Homicidio con agravantes para el empresario que mató a su pareja

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El empresario de 41 años que asesinó a golpes a su expareja fue enviado a prisión. El juez no quiso interrogar a su hija de 10 años que fue testigo del brutal ataque para no revictimizarla. El historial de violencia se arrastraba desde hacía tiempo.

M.R.B. (41) fue procesado por un delito de homicidio especialmente agravado. La agravante, explicó el propio juez Roberto Timbal, fue precisamente la condición de concubino del homicida.

La víctima era Cristina Alicia Gayoso (46), una abogada y escribana que tuvo tres hijos de 8, 10 y 14 años con el empresario de quien estaba separada desde hacía unos meses. La abogada había denunciado varias veces a M.R.B. por reiterados episodios de violencia. Debido a ello la Justicia había dictado una orden de restricción para el empresario, que le impedía acercarse a la casa de la avenida Rivera 5710, en Punta Gorda. No obstante ello, Gayoso había consentido que M.R.B. fuera a su casa el domingo por la mañana para entregarle la hija de 10 años, que había llevado con él el sábado luego de un paseo.

Pero M.R.B. llegó en estado de ebriedad con la niña a la casa de su expareja. Esto encendió los ánimos de Cristina Alicia que lo recriminó por la irresponsabilidad respecto de su hija y por presentarse en esas condiciones. Pero preocupada aún por la condición de su excompañero la madre le pidió a la niña que fuera en busca de un colchón ya que su padre dormiría en el garaje de la casa, para evitar que protagonizara un accidente. Esto desató la furia del hombre que comenzó a golpear a la mujer y cuando la niña regresó al salón vio que su padre golpeaba con extrema violencia a su madre.

Aterrada salió en busca de auxilio y encontró al vecino de la casa lindera, un médico, que se prestó de inmediato. Cuando el vecino llegó la mujer yacía en el suelo y, según pudo corroborar, ya sin vida.

M.R.B. huyó de la casa, mientras llegaba la Policía y comenzaba los procedimientos de rigor. Pero poco después se presentó en las oficinas de la División Homicidios de la Jefatura de Policía y, una vez allí, confesó el crimen.

EL FALLO. El historial de violencia familiar que arrastraba M.R.B. estuvo en la mesa del juez Roberto Timbal, que dirigió la indagatoria.

Si bien no se trató de un caso particularmente complejo, el magistrado debió moverse con cautela. Contaba con un testigo de primera línea, una condición que no siempre está presente en una indagatoria judicial. Pero el juez Timbal desechó la posibilidad de tomarle declaración a ese testigo: la niña de 10 años que vio cómo su madre sucumbía a golpes.

La confesión plena que el victimario hizo tanto en la unidad policial, como horas más tarde en sede judicial, no dejó margen a las dudas.

En una breve consulta formulada por El País el magistrado explicó que el elemento que pesó como agravante fue el vínculo de pareja. Así lo establece el Artículo 311 del Código Penal, concretamente en el numeral 1°: "Cuando se cometiere en la persona del ascendiente o del descendiente legítimo o natural, reconocido o declarado tal, del cónyuge, del hermano legítimo, del padre o del hijo adoptivo".

El magistrado explicó que no pesó, en cambio, la orden de restricción ya que el homicida estaba en la casa con el consentimiento previo de la víctima.

El juez dará a conocer hoy el auto de procesamiento donde se detallarán los elementos que entraron en juego para determinar el fallo.

PULSERAS. Aunque el uso de una pulsera electrónica no hubiera evitado esta muerte, debido al mencionado consentimiento de la víctima, este dispositivo viene siendo reclamado largamente por las organizaciones de género y contra la violencia doméstica.

Fuentes del Ministerio del Interior señalaron ayer a El País que se viene terminando la redacción de los pliegos para el llamado a licitación. Pero antes de ello, indicaron las fuentes, solicitarán a las empresas del ramo que exhiban sus productos para apreciar con qué tecnología cuentan. Esta exhibición previa se hará en un plazo de alrededor de 10 días, señalaron desde la Secretaría de Estado, y ya sobre mediados de abril se haría el llamado formal.

El dispositivo electrónico permite monitorear el cumplimiento de las órdenes judiciales de restricción con mayor eficacia. No obstante, desde la Red Uruguaya Contra la Violencia Doméstica y Sexual se ha advertido que la pulsera por sí sola no soluciona el problema si no existe una respuesta adecuada hacia las víctimas.

Desde la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, que nuclea a más de 32 organizaciones que trabajan esta problemática, se divulgaron 11 consejos que deberán seguir las víctimas acosadas. 1. Hablar con personas de confianza: familiares, amigos o vecinos. 2. No hacer una denuncia policial antes de asesorarse con servicios especializados del Estado o de las organizaciones civiles. 3. Dejar constancia en seccional policial en caso de irse de su casa, cosa que no implica abandono del hogar. 4. Evitar quedarse sola cuando se sospeche que la pareja trama una agresión. 5. Alertar a algún vecino que pueda interceder en caso de violencia. 6. Dejar alguna ventana abierta y la puerta sin llave. 7. En caso de ser lastimada, recurrir a cualquier centro de salud y reclamar un certificado por las lesiones ocasionadas. 8. Tener siempre a mano los documentos, algo de dinero, ropa, medicamentos y llaves para el caso de que haya que movilizarse de improviso. 9. Si el agresor ya no vive en la casa, no abrirle nunca la puerta, y si insiste, llamar al 911. 10. Cuando éste visite a los hijos, evitar estar sola. 11. Cambiar las rutinas cuando hay evidencias de ser perseguida. Pedir compañía al salir del trabajo, fijarse si el agresor se encuentra en las cercanías, para evitarlo y/o llamar a la policía.

En una lista de mitos se incluye por ejemplo: que el hogar y la familia son los lugares más seguros, que la violencia es un problema privado entre dos adultos, que la conducta violenta es innata en los hombres, que las mujeres golpeadas "se lo han buscado", que la violencia es un problema de los sectores pobres, que los actos de violencia son aislados, que los hombres violentos tienen alguna enfermedad mental; que son hombres consumidores de alcohol o drogas los que más acosan, que la mayoría de las mujeres maltratadas no abandonan a sus agresores, y que si la mujer abandona a su pareja violenta se termina la violencia sobre ella.

En lo que va de 2012, siete mujeres han muerto víctimas de sus parejas o exparejas y cuatro hombres tuvieron el mismo violento final a manos de mujeres.

Uruguay tiene una de las tasas más altas de Latinoamérica por asesinatos de mujeres a causa de la violencia doméstica. Asciende a 0.60 cada 100 mil habitantes, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El promedio es de 40 mujeres muertas por año.

Hasta el 50% de las mujeres son víctimas en Uruguay, a lo largo de su vida, de alguna forma de violencia doméstica, establecidas en 2002 en la ley N° 17.514.

El teléfono gratuito 0800 4141 recibe denuncias de violencia doméstica las 24 horas.

Un hombre prendió fuego a la modesta casa en la que vivía con su compañera y dos niñas pequeñas. Afortunadamente no se registraron víctimas, aunque las pérdidas fueron totales. El violento individuo respondió de ese modo a una fuerte discusión que había tenido poco antes con su compañera, una brasileña de 25 años.

El agresor ya declara ante el juez letrado, que resolverá por estas horas.

El violento episodio ocurrió el domingo por la tarde en barrio Quintas, al norte de la ciudad. Allí, en una precaria vivienda de madera y techo de fibrocemento, sobre la calle Gregorio Sanabria 142, vivía la pareja con sus dos chicos menores de tres años. El agresor identificado por las autoridades con las iniciales S.R.L.M. (24), luego de una acalorada discusión con su pareja, de iniciales A.P. de M.S. (25), de nacionalidad brasileña, roció la vivienda con combustible y la prendió fuego.

En la maniobra resultó lesionado un amigo del agresor, informaron fuentes policiales. Luego de cometer el atentado el sujeto huyó del lugar. Afortunadamente, en el momento del incendio no había nadie en la casa, salvo un conejo en una jaula que fue alcanzado por las llamas. Una dotación completa de Bomberos trabajó con el apoyo de dos camiones cisterna para extinguir el fuego. Sin embargo, debido a la alta combustibilidad del material el fuego arrasó con todo. El siniestro pudo ser controlado antes de que las llamas se propagaran a casas linderas, muchas de ellas también construidas con material de alta combustibilidad.

Efectivos de la Comisaría 10ma., en tanto, salieron a la búsqueda del agresor que finalmente pudo ser ubicado y puesto a disposición de la Justicia penal.

Durante la indagatoria, el magistrado pudo interrogar a la joven, que además era propietaria de la casa, quien aseguró que su concubino se hallaba en estado de ebriedad y que, sin mediar palabra, decidió prenderle fuego a la casa.

Finalmente el hombre, con antecedentes por violencia doméstica, esta vez, fue procesado con prisión por un delito de "incendio, en concurrencia formal con un delito de lesiones graves". Esta tipificación se debe a las lesiones de entidad sufridas por su amigo que pretendió evitar el siniestro. Sin embargo, el hombre fuera de sí roció a su compañero, que resultó con lesiones de cierta entidad.