Free shop quieren vender más pero pagar menos impuestos

| Los comerciantes de Rivera sostienen que si venden más el gran beneficiado es el fisco: esperan las nuevas políticas

RIVERA |Freddy Fernandez Carranza

Tras cuatro años de peripecias, los empresarios del régimen free shop, que en julio del pasado año comenzaron a "divisar la luz al final del túnel", no ocultan su expectativa de volver a las épocas doradas, donde las 79 bocas de comercialización generaban 1.200 empleos directos.

Hoy, quedan apenas 43 comercios en actividad.

En el momento de mayor auge (1996) estas empresas tributaron a Impositiva unos 9 millones de dólares. A ese monto hay que agregarle aportes al BPS e impuestos municipales; además de sueldos y los consumos de agua, luz y teléfono. En tanto, el año pasado el aporte al erario fue de U$S 2.500.000 por concepto de canon de las mercaderías que vendieron a turistas brasileños y de otras nacionalidades.

El 13 de enero de 1999 está marcado en el almanaque como el día negro para el comercio riverense. Ese día, Brasil devaluó su moneda en un 50%, y a partir de ese momento la economía riverense comenzó a colapsar.

El buen nivel de ventas y las consecuentes ganancias dieron lugar a millonarias inversiones en mejoras edilicias que transformaron el centro de la ciudad. En esos tiempos de vacas gordas se llegó a pagar 8 mil dólares por el alquiler de un local comercial de no más de 150 metros cuadrados. Hoy, el alquiler comercial promedio, se ubica en el entorno de los 400 dólares.

En ese entonces, los empleados de los Free Shop eran vistos como privilegiados, que ganaban buenos sueldos comparados con el resto del comercio. Estos trabajadores tenían la posibilidad de capacitarse dentro y fuera del país.

Para demostrar la vertiginosa caída, un empresario expresó que "sí vendíamos cien dólares en el 98, en el 2002 las ventas apenas alcanzaron el 20% de ese volumen, felizmente al año siguiente se constató un leve crecimiento, tendencia que se mantiene a la fecha".

Al promediar 2003, se consolidó el leve repunte del buque insignia de la economía fronteriza. Corresponde establecer que el free shop, al vender artículos importados, con exoneraciones impositivas, ejerce un rol dinamizador, en virtud de que los turistas terminan adquiriendo artículos nacionales, tales como lácteos, vinos, fiambres y prendas de lanas.

PRESENTE Y FUTURO. Miguel Balestena, presidente de la Asociación de Comercios Free Shop indicó a El País que esperan la designación de un interlocutor válido del nuevo gobierno, a efectos de seguir "trabajando sobre las pautas manejadas con la administración anterior".

Entre las aspiraciones a plantear figuran el interés de "administrar el depósito fiscal" y también, "la rebaja del canon". Dicha reducción estaría directamente vinculada con el incremento de las ventas. Aspiran los comerciantes a "vender más", y como recompensa "pagar menos impuestos" y por la vía de una mayor comercialización "aumentar el aporte al fisco".

Actualmente los free shop tributan un 10% de impuesto por el whisky 8 años, con un límite máximo de U$S 1.00 por litro. En tanto, el whisky 12 años está gravado con un 15% y un máximo de un dólar y medio por litro. Perfumes y otros artículos pagan 15%.

Uno de los empresarios, que prefirió mantener su nombre en reserva, señaló que la dinámica comercial ha ido cambiando, ya sea por la incorporación de nuevos artículos, o por las tendencias de los compradores. En ese sentido, señaló que a la fecha, el whisky apenas representa el 40% en el paquete de venta, cuando llegó a superar el 80%. Otro 30% de las ventas corresponde a perfumes y electrónica. Los demás artículos representan el 30% de la operativa.

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