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"No hay estímulos para la labor del taquígrafo"

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Graciela Cabrera. Foto: F. Flores
Nota a Graciela Cabrera, bailarina y coreografa de tango argentina, Montevideo, ND 20161212, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores

Es una docente de taquigrafía que, en un libro recientemente publicado, demuestra su preocupación por informar acerca de esa técnica de escritura vertiginosa inspirada por los jeroglíficos y presente a lo largo de la historia, desde el Senado Romano hasta los parlamentos actuales, como el de Uruguay, que tuvo su primer cuerpo de taquígrafos en el año 1850.

—En las sesiones del Poder Legislativo o en la Junta Departamental de Montevideo todavía se acostumbra realizar versiones taquigráficas. ¿En qué otros lugares tienen trabajo hoy los taquígrafos?

—También hay en los ministerios, todos tienen que tener un taquígrafo para determinadas conferencias, aunque se haga una grabación de respaldo.

—¿Por qué siguen siendo necesarios? ¿No alcanza con las grabaciones digitales?

—La fidelidad del papel es indiscutible; una máquina es una máquina. El método además es muy económico: papel y lápiz. En algunos países europeos tienen estenotipistas pero también taquígrafos; en Alemania tienen solo taquígrafos. Sucede que el taquígrafo puede escuchar, ver y enmendar al orador que, en su verborragia o vértigo, comete un error. Transcribir una grabación puede llevar horas. El taquígrafo en cambio lee su versión y la pasa a la computadora en poco tiempo. Los propios legisladores prefieren al taquígrafo, que se convierte en un secretario suyo.

—Una especie de editor.

—Es un editor; no cambia nada pero corrige, saca repeticiones.

—¿Existe un solo sistema de taquigrafía aplicado en Uruguay?

—Hay varios y todos son aceptados; el sistema Martí fue el primero, lo respeto mucho, es el que yo enseño. Pero todos son buenos.

—¿Cualquiera que domine ese sistema puede leer la escritura de otro colega o hay signos personalísimos que es difícil entender? ¿No hay taquígrafos con letra de médico, como se dice?

—No se da eso de la escritura casi ilegible, aunque un signo tiene muchos enlaces, más de una palabra. Se puede leer lo que escribe otro, perfectamente. La taquigrafía fue una imitación de los jeroglíficos. Los primeros que la usaron fueron los fenicios y los griegos; en el Senado de Roma ya había taquígrafos. En Uruguay, el 17 de marzo de 1850 se creó un cuerpo de taquígrafos, hubo parlamentarios que estudiaron la taquigrafía Martí.

—¿Cuántos taquígrafos deberían estar trabajando a la vez en una sesión del Parlamento nacional? ¿Tienen un tiempo establecido cada uno? ¿Hay turnos?

—Tendría que haber tres pero hay dos o uno; trabajan diez minutos y rotan. Inmediatamente deben ir a pasar las notas a la computadora. Hay que saber además escribir al tacto en el teclado, llegar a 60 palabras por minuto.

—En estos días se ha divulgado que habrá un concurso para el ingreso de taquígrafos en el Legislativo nacional. ¿Es así?

—Tengo noticias de que estarían presupuestados para mediados del año próximo. El llamado será para la Cámara de Senadores. Es un trabajo muy bien remunerado.

—¿Desde cuándo no se llama a concurso de taquígrafos?

—En el 2010 se presentaron 3.600 personas y no salvó nadie. La gente no estaba informada; hubo muchos que no tenían práctica y otros que pensaron que solo se trataba de escribir rápido en la escritura común. Por más veloz que se sea, con esta escritura nadie hace más de 20 palabras por minuto, mientras que el taquígrafo supera las 120.

—¿Cuál es la situación en el Poder Judicial?

—Están haciendo un plan piloto con grabadoras, de cara a los juicios orales; eso me da lástima.

—¿Cuánto tiempo de estudio exige ser taquígrafo?

—Hay un curso teórico primero que lleva unos cinco meses, con tres clases por semana. Una vez que se aprendieron todos los signos comienza la práctica. Entre las dos etapas se va un año o un año y medio. Y después hay que perseverar.

—Es una carrera sin título, lo que importa es el rendimiento. ¿Cómo se mantiene el nivel a diario?

—Si la persona ya adquirió la velocidad competitiva, por lo menos tendría que practicar 15 minutos por día en su casa, escribiendo algo que escucha en la radio o la tele por ejemplo, pero no lo hace nadie si no va al profesor. Es como el que tiene un aparato de gimnasia en la casa, pero un día deja de ejercitarse. Lo cierto es que no están surgiendo taquígrafos en Uruguay, no hay estímulos y escasea la información.

Taquígrafa, docente.

La taquigrafía dispone de escasos elementos básicos—líneas, rectas, arcos, elipses, ganchos, lazos, comas o puntos— que apenas han sufrido modificaciones desde hace tres siglos. Los primeros métodos ingleses y franceses del siglo XVII se valían de los mismos signos que se utilizan en la actualidad. La taquigrafía manuscrita tiene como más cercana competidora a la máquina taquigráfica, que da mayor velocidad pero recibe varios cuestionamientos.

Perfil.

Nombre: Graciela Cabrera D´amico. Nació: el 18 de Mayo de 1951. Hijas: Silvana y Carina.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Graciela Cabrera. Foto: F. Flores

GRACIELA CABRERA

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