INVESTIGACIÓN

La fiscal de Homicidios, Mirta Morales, dio a conocer más detalles acerca del caso de los tres infantes de marina que fueron ejecutados en un destacamento de guardia de la Armada ubicado al lado de la Fortaleza del Cerro el pasado 31 de mayo por un desertor de la propia fuerza. Morales reconoció dos de los detalles que delataron al asesino, las huellas digitales en un picaportes interno y manchas de sangre en sus championes, y también se refirió a "el golpe de suerte" que tuvo la investigación.

En diálogo con "No toquen nada" (radio Del Sol), la fiscal precisó que "una de las claves del éxito" de la investigación se debe a "cómo se preservó la escena" del crimen.

El martes de la semana pasada, la Justicia determinó la prisión para el asesino de los tres infantes de marina, para su pareja y para el otro hombre detenido durante un operativo en el Cerro. Se trata de una medida cautelar hasta el 3 de noviembre. En el caso del autor material del crimen se le imputó el delito de homicidio muy especialmente agravado. En tanto, a la mujer y al otro hombre detenido ayer se les imputó encubrimiento.

"Cuando vimos la escena, que era espantosa, llamaba mucho la atención no ver forzamiento en las puertas ni en las ventanas. Estaba todo perfecto. No había signos de lucha. Sabiendo quiénes eran las víctimas, personas jóvenes, entrenadas, armadas y que estaban custodiando y debían estar atentas, era muy difícil de pensar que eso no obedecía a una ejecución. Fue lo primero que pensé, lo único que por una cuestión de lógica cuando uno no sabe lo que pasó y se enfrenta a una situación así no debe descartar ninguna hipótesis. Todas deben estar sobre la mesa y después vas descartando", explicó Morales.

"Habían cosas que no cerraban. La escena que mostraba que podía ser una ejecución. Luego cuando empezás a ver qué es lo que había en ese lugar te llama la atención, porque no era un lugar donde se guardaran ni documentos importantes ni armas importantes. Las únicas que realmente habían eran las que portaban los muchachos. Era un lugar que se ve que no tenía mayor objetivo táctico (...) Es una zona divina de Montevideo. Una cabaña con vista a toda la bahía y lo que tiene, por lo que se me informó, es que hay una antena que se viene custodiando desde hace mucho. También es cierto que es una zona que está la Fortaleza y es una zona donde avanzaron los asentamientos. Yo me sorprendí, hace mucho que no subía", agregó.

La fiscal hizo hincapié también en que "la propia dinámica que tenían de trabajo no mostraba que hubiera algo importante para preservar, que faltaban las armas de reglamento de los tres y que no habían signos de violencia".

Entre las evidencias que acercaron la investigación al asesino, Morales destacó que encontraron "una huella dactilar en uno de los picaportes que no era de ninguno de los tres marinos" y que eso demostraba también la falta de conocimiento del asesino para limpiar la escena.

Además, en otro aspecto trascendental, destacó que "cuando se lo detiene, está con unos championes con manchas rojizas que podían ser sangre y efectivamente era sangre".

"Correspondía al ADN de uno de los muchachos que fallecieron", subrayó.

Morales dijo que "la parte psiquiátrica" del asesino le llama mucho la atención y que "la primera motivación más clara es que quería las armas para venderlas".

"De hecho las ofreció en el mercado (...) Eran armas que 'quemaban'. Tienen particularidades que las hacen llamativas y poco atractivas. Si bien son atractivas por algunas características, son poco atractivas porque te delatan. Dos de esas armas él las vende", sostuvo.

En ese sentido, Morales resaltó también que tras pedir una orden de allanamiento al Poder Judicial llegó "el golpe de suerte".

"Tal vez cinco minutos después no estaba esa arma (la tercera, que aún estaba en su propiedad) porque estamos seguros que estaba prometida en venta", puntualizó..