El gobierno cuestionó ayer la actitud de la empresa Botnia de paralizar las obras sólo por diez días. Al anunciar la nueva suspensión de la cumbre de Anchorena, el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, dejó entrever la profunda molestia que existe en la administración de Tabaré Vázquez con la empresa finlandesa.
Fernández aseguró que la respuesta de Botnia lo había "decepcionado" por la falta de "sensibilidad" de la empresa y en ello mostró total coincidencia con su homólogo argentino, Alberto Fernández. De esta manera, el gobierno de Vázquez parece haber puesto distancia con los designios de Botnia, al tiempo que reveló una mayor sintonía con el gobierno de Néstor Kirchner.
Como consecuencia del nuevo tropiezo, las obras continuarán normalmente en Semana Santa. El planteo que por la mañana había hecho el gobierno a los trabajadores del Sindicato de la Construcción, a los de la Unión de Trabajadores Metalúrgicos y al Pit-Cnt, quedó por ende también sin efecto. El futuro del conflicto que Uruguay arrastra con Argentina, desde hace ya tres meses en su fase más crítica, parece incierto a estar por la información vertida ayer por el Secretario de la Presidencia uruguaya.
FRACASO. "La Presidencia de la República lamenta que la empresa no haya captado en sus verdaderas dimensiones y alcances la entidad que tiene el conflicto binacional que en este momento enfrentamos y que no haya sido más generosa en el otorgamiento de un plazo", dijo Gonzalo Fernández en rueda de prensa sobre las 17 horas.
Luego de señalar su deseo de que la empresa finlandesa "recapacite", Fernández confirmó que "el encuentro presidencial no se va a realizar".
Fernández aseguró que el documento binacional prácticamente estaba acordado. "Se había arribado a un documento por el cual se establecía para la realización del estudio de impacto ambiental un plazo máximo de 45 días, e incluso se preveía que podía estar realizado dicho estudio antes de esa fecha", acotó.
El discutido anexo técnico, que en el documento llevaría la denominación de "Términos de referencia", tenía como punto central el establecimiento de una comisión binacional a cargo del informe de impacto ambiental acumulado. Esa comisión estaría integrada por tres técnicos uruguayos y tres argentinos.
Sobre este punto, Gonzalo Fernández dejó entrever que existía un total acuerdo con Argentina.
MOLESTIA. El principal negociador en el conflicto negó que la razón de Botnia de paralizar sólo por diez días se debiera a los costos que ello implicaría. Fernández dijo que la empresa había hecho referencia, más bien, a los efectos negativos que tal decisión podría tener en los mercados bursátiles internacionales.
Los desencuentros entre el gobierno y la empresa quedaron patentes en varias referencias hechas por Fernández. "El gobierno uruguayo no le va a pedir más nada a las empresas", sentenció.
Pero la falta de comunicación entre la empresa finlandesa y la Presidencia ya había quedado en evidencia la semana pasada. Cabe recordar que el jueves pasado, luego que el propio Fernández les presentara el borrador remitido por Casa Rosada, Botnia se reunió con las empresas subcontratadas y resolvió no paralizar las obras. Así se lo comunicó a media tarde a los dirigentes sindicales, pero no a los representantes del gobierno. Esa misma noche, cuando El País consultó al Secretario de la Presidencia sobre la decisión, éste admitió que no la conocía. "Sería algo muy negativo para el país", reflexionó en ese momento.
El sábado en Salto, donde poco antes había tenido lugar el Consejo de Ministros, el presidente Tabaré Vázquez dijo en rueda de prensa que se había comunicado con la empresa y ésta le había asegurado que detendrían las obras entre el 7 y el 17 de abril. El nuevo cambio de opinión de Botnia puso una cuota de optimismo en el gobierno sobre las posibilidades de éxito en las negociaciones. Estas avanzaron considerablemente durante el fin de semana y, como reconoció ayer Gonzalo Fernández, se había logrado un acuerdo pleno sobre el contenido del documento binacional. Sólo faltaba que Botnia hiciera pública su decisión de parar por diez días.
Ayer Fernández aseguró que el relacionamiento con Argentina es fluido. "Creo que tanto del lado de la Presidencia argentina, como de nuestro lado, y concretamente de parte del doctor Alberto Fernández como mía, el común denominador es que nos ha decepcionado un poco la falta de sensibilidad de la empresa para concedernos un plazo mayor que le permitiera a Argentina despejar sus dudas y que nos permitiera salir definitivamente de este problema", consideró.
MEDIDAS. La amenaza latente de los cortes, o del "cierre total de las fronteras" como manejaban ayer asambleístas de Entre Ríos, está presente en las preocupaciones del gobierno.
Fernández aseguró que si vuelven los cortes se "tendrá que tomar algún tipo de acción" y anticipó que no sería ante la Justicia argentina, como se barajó en su momento, sino "a nivel de tribunales internacionales".
De todas formas, adelantó que el primer planteo será hecho al gobierno argentino.
La empresa defendió su inversión
El breve comunicado de la empresa Botnia informó ayer de su decisión de detener por 10 días la "construcción civil" en la planta de Fray Bentos.
"Con el objetivo de contribuir a generar un espacio de diálogo entre los dos gobiernos de Uruguay y Argentina, el directorio de Oy Metsa Botnia Ab ha decidido que la compañía suspenderá los trabajos de obra civil de su planta de celulosa en Fray Bentos por un período de 10 días comenzando a partir del 7 de abril. Los trabajos de construcción se retomarán el 18 de abril de 2006", expresaba. Luego el comunicado agregaba que "en favor de la solución definitiva de la controversia entre ambos países, Botnia continuará facilitando toda la información disponible referente al proyecto y a las condiciones de la futura operación de la planta".
El mismo comunicado agregaba que la de Botnia es "la mayor inversión en la historia del país con un total de USD (dólares) 1.000 millones, la cual aumentará el Producto Bruto Interno en 1,6% y creará directa e indirectamente aproximadamente 8.000 empleos".
Fuentes políticas señalaron que los directivos de la empresa evaluaron críticamente las exigencias técnicas de Argentina. Asimismo, observaron "debilidades" de Uruguay en las negociaciones que se vienen llevando a cabo. Estos aspectos, sumados a la incertidumbre que en materia de costos arrojaría una eventual paralización de las obras, habrían determinado a la firma a no suspenderlas por un plazo mayor al de los anunciados 10 días.