"ESCUELA DE YOGA"
Investigan a Escuela de Yoga de Buenos Aires, la que funcionaba con “harén” de esclavas sexuales y apuntaba a empresarios y políticos.
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En la Escuela de Yoga de Buenos Aires (AYBA) funcionaba un “harén” con esclavas sexuales. En la interna de ese centro, esa actividad era conocida como “geishado” o “palomeo”. Y la explotación sexual de menores era la principal fuente de ingresos. La red de prostitución es investigada en Argentina, pero también tenía vínculos con Uruguay, razón por la cual el país vecino envió un pedido para que se le envíe información.
Además de obtener una recaudación mensual de US$ 500.000, las “geishas” eran utilizadas por esta secta para que realizaran contactos de índole sexual con hombres de elevado poder adquisitivo o dirigentes políticos. El objetivo era obtener dinero, protección e influencias.
El fiscal federal argentino Carlos Stornelli y sus colegas Alejandra Mángano y Marcelo Colombo, de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), explicaron que el “geishado” consistía en “enviar a un grupo de mujeres a mantener encuentros sexuales con personas de elevado poder económico -en la interna de la secta estos se denominaban “clientes” o “W”-” con el propósito de acercarlos al grupo.
Los contactos se realizaban en habitaciones de gran confort que tenía la sede central de la Escuela de Yoga de Buenos Aires, en un lugar conocido como “el Museo”. También las chicas eran llevadas a hoteles cinco estrellas o a departamentos ubicados en el coqueto barrio de Palermo.
“Los encuentros (sexuales) suponían una práctica de esclavitud sexual porque las “alumnas” se encontraban a disposición de los clientes en el momento y en el lugar que ellos dispusieran durante largos períodos de tiempo”, señaló la Fiscalía a 19 sospechosos detenidos cuando estos escucharon la imputación en el momento de ser indagados por el juez federal Ariel Lijo, según pudo reconstruir el diario argentino La Nación.
Las jóvenes habrían sido trasladadas, además, hacia Estados Unidos y Uruguay para mantener relaciones sexuales con personas.
En la Fiscalía de Uruguay no hay ninguna causa en vinculada al líder de la secta, Juan Percowicz (84), quien se hacía llamar como “Maestro” o “Ángel”. Tampoco existe una investigación policial sobre las maniobras de los principales jerarcas de la organización delictiva, que se manejaba mediante una estructura piramidal.
Pero, según supo El País de una fuente del Ministerio del Interior, la Embajada Argentina en Uruguay solicitará informaciones a la Policía sobre el accionar de la secta en el país. Así es que se pedirán datos de personas que integraban la cúpula de la Escuela de Yoga de Buenos Aires y que vinieron en alguna oportunidad a Uruguay.
En los Estados Unidos, “el harén” fue trasladado a Nueva York, Las Vegas y Chicago.
Inversiones
En el dictamen donde se pidió la detención de Percowicz, los fiscales argentinos sostienen que este individuo es el líder de la organización. Las órdenes de detención también alcanzaron a otras 22 personas, quienes fueron acusados de integrar una asociación ilícita que, bajo la forma de una secta, sometía a sus miembros a situaciones de explotación sexual y trata, y lavaba el dinero que obtenían de su actividad.
Según datos obtenidos por la Policía Federal Argentina, la organización adquirió inmuebles en Estados Unidos con el dinero de sus actividades ilegales.
Percowicz y 18 supuestos cómplices fueron detenidos entre la noche del viernes 12 y el sábado 13 por detectives del Departamento de Trata de Personas de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal Argentina.
Los fiscales explicaron que las víctimas identificadas hasta el momento “fueron incorporadas a la organización por sus familiares cuando aún eran niñas o adolescentes. Es decir que estas víctimas crecieron vivenciando la adoración al líder y observando a sus progenitores, rindiéndole culto como algo natural o normal”.
La primer denuncia contra Percowicz se realizó a principios de los años 90. La causa, sin embargo, no prosperó. Lo mismo ocurrió con denuncias posteriores. La organización apelaba a sus contactos en esferas políticas y empresariales para frenar las denuncias. Ahora la suerte se les terminó.
Contactos en la Casa Blanca
En su cuenta de Twitter, Pablo Salum, principal denunciante de la Escuela de Yoga de Buenos Aires, dijo que esta logró influenciar a la Casa Blanca en los noventa. “La secta movió sus contactos en EE.UU. y consiguió que el Congreso enviara a varios congresistas a presionar para que se cerrara la causa, incluso su presidente Bill Clinton le envió un memo a Carlos Menem”, dijo Salum.
Hijo de una adepta denunció a la secta
Uno de los principales denunciantes de la causa es Pablo Salum, quien logró escapar de la “escuela”, como también le decían a la secta, cuando era un adolescente. Antes de fugarse, pudo recolectar fotografías que demuestran las orgías, los abusos y la explotación.
Sus acusaciones han desatado un escándalo por otra vía, ya que aseguró que el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el fallecido fiscal del juicio a las Juntas Militares, Julio César Strassera; y varios miembros más de los respetados organismos de derechos humanos de Argentina, protegieron hace años a la secta, según consignó el portal de noticias Universo.
Como prueba, Salum mostró un documento que todos ellos habrían firmado para defender al líder, al asegurar que era víctima de una campaña antisemita.
Salum dijo que muchos padres fallecieron en la lucha por recuperar a sus hijas e hijos captados por la secta.
Según la Fiscalía, el líder de la organización exigía a sus seguidores que firmaran testamentos a nombre de la secta, y así sus bienes pasaban a la institución tras su fallecimiento.