveles mínimos de su capacidad o que cerraron porque no lograron recaudar los costos mínimos.
Péguenle al ministro Daniel Salinas. Esa parece ser ahora la consigna del Frente Amplio. Como la alegría las arremetidas de la oposición va por barrios o por carteras ministeriales.
Cuesta arriba y con viento en contra transcurrió el 2020. Y aún así pasó. Ahora comenzamos a transitar por un año lleno de interrogantes y quizás allí esté el mayor desafío. No hay certezas, pero sí esperanza.
Desde que formo parte del equipo de columnistas de El País, (algo más de una década) todos los años luego de la Nochebuena y la Navidad escribo sobre lo mismo. Podría haber apelado a mi archivo y publicado la columna del 2019 o mejor la de 2010 ya que nada ha cambiado. ¿O sí?
El libro revelación de 2020 es Cuando todo pase, en el que Fischer cuenta una historia de uruguayos en la España que ingresaba a la Guerra Civil.
Una Navidad diferente es la que festejaremos en menos de una semana. Distinta porque -si somos conscientes y respetuosos de las normas- no debería haber reuniones multitudinarias, ni abrazos, ni brindis.
Sin ceremonia por la pandemia del coronavirus, la Cámara Uruguaya del Libro entregó el Libro de Oro a lo más vendido este año en el país
Hay imágenes que siguen doliendo y a las que no me resigno. En la esquina de mi casa funciona una casa de salud.
Es propio de gente de baja estofa. De personas que quieren ser protagonistas a cualquier precio y en su afán echan por la borda la imagen que pudieron tener, si es que verdaderamente la tuvieron.