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Lo bravo es volver

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Salir de Montevideo tiene la ventaja de que uno puede ver otros paisajes. No importa adonde se vaya al Este, al Oeste, al Norte, siempre se encontrará con una ciudad, un pueblo o un paisaje reconfortante. Hay obras en casi todas las rutas y emprendimientos que muestran una realidad muy distinta a la de la capital. También, al salir de la capital, se pueden ver las consecuencias de la seca, como dicen en campaña y son muchos a los que la mayor falta de lluvias en un siglo les ha golpeado duro.

Lo bravo de marcharse es volver. Y cualquier sea la ruta por donde se ingrese a Montevideo, el panorama es siempre descorazonador. Sea por los accesos, por el puerto o por la Rambla de Carrasco, que uno vuelva a la Muy Fiel y Reconquistadora se encontrará con una ciudad mugrienta y abandonada. Y si el regreso es de noche, también oscura.

Es tal el contraste cuando se viene del interior o de Buenos Aires, que la sensación que uno experimenta es una mezcla de bronca y tristeza. A nadie o casi nadie, le gusta vivir en una casa mugrienta. Y Montevideo, pese a que nos duela, es la casa de más de un millón y medio de uruguayos.

La indignación viene por partida doble, porque la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse hace meses viene haciendo gárgaras con que solucionó el problema de la basura. Lo ha dicho aquí y en el exterior.

La última vez fue en Londres, en marzo, unos días antes del festival Acá estamos, la fiesta que costó un millón de dólares o más. En Inglaterra, en una actividad organizada por la Fundación Bloomberg y ante un grupo de jóvenes, Cosse reivindicó: el “éxito” de su política de residuos.

En marzo supimos que Cosse estaba embarcada sin medias tintas en su precandidatura a la Presidencia de la República. En realidad los sabemos desde siempre, pero con el Acá estamos, quedó claro que lo único que podemos esperar hasta el final de su gestión es derroche y farra para su presunto electorado.

Aun así, hay que reconocerle que tiene los reflejos aceitados y madrugó al gobierno con la crisis del agua potable, anunciando el reparto de agua embotellada en policlínicas. No obstante, se negó a hablar de por qué se llegó a esta situación y de la omisión del Frente Amplio durante sus tres gobiernos consecutivos en realizar inversiones significativas para prevenir lo que hoy está ocurriendo.

“Y del Antel Arena... ¡por favor! No lo pongan más de pretexto cuando en realidad no se está manejando bien una crisis”, sostuvo Cosse en conferencia de prensa.

Sabemos que el Antel Arena terminó costando US$ 140 millones y que la represa de Casupá costaba US$ 40 millones.

Pero no es el caso volver a un tema manido. La izquierda tiene y ha tenido siempre una mirada hemipléjica sobre la realidad y jamás reconocerá sus errores.

El Frente Amplio lleva 33 años gobernando Montevideo. Nada indica que eso no seguirá sucediendo por, al menos, un período más. Son dos generaciones las que han crecido en la mal querida y maltratada capital de la República.

Pensar en que la Intendencia resuelva el tema de la basura, es una ingenuidad. Para Cosse el sistema aplicado por su administración es un éxito, imagínense lo que será entonces un fracaso.

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Diego Fischer

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